Kian

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Kian Woolf. 

Tan malo que para conocerlo, hay que conocer su historia...

Kian de seis años estaba muerto de risa mientras veía al gatito recién nacido correr, intentando apagar las llamas que abundaban en su pelaje. Él había empezado aquel fuego por diversión... no, no por diversión, más bien para ver si su padre o su madre por fin le hacían caso. Ni aunque el pequeño gatito chillara en sufrimiento, le hicieron caso. 

Era lo normal, Kian era invisible para sus padres...pero él haría lo que fuera para llamar la atención de los señores a los que él veía como mamá y papá, que siempre estaban en el teléfono, atendiendo cosas de sus trabajos. 

Kian siempre se metía en problemas. En su primaria, él llegó a descalabrar a muchos niños, a otros les dejaba los ojos u otras partes del cuerpo con morados. Llegó a tocar íntimamente a las niñas cuando se fugaba a los baños de ellas. Lo expulsaron de varias escuelas y su papá, en lugar de ponerle más atención al niño, se le facilitaba más cambiarlo de escuela, "regañarlo" y comprarle lo que él quisiera con tal de que se quedara quieto. Kian no quería ese tipo de atención, él quería la atención que los papás de Samuel -el compañero de su escuela- le daban. Días de campo, días de diversión familiar en el parque, una salida al cine, era lo que él quería y no le daban. Por eso, se desquitaba con Sam y le dejaba siempre la piel sangrando de rasguños.

La vida de Kian siguió siendo cruel, llamando la atención de manera vil...pero su corazón se tornó todavía más oscuro cuando su mamá quedó embarazada. Un año después, Josh era el nuevo integrante de la familia y toda la atención que Kian reclamaba, él la tenía. Sus papás dejaron de estar en el teléfono y comenzaron a salir con el bebé, a jugar con él como una familia normal. Kian solamente miraba cómo sus padres eran por fin padres con el pequeño Josh. 

Algo se rompió en Kian y si ya era malvado, ahora era peor.

Sus padres corrieron a Kian a una academia militar cuando él intentó ahogar al pequeño Josh en la tina del baño. Sus papás le metieron una buena paliza y lo mandaron a la escuela militar a que corrigiera sus actos. 

Kian de doce años no toleraba más la academia militar. No lo dejaban hacer absolutamente nada y los chicos no eran sensuales como eran las chicas. Kian ya necesitaba penetrar a una mujer...pero como no había, se conformaba penetrando a los niños menores que él. 

Incapaz de seguir un momento más en esa maldita cárcel, Kian se escapó. Nunca nadie fue a buscarlo o siquiera preguntaron por él. Vivió una vida de indigente por aproximadamente un mes y cuando por fin, después de haber caminado tantísimo, encontró la ciudad a la que pertenecía, se fue directamente a la casa de su tío favorito: John Woolf. Ahí, Melody y él se unieron. Kian amaba contarle pequeños trucos a la pequeña Melody de cómo hacer que un hombre esté a su merced usando simplemente las cavidades de su cuerpo. Le gustaba darle clases de coqueteo y de cómo podía seducir a más hombres usando sus pocos atributos que tenía. Cuando Kian vio que Melody lloraba por un tal Marcos, él le enseñó cómo vengarse. Juntos hicieron que Marcos se divorciara de su esposa y que su otra novia lo cortara frente a todos los que asistían en la escuela. Kian y Melody eran inseparables. Eran el dúo dinámico en donde Kian era la mente y Melody la que hacía todo.

Kian no tenía lugar. Se la pasaba con Melody pero él sabía que no podía vivir con ella porque su tío John no tenía para suplantar sus necesidades; así que Kian vivió en la calle por varios meses. Lo último que quería era volver con su estúpida familia que nunca lo quisieron.

Un día, Kian encontró a una chica. Su nombre era Lila y era tan hermosa que Kian no podía soportar su hermosura. Ella iba casi todos los días a darle comida deliciosa al callejón en donde él vivía bajo una caja de cartón. Se enamoraron y fue cuando por fin perdió su virginidad con aquella chica. Tuvieron sexo seguro pero Kian no sintió el mismo placer a cómo se sentía sin la protección. Se acordó de todos los niños que él violó y supo que el tener sexo seguro era aburrido, era quitarle placer a las cosas. Así que sin más, él tuvo sexo con Lila sin condón. Lila insistía en que usaran condón pero ella, muerta de amor por Kian, se rindió ante sus encantos.

De virgen A eróticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora