Hemî Kwa Inu

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Naruto alzó un cuchillo en mano y apuñaló, penetrando ese hermoso iris color avellana del tipo acostado y con grilletes en las muñecas y tobillos, en la mesa de piedra frente a él.

-"¡¡Ahhrrrgh....!!"- soltó un gritó desgarrador, jaló hacía atrás el cuchillo llevando consigo el ojo. -"N-Naruto... Perdón... Perdoname..."-

-"perdón, no te entiendo..."- abrió su boca a la fuerza forzándolo también a sacar la lengua, moviendo ligeramente su mano cortó la lengua, no quería qué se ahogará con la sangre, lo obligó a tragarla.

-"verás, Choji, fue un error el querer sobrepasarte con mi esposa, ahora estás viviendo la consecuencia de tu acto"- el pelirrojo dejó a un lado el cuchillo de carnicero, tomando un martillo grande.

Golpeó los antebrazos fuertemente haciendo que el castaño grité u lloré de su único ojo, pareciendo tan patético y asqueroso combinado con la sangre.

Pero no se detuvo, luego de hacer añicos los huesos, fue a las piernas, haciendo lo mismo, con esto, no podría moverse.

Quitó los grilletes, luego lo jaló de su largo cabello, son importarle que azotará estruendosamente en el suelo golpeándose sus lánguidos miembros que le provocaron más dolor.

Naruto había hecho todo en medida para que no se desmayará, no pudo permitirle salir del sufrimiento así sin más. Sin soltar su cabello subió las escaleras, arrastrándolo.

-"aghlj... Auydk..."- balbuceando tonterías sin sentido Choji era arrastrado, en su corazón, se arrepintió profundamente de andar tocándola a la fuerza, a Hinata Namikaze, quien nació sin poder caminar.

Realmente no pudo contenerse, tan encantadora, tímida y amable, ser el médico de tal bella mujer, además de ser casi la misma edad, y estando solos... no logró contener su lujuria.

Naruto ya lo había sacado de la cabaña, claramente también llevaba una una mochila, que trae dentro vinagre, azucar, miel, y otras cosas más.

Lo arrojó al suelo, dado que los huesos de sus miembros fueron destrozados, ya no hubo necesidad de amarrarlo, rocío todo el contenido de su mochila sobre el castaño.

Sonriendo ligeramente Naruto se alejó.

Claramente Choji supo que pasaría, los insectos se lo comerían vivo, una muerte lenta y dolorosa lo esperaba. Lamentó tocar a esa mujer, ¿quién pensaría que su esposo es un demonio encarnado?

...

Unos cuántos días pasaron desde que Choji Akimichi desapareció, aunque a algunos les preocupaba, a otros les da igual dado que en este mundo podrido llenó de odio y traiciones, solo vive el más apto.

En esos días Naruto fue al hospital por Hinata a recogerla.

-"Naruto-Kun, ¿qué pasa?"- preguntó intrigada Hinata mirándolo fijamente, el pelirrojo se arrodilló, y abrazó la cintura de la peliazul, ésta abrazó su cabeza acariciando ese cabello rojizo u desordenado que tanto le gusta.

-"tranquila Hinata, no es nada"- habló suavemente, como si no hubiera torturado y matado a una persona. La abrazó más fuerte. -"pero tenemos que irnos de aquí"- dijo.

-"sí, vámonos, por favor, no me gusta esté lugar"- dijo ansiosamente, el miedo de ese día todavía la atormentaba...

-"tranquila, ese sujeto ya no existe más, no podrá molestarnos"- le sonrió apartándose, luego de firmar un papel en una oficina los dejaron salir del lugar.

De hecho, ni el hospital ni el pueblo en el que estaban era bonito, más bien parecía estar llenos de maniáticos por todos lados, como si de una vista alternativa se viera todo embarrado de sangre y lleno de cadáveres por todos lados.

Şeytan Xezeb (Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora