El viernes fue cuando Jack vio mis cortadas.
—¿Qué tienes en el brazo, Harry?— Por un momento, mi mente se quedó en blanco y olvidé la excusa que había planeado. Me quedé callado y miré la cicatriz, haciéndome el sorprendido.
—¡Oh! No sabía que me había lastimado tanto.— Levanté la vista de la cortada y miré a Jack.— Estaba arreglando unas cosas en mi casa y me corté con un alambre. Jack asintió con la cabeza.
—Ten cuidado, al llegar a tu casa desinféctalo. — Asentí con la cabeza. Quise reírme, porque la verdad es que se lo había creído por completo. Pero no lo hice.
Luego de intercambiar algunas palabras, me despedí de Jack, y le deseé que pasara un buen fin de semana. Salí del local, busqué un autobús y fui directo a mi casa. Como era de esperar, antes de entrar, revisé el buzón, y mi alma se fue al piso cuando no vi nada. ¿Cuántos días habían pasado desde la última carta? ¿Ocho, nueve? Maldición.
Habían pasado casi tres meses de la muerte de Louis. ¿Tanto tiempo ya? Como fuese, necesitaba esas cartas. Me atrevo a decir, que si no llegan pronto, soy capaz de ir a la estación de tren más cercana y acostarme tranquilamente en las vías.
Entré a la casa con muchos menos ánimos que con los que había llegado. A decir verdad, no tenía nada que hacer. Mi vida se volvió rutinaria desde que empecé el trabajo. Me levanto, desayuno, me baño, voy al centro comercial, atiendo a los clientes, regreso a casa, y duermo. Ya me estoy cansando, y ni siquiera llevo una semana con mi empleo.
Si Louis estuviera aquí, probablemente nos quedaríamos jugando videojuegos hasta bien entrada la madrugada, porque era nuestro ritual de los viernes. Vale, tengo casi treinta años, pero era lo más divertido del mundo.
Claro, sin él aquí, jugar solo me parece la cosa más estúpida y sin sentido del universo. Venderé el Play Station, sin duda alguna.
Subí a mi habitación, y antes de que me diera cuenta, tenía un bolígrafo y una hoja de papel frente a mí.
"Louis. Las cosas están muy diferentes sin ti. No sólo lo digo por mí, sino por los chicos. Se han alejado. Intentan hacerme creer que quieren apoyarme y estar conmigo, pero yo sé que desearían poder alejarse de mí, alejarse de nuestra casa, y probablemente alejarse de todos los recuerdos que aún paseen por sus mentes. Sé que sonará egoísta, pero no he hablado con tu familia desde hace muchísimo tiempo. Creo que si lo hago, meteré la pata. No sé cómo, pero si sé que lo haría.
No sé porqué estoy escribiendo. Tú escribías las cartas porque sabías que una persona viva las leería, pero, ¿y yo? No creo que leas nada, y, en caso de que lo hicieras, supongo que podrías saber todo lo que siento mediante otras técnicas. Rayos, quiero quemar este papel. Pero sería como quemarte a ti, ¿o no?
Claro que no, porque esta carta no eres tú. Esta carta son mis sentimientos hacia ti. Así que, Louis, quiero que sepas que te seguiré amando. Algunos me han dicho que llegarán otras personas. Yo sé que no, y, en el caso extremo de que así fuera, nadie te igualaría. Tú eres el amor de mi vida, y lo serás siempre.
Considero que debería dejar de escribir, porque dado a mi inestable estado emocional, creo que si continúo terminaré llorando en el baño y revolcándome en mi propia sangre.
Literalmente."
De nuevo pasé esa noche sin dormir. Se estaba volviendo una costumbre. No sabía qué hacer ni qué pensar, porque ni siquiera sabía qué me pasaba. Al día siguiente se cumplían tres meses de la muerte de Louis.
Creo que tenía demasiadas cosas en mi cabeza. Un nuevo trabajo, conociendo caras nuevas todos los días, Jack viendo mis cortadas y de seguro sospechando que no le decía la verdad, todos los secretos que Louis me contó a través de sus cartas, el cargo de conciencia de que no me he comunicado con la familia del castaño, yo cortándome aproximadamente tres o cuatro veces a la semana, Zayn y Liam teniendo sexo a escondidas, Niall con una chica, y yo llorando todas las noches porque mi novio murió.
Es bastante obvio el hecho de que mi vida no ha mejorado en ningún sentido. Hace seis meses, tenía al amor de mi vida a mi lado, un trabajo estable, un ingreso de dinero mensual relevante (al cual Louis también aportaba), y en resumen, era feliz, y estaba seguro de que él compartía el sentimiento. Ahora mi perspectiva ha cambiado, porque veo que él no era feliz. Al contrario, era un suicida.
Las vueltas que da la vida son tan radicales que puedes llegar a marearte. Un día puedes ser un adolescente normal y corriente, y al siguiente una superestrella. O en cuatro meses puedes convertirte en un autor que vende best-sellers y lo entrevistan ocho veces al mes. O, como en mi ridículo caso, un día puedes tener tu vida hecha y estructurada, y con dos frascos de pastillas mezcladas, todo puede irse de tus manos y desmoronarse a tus pies.
En un mes y medio será Año Nuevo, y me aterra. Me aterran muchas cosas alrededor de estas celebraciones, a decir verdad. Primero, no estoy de ánimos para todas las fiestas, celebraciones y propagandas navideñas, anunciando que es tiempo de pasar tiempo en familia, cuando yo ya he entendido que no tengo una. Tampoco quiero que llegue Navidad, los regalos y los abrazos, porque, en caso de que Zayn, Liam y Niall decidan pasar tiempo conmigo (cosa que dudo, ellos sí tienen familia), sé que soy propenso a terminar llorando ahogándome en alcohol y mi propio vómito.
También me aterra el 31 de diciembre. Ya me imagino sólo en mi casa, las once y cincuenta y ocho de la noche, sentado en el sofá de la sala con el televisor en algún canal en el que hagan la famosa "cuenta regresiva". ¿Esperando qué? Un nuevo año. ¿Para qué? Para saber cuando comienza mi primer año sin Louis, de manera oficial.
Sé que soy un ridículo cursi necesitado de amor, pero no me avergüenza demostrarlo. De todas maneras, puedo ocultar todos los sentimientos extraños que se aprisionan en mi pecho con la excusa de que soy gay. Zayn me aconsejó un día que debería ir a un psicólogo, pero siempre he pensado que los psicólogos son unos metidos en la vida de uno, que no ayudan en nada. Debo admitir que uno se descarga en sus consultas y que alivia por un momento todas las penas que descansan en tus hombros, pero, ¿y después?
Los temores no se van, las tristezas no se van, el dolor no se va, pero la felicidad sí. ¿Es curioso, cierto? Recuerdo una frase que leí hace tiempo, que para mí no tuvo sentido, pero ahora simboliza mi vida entera.
El recuerdo del gozo no es gozo, mientras que el recuerdo del dolor sigue siendo dolor.
Es tan malditamente cierto que duele. Cada vez que recuerdes el día de tu boda, o cuando nació tu hermano menor, o cuando te graduaste del colegio, lo más que obtendrás de ti mismo será una sonrisa. Pero cuando recuerdas la muerte de algún familiar, el momento en el que tu pareja terminó contigo o cuando te dijeron que no entraste a una universidad... posiblemente terminarás llorando, a pesar de que esos momentos ya hayan pasado.
Qué lamentable que los únicos sentimientos que puedan volver a florecer en tu alma sean los negativos.
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Necesito que alguna de ustedes me diga que no soy la única que quiere abrazar a Harry y no dejarlo ir nunca, ow.
¿Qué les parece la nueva portada? Por favor, sean sinceras, para saber si la dejo o la cambio por la anterior.
No quiero que CPH se termine :( :( :( :(
Espero que les haya gustado el capítulo, poR FAVOR, voten y comenten.
Val.
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cartas para harry ; stylinson
Hayran Kurgu"dice que, a pesar de que ya no piensa en el suicidio, la muerte es lo mejor que le podría pasar"