Fin de Curso

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- Vayamos de vuelta al castillo - se puso de pie y me estiro su mano para poder levantarme, era tan caballeroso.

- De acuerdo, no quiero que las chicas se preocupen - tome su mano para ayudarme a ponerme de pie y nos fuimos tomados de la mano hasta el castillo. Fue la mejor noche de mi vida, el mejor cumple años de todos. Era todo lo que quería, pasar este día tan especial junto a Sirius.

Llegamos a la sala común y estaba completamente vacía, ningún alma deambulaba por ahí, la chimenea ya estaba apagada, y no por hace mucho tiempo de eso. Caminamos rumbo las escaleras.

- ¿Te acompaño a tu habitación? - pregunto algo dudoso.

- Por favor - le pedí sonriendo y me devolvió la sonrisa, esa sonrisa tan suya que me encantaba. Subimos las escaleras aún tomados de las manos, en verdad seguía siendo una noche maravillosa.

- Ya estamos aquí - dijo al momento de pararnos frente a la puerta del dormitorio de chicas de segundo año. Volte a verlo, quedando de frente a él.

- De nuevo gracias, gracias por esta hermosa noche - le volví agradecer. Sentía como mis mejillas comenzaban a enrojecer, podía sentir un poco de calor en ellas.

- Haría esto y más con tal de verte así de feliz - me abrazó, correspondí al abrazo. Nos separamos un poco - bueno pequeña me tengo que ir a mi habitación -.

- No - dije con carita suplicante - unos minutos más por favor - lo abracé fuerte.

- No puedo quedarme princesa - se separó un poco de mí.

- ¿Por qué? - pregunte curiosa y algo extrañada.

- Si me quedo más tiempo a tu lado no aguantaré más y te llenaré de besos - al escuchar sus palabras me exalte un poco y me separe de él. Aún estaba nerviosa por lo sucedido en el bosque a lado de uno de mis tantos regalos - lo siento hermosa pero solo digo la verdad -.

- Lo sé, lo sé - dije desviando la mirada de la suya.

- No es tu culpa - con su mano tomó mi mentón para que volteara a verlo - es mía, pero te aseguro que jamás te engañaré jamás - me aseguro.

- Confío en ti Sirius - sonreí y le di un pequeño beso en los labios - y veras que no tendrás que esperar mucho.

- Yo quiero que estés completamente segura, no quiero forzarte a nada, nunca me lo perdonaría - negó decía negando con la cabeza - anda mejor ya ve a dormir - me empujo un poco hacía la puerta.

- No creo dormir ahorita - sonreí.

- ¿Por qué no? - pregunto curioso.

- Las chicas han de estar despiertas esperando que les cuente como estuvo la cena, ni de chiste están dormidas - asegure riendo un poco al imaginarme a todas por mi llegada.

- Bueno anda, ve y cuéntales pero no tarden mucho, tienes que descansar - me decía preocupado.

- Si, no me dormiré tan tarde, lo prometo - dije levantando mi mano derecha. Me acerque un poco a él - me das mi beso de las buenas noches - le pedí.

- Claro que si hermosa - me tomo de la cintura, me acercó a él y me beso. Cada beso que me daba eran tan diferentes pero a la vez tan iguales. Lo amaba tanto, cada día crecía mi amor hacía él.

- Ya me voy - me separe de él tomando un poco de aire - hasta mañana - me volví acercar a él y le robe un fugaz beso - adiós - le lancé una sonrisa. Me metí a la habitación y me quede recargada en la puerta, recreando todos los momentos de aquella noche.

- Hasta que llega la señorita - escuche a alguien hablar. Esa voz era inconfundible era Avi. En toda la habitación reinaba la oscuridad - Lumos - una luz alumbró su rostro. Salía de la punta de su varita. Como le había dicho a Sirius, mis amigas aún no se habían ido a dormir.

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