4 meses después.
-¿No que no te gustaban usar esas cosas, Isis? -preguntó Pamela burlona.
-Antes no.
-Ah, pero ahora que tienes ese cuerpazo, por supuesto que te gusta -sonrió y comenzó a reírse.
Tenía razón. Quizá fue un cambio extremo de 4 meses y todo gracias al policía que nunca supe su nombre. Él me dio dietas y entrenamientos extremos para poder lograr lo que ahora sería, un super cuerpo. De hecho, dejé mi horrible carrera de contabilidad y comencé a estudiar para entrenador físico. De hecho, gracias al ejercicio, mi autoestima se elevó increíblemente mucho. Tanto que me atreví a hablarle a Melody (prima de Kian) para decirle que se le veía increíble esa mini falda. Ella me guiñó un ojo y se fue, dejándome babeando por ella.
-Bueno, me esforcé mucho para estar así. Supongo que tengo que lucirlo -me miré al espejo sin camiseta y vaya que el cambio fue extremo. Ya no había rastro de lonja, ni pechos de niña. Ahora tenía un cuerpo de súper modelo que tenía que cuidar bien para que no engordara de nuevo.
-Como sea. Vámonos a la escuela -Dijo Pamela.
Ir a la escuela era mi fascinación y más porque ahora, siendo policía, ya no tenía tiempo para ir. A veces me tocaba cuidar centros comerciales, parques o simplemente la ciudad. Me encantaba ese trabajo, pero más el salario. Mi papá pudo pagar unas medicinas costosas gracias a mi ayuda y a la de mi hermano. Mi mamá seguía con vida por un rato más.
✡
-Hola, Isaí -me saludó una voz melodiosa mientras esperaba mi turno para comprar algo en la cafetería.
Volteé y quedé atónito al ver a Melody, con su impecable maquillaje y su perfume hechizante, a centímetros de mí. ¡Sabía mi nombre!
-Ho...hol...hola -saludé con nerviosismo.
-Mi amiga Amanda está sentada con tu prima y mi primo...¿crees que tú y yo podamos sentarnos juntos? -hizo esa cara de cachorro implorando comida.
Tragué saliva y acerté con la cabeza como hipnotizado. Ella sacó su cartera de peluche, pagó dos hamburguesas, me agarró de la mano y me dirigió a la mesa. Yo estaba sudando como nunca lo había hecho. Ni siquiera en los entrenamientos.
-Debo admitir que me sorprendió tu súper cambio -dijo sonriendo.
Pero que dentadura tan perfecta...que chica tan perfecta.
-Ah...- fue lo único que pude decir. Tragué saliva y me armé de valor -muchas gracias. Tuve un entrenador personal.
-Ay, se nota -se lamió los labios de la forma más sensual humanamente posible -eres tan sexy ahora.
Oh por Dios. Oh por Dios.
-Tú...también -me felicité por haber podido decirlo.
-Ño, bombón -se comenzó a mimar -eres más lindo tú. Tan lindo que debo admitir que me gustas.
Mi mundo se detuvo. Dejé de bombear sangre a mi cuerpo y entré en una etapa de coma. Ella tocó mi mano por encima de la mena y con su pulgar, comenzó a acariciar mis dedos. Era una sensación tan jodidamente placentera que mi cuerpo comenzó a alterarse. Quería más.
-Tú también me...
-Yo sé que no te gusto -me interrumpió poniendo pucheros. Quería decir lo contrario pero no podía -Eres tan hermoso para fijarte en alguien tan fea como yo.
-No eres fea -dije hasta ofendido -eres hermosa...
-No te creo -hizo de nuevo pucheros -¿Me besarías para comprobarlo?
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De virgen A erótico
Novela JuvenilÉl era lindo, callado, cariñoso y único en su especie. Él, era la imagen perfecta de la ternura, inocencia e incredulidad. Él, no le hacía daño ni siquiera al polvo que volaba entre los aires. Su único amigo era el televisor y sus mejores amigos, lo...