Lo primero que pensé al despertarme esa mañana de noviembre, era que apenas había dormido unas escasas dos horas. Lo segundo, que se cumplían tres meses de la muerte de Louis. Era algo tan extraño, improbable, y, sobretodo, triste. Pero, por simple respeto a él en este día "especial", decidí que no me cortaría.
Me levanté y noté que mi espalda estaba cubierta por una capa no tan fina de sudor. Me dio asco e inmediatamente fui al baño. Me quité mis bóxers—que era lo único que llevaba puesto— y encendí la ducha. Me ubiqué debajo del chorro de agua, sin importarme lo fría que estuviera. La baja temperatura del agua alertó todos mis músculos y me puse alerta. Sin rastro de energía, me puse mi shampoo y luego el acondicionador.
Cuando culminé mi sesión de baño, fui a la habitación a cambiarme. Había decidido ir a visitar a Louis en el cementerio. El día en el que Louis fue enterrado, yo no fui. Había querido hacerlo, e incluso me había vestido y arreglado, pero en el momento en el que me encontré frente a la capilla, no pude seguir y le rogué a Liam que me regresara a casa. Sí, ya lo sé, cobarde, traidor, estúpido y dramático.
Siempre soy así. Me puse una camiseta gris pálida y unos jeans negros. Apenas agarré mi cartera y mi celular, me monté en el carro y conducí hasta aquél triste lugar.
Un poco antes de llegar, me topé con una floristería, y decidí comprar un ramo de flores. No sabía cuáles eran las flores preferidas de Louis, porque según él era algo demasiado femenino. Un comentario algo extraño para un homosexual, pero él era así. Compré unas margaritas.
Dejé mi auto en el estacionamiento del cementerio y caminé con la cabeza gacha hasta la lápida de Louis. Hubiese preferido mil veces que su cuerpo hubiese sido cremado, y así no verme ni sentirme encadenado de por vida a aquél pedazo de mármol pulido con el nombre de Louis grabado en él. Pero, ya que no estábamos casados legalmente, los únicos que tenían derecho a decidir qué hacer con el cadáver de Louis, era su familia.
Tuve que luchar por no derrumbarme sobre el césped y ponerme a chillar por la falta que me hacía.
Dejé el ramo de margaritas frente a la lápida.
—Te amo.
Y me fui.
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Cuando llegué a casa, me topé con que había algo en el buzón. Sí, una carta. Mi corazón empezó a palpitar más rápido de lo normal y rompí el sobre antes incluso de meter la llave en la cerradura de la puerta principal.
"Harry.
Las manos me están temblando y las lágrimas están cayendo por mis mejillas casi por inercia. Estoy asustado. Más asustado de lo que jamás he estado en mi vida. No es el tipo de miedo que le tienes a un examen para el cual no has estudiado, ni tampoco el que tienes cuando estás jugando a las escondidas y no quieres que te encuentren. Es un miedo real, un miedo tan malditamente real que incluso crees que es un sueño.
Lo más irónico de todo, es que yo mismo podría parar este miedo, simplemente tirando todas las cartas que he escrito a la basura, deshaciéndome de las pastillas y ya. Pero ya es muy tarde, porque ya la desición ha sido tomada.
Duele escribir esto, pero... esta es la última carta que recibirás de mí.
Lo siento, pero creo que hubiese podido ponerle fin al sufrimiento hace ya varios días sino fuera por las cartas. Sabía que debía dejarte algo a ti, Harry. Sobretodo a ti. Espero que no hayas notado mi cambio de las últimas semanas, porque vaya que ha sido radical. Le regalé casi todos mis videojuegos al sobrino de Niall, con el pretexto de que él los disfrutaría más que yo; realicé cenas y comidas con viejos amigos y familiares; y empecé a estar muy distante contigo. Lamento que mis últimos momentos contigo hayan sido tan fríos.
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cartas para harry ; stylinson
Fanfiction"dice que, a pesar de que ya no piensa en el suicidio, la muerte es lo mejor que le podría pasar"