-Isaí, despierta- Mi papá me movió bruscamente para despertarme.
¿Qué rayos? Entreabrí los ojos y no se veía absolutamente nada. Todo era totalmente oscuro. No había ni un mínimo rayo de luz.
-¿Qué está pasando?- Pregunté desorientado.
Me froté los ojos y lo único que pude ver fue a mi papá, con unas cuantas maletas en su mano. Mi abuela yacía parada en la puerta, con la cara triste y también, con unas maletas a su lado. Mi mente comenzó a pensar cosas que no quería que pasaran, pues apenas me estaba yendo bien en ése maldito país.
-Nos tenemos que ir. Tú madre está...grave- La voz quebradiza de mi padre me hizo despertarme como si fuera cafeína.
Mi mamá valía más que todo. Así que me levanté de un salto, y solamente me puse unas sandalias. Mi papá me ayudó a tender la cama en segundos y después, nos fuimos. Salimos de mi casa y el viento helado me pegó como un puñetazo. Mi abuela se abrazó su cuerpo para poder calentarse y con la poca luz que había del sol que apenas estaba saliendo, pude ver sus ojos rojos e hinchados tal vez de llorar.
-¿Está todo bien?- Pregunté mientras ambos veíamos como mi padre metía nuestras cosas en la cajuela del carro.
-Cielo, pase lo que pase, acuérdate de que Dios todo lo tiene bajo control- Me contestó mi abuela y acto seguido, comenzó a caminar hacia el carro.
La seguí y ambos entramos en el coche. Mi abuela se sentó en el asiento del copiloto y yo en el trasero. Sería un muuuuy largo camino. Tal vez de días; por lo que decidí agarrar unos audífonos y como no tenía música en mi celular, puse la radio para intentar relajarme...pero no sirvió, pues flashes de Sarahí sonriendo, diciéndome que le gustaban las villanas, agarrándome la mano y escupiéndome, llegaron a mi cabeza. Las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos, pues aquella chica, era la única que se había interesado en mí y en menos de una semana de conocerla, ya nos habíamos separado.
-Hijo- Mi papá me habló, sacándome de mis pensamientos dolorosos y nostálgicos.
-¿Mande?- Pregunté triste.
-Sé que no te pudiste despedir de Sarahí, ni nada. Así que te conseguí el número de su celular. Estaba en el directorio de la iglesia- Me tendió un papel.
Mi corazón comenzó a agitarse al ver el número de Sarahí. Quité la radio y rápidamente, me metí a mensajes.
-Sara, soy Isaí. No preguntes como conseguí tú número o algo...pero quiero decirte que me estoy regresando al estado de donde vengo. Fue noticia de último momento...pero podremos seguir en contacto por aquí hasta que regrese, ¿te parece?
Agarré valor y lo envié. Ansioso, esperé su respuesta, pero me desilusioné al ver que eran las 6 de la mañana. Ni de loca estaba despierta. Así que volví a la radio y aunque se escuchaba mal, me relajó por un rato hasta que me quedé dormido.
✡
Mi celular comenzó a vibrar nuevamente y me desperté de un salto. Vi la hora y apenas habían pasado dos horas desde que le envié el mensaje a Sarahí. Mi corazón se aceleró al ver que ella me había mandado un mensaje y en tiempo récord, lo abrí.
-¡¡¿Qué?!! Isaí, ¿todo está bien?
Fue su contestación. Aun por mensaje, me la pude imaginar con su cara fruncida y probablemente, mordiéndose el labio como de costumbre. Sonreí al imaginármela y le contesté:
-Espero que todo esté súper bien. Pero no te apures, próximamente nos veremos :) solamente hay que horar o algo así.
Respondí. Para mi ultra sorpresa, me contestó en menos de un minuto.
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De virgen A erótico
Novela JuvenilÉl era lindo, callado, cariñoso y único en su especie. Él, era la imagen perfecta de la ternura, inocencia e incredulidad. Él, no le hacía daño ni siquiera al polvo que volaba entre los aires. Su único amigo era el televisor y sus mejores amigos, lo...