ɴɪɴᴀ ʏ ᴍᴀᴛᴛᴇᴏ ᴘᴀꜱQᴜᴀʀᴇʟʟɪ. #ᴛᴜʏᴀ7 (ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴅᴀ)

EPILOGO

EPILOGO.

KAROL.

Es muy curioso cómo han resultado las cosas. Era primero de marzo y Ruggero cumplía cuarenta y tres años, sonreí al recordar que hace poco cumplimos veintitrés años de casados y veintiocho de avernos conocido.

Aun recuerdo esa tarde que con tan solo quince años de edad lo conocí, eramos unos niños, unos niños que se enamoraron sin darse cuenta y veintiocho años después están casados y tienes cuatro hermosos hijos.

Vi como su cabello castaño salio a flote y en seguida sus hermosos ojos mieles se conectaron con los míos dándome una sonrisa.

Mi esposo tenia cuarenta y tres años, pero seguía siendo el gran Ruggero Pasquarelli que enloquecía a muchas mujeres, incluyéndome.

-¿En que; piensas?-pregunto tomando una toalla para secarse.

Estábamos en un crucero, habíamos renovado nuestros votos por tercera vez y esta, esta era nuestra tercera luna de miel.

-En ti, en mi, en nosotros, en los niños.

-¿Estas recordando cuando Matteo no podia alcanzar la perilla de la puerta?-Pregunto riéndome haciéndome reír a mi también.

-O cuando Daniel pretendía conquistar a una chica diciendo que es un Pasquarelli-Dije y el rió-O cuando Nina a los cinco años te dijo que quería tener un novio.

-Ni me recuerdes-Dijo serio sentándose al lado mio.

-Mi celoso-El sonrió y yo recosté mi cabeza en su hombro.

-No es que sea celoso, es tu hijas me provocan, primero Nina se casa y ahora Soledad de tan solo cinco años quiere que la lleve a la fiesta de su mejor amigo-Dijo de mala gana-Mejor amigo mis hue...

-Ruggero-Dije en tono de regaño.

-Quiero que sepas que desde ahora estan prohibidos los amigos hombres para Soledad.

-Amor sabes que no va a pasar.

-La vigilare amor.

-Desde ahora te digo que no le vas a poner rastreador a Soledad también-Dije y se quede callado, me levante un poco y lo mire a los ojos-Es el collar con la nota música que le regalaste, ¿Verdad?

-Ámame-Dijo con esa hermosa sonrisa en su rostro.

-Lo hago, pero tus hijas un día de esto te van a demandar-Dije volviendo a poner mi cabeza en su hombro.

-A lo mejor, are todo lo posible por mantenerlas protegidas.

Sonreí al ver que este hombre no tenia remedio con sus celos.

El sol se ocultaba dejando ver unos hermosos tonos naranja en el cielo, Ruggero tomo mi mano entrelazándola con la de el, la levanto un poco llevándola a su boca para darle un beso a mi mano, sonreí de nuevo.

Era difícil no sonreír cuando estaba junto a el,

-Se que hemos pasado por momento difíciles, se que ha habido celos, peleas y engaños por mi parte claro-Apretó mi mano-Se que han pasado años difíciles y momento que hagamos lo que hagamos nos van a romper siempre el corazón-Dijo y me acorde que mis dos pequeños angelitos que ahora nos cuidan. Abrase mas su brazo acercándome mas a el-Se que a veces no fui el mejor hombre, ni novio o esposo, pero amor-Esta vez se levanto el mirándome a los ojos-Han sido los mejores veintiocho a de mi vida, me has apoyado en todo, con mis hijos, con mis padres, con mis amigos, con mi carrera, con mis Ruggeristas.

-Aun no puedo creer que te vayas a retirar.

-No lo haré -Dijo y mi sonrisa se abrió.

-¿Que?-Pregunte emocionada.

-Mis Ruggeristas merecen muchos años mas conmigo.

-¡Por fin piensas bien rubio oxigenado!-Dije y el me miro mal haciéndome reír-Sabes que siempre he sido Ruggeristas desde que nos conocimos y se que eres mi esposo, pero el hecho de que te retiraras me hacia sentir que perdía a mi gran Ruggero Pasquarelli alias talco con patas.

-Ya no estoy tan blanco-Dijo quejandose.

-Aun eres mas blanco que un talco para pies-El me miro serio para luego reír.

-¿Sabes? Por eso ame casarme con una de mis Ruggeristas.

-¿Por que?

-Porque se que me amas incondicionalmente y porque se que el bullying es para toda la vida-Reí y el me jalo para juntar nuestros labios-Te amo.

-Yo también te amo mi amor.

-¿Mía?

-Tuya.