Sara se veía preciosa, increíblemente preciosa.
Llevaba un hermoso vestido blanco con falda de campana. Le llegaba a la mitad del muslo, mucha más carne de lo que estaba acostumbrada a enseñar, pero se veía extraordinariamente hermosa. Ya no usaba tacones, ahora usaba unas zapatillas blancas con brillitos esparcidos. Su cabello iba agarrado en una media coleta y llevaba un lindo moño blanco en la unión de ambos mechones formando la coleta. Llevaba poquita máscara para pestañas y sus mofletes estaban rosados. Sus labios estaban brillantes por lo que supuse que era gloss. Se veía adorable, demasiado adorable para ser real.
Iba caminando por el pasillo, en medio de las hileras. Yo conocía a Sara y sabía que ser el centro de atención nunca fue su cosa favorita, pero logró disimular muy bien, pues iba caminando con la cabeza en alto y la espalda recta.
-Sarahí -la saludó el pastor y Sara, una vez subió al escenario, miró al público con una mirada que reveló su miedo.
Sara se aclaró la garganta y tomó el micrófono que el pastor le había tendido. Comenzó a relatar cómo era su vida antes de conocer a Dios y lo pecaminosa que había sido. Literalmente, el único pecado que mencionó fue que era muy mentirosa y a veces era muy orgullosa. Hasta sus pecados eran perfectos.
Mientras contaba su testimonio, yo me imaginé cómo sería mi testimonio. Me sonrojé al recordar las cámaras grabándome teniendo sexo, los tríos que había tenido (incluyendo el de Kian y Gema), las porquerías que Melody y yo solíamos hacer cuando estábamos aburridos. Todas esas veces que me había drogado y emborrachado. La vez que me peleé y dejé sangrando a mi rival. Lo malhablado que me había vuelto. La vez que fui stripper en el bar. En fin, imaginé todo lo que diría en mi testimonio y me avergoncé. Si dijera mi testimonio, me sacarían de la iglesia y me prohibirían el acceso.
Sara acabó con un candeloso "gracias" y los aplausos resonaron. El pastor se acercó a ella y le pidió que se sentara en una silla. Sacó un vasito de agua y después le preguntó si estaba segura que creía en Jesús como su salvador. Ella confesó que sí mirándonos con ansiedad a nosotros, el público. Buscaba fervientemente en el público y me dio un dolor en el pecho. Me estaba buscando a mí, lo podía ver en su semblante decepcionado que apenas era visible.
El pastor se conformó con su contestación y le vertió el agua en su cabello. Le resbaló por el pecho hasta que cayó en sus piernas y los aplausos nuevamente rompieron el profundo silencio. Le pasaron una toalla y ella comenzó a secarse con una triste sonrisa.
Quería gritarle que estaba ahí, quería pararme y aplaudir más fuerte que todos, decirle lo orgulloso que estaba de ella...pero no podía. Me revisé en la cámara frontal de mi nuevo celular último modelo y me di cuenta de mi aspecto siniestro. De pronto mi perforacion me pareció una vergüenza. Todo yo me parecía una vergüenza. Sarahí estaba superándose día tras día, mientras yo me estaba hundiendo día tras día, entregándome a nuevos deseos. No tenía el valor suficiente para estar con ella y no pensaba quedarme ahí con las altas probabilidades de que me viera. Me partiría el corazón verla y recordarla como inalcanzable. Así que me levanté de mi asiento y con la cabeza gacha y una postura encorvada, salí intentando taparme lo más que podía.
Una vez llegué a la puerta, escuché las melodías hipnotizantes que los del coro empezaron a crear. Me di la vuelta antes de marcharme y me di cuenta de que los entunicados del coro estaban alineados en una plataforma. Sarahí se estaba incluyendo con ellos mientras los instrumentistas producían sonidos que me impedían marcharme.
https://www.youtube.com/watch?v=gUMTrw78bRI
Una señora comenzó a cantar en lo que Sara, con una sonrisa gigante que me calentó el alma, se ponía su túnica y se unía a ellos cantando al unísono. Se veía tan feliz, cantando y mirando para todos lados aun en su desilusionada búsqueda. Bueno, quizá no me estaba buscando a mí pero imaginar que lo estaba haciendo, alegraba hasta mi más oscuro lado.
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De virgen A erótico
Genç KurguÉl era lindo, callado, cariñoso y único en su especie. Él, era la imagen perfecta de la ternura, inocencia e incredulidad. Él, no le hacía daño ni siquiera al polvo que volaba entre los aires. Su único amigo era el televisor y sus mejores amigos, lo...