012 llamas

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"Intenté retrasar esta carta lo más que se me fuera posible. No quería que llegara el momento en el que tuviera que escribir esto. Pero... nada es para siempre; y el momento de darte una noticia a mi parecer horrible, ha llegado. Antes de todo, quiero pedirte Harry, que seas perdonarme y entender el porqué no te confesé lo que te voy a contar.

Verás... era la primera fiesta de universitarios a la que asistiría. Estaba muy emocionado, quería olvidar mi vida adolescente y dejarla enterrada en el instituto. Tener amigos y una vida social activa. Una casa grande, un enorme grupo de jóvenes con miles de hormonas dentro de sí, litros y litros de alcohol, algunas drogas circulando por manos no autorizadas; habitaciones con cajones llenos de paquetes de preservativos y música excesivamente alta.

Yo era el nuevo; el hacer amigos estaba de mi parte. Y, ¿quién no es más valiente con un poco de vodka en las venas? Primer vaso. Hablé con unos tres chicos amigables. Segundo vaso, socialicé con una rubia. Tercer vaso, invité a una chica a bailar. Cuarto vaso, me senté con un grupo de mixto a jugar verdad o reto. Quinto vaso, las caras eran confusas y me mareaba. Si quieres, mira la foto C-3. Soy yo, acompañado se algunos de los que se encontraban ese día en la fiesta.

Poco después, luego del octavo o noveno vaso, estaba en una de las oscuras habitaciones, y lo peor es que no tenía idea de cómo o con quién había llegado hasta allí. Sentía unas manos delicadas recorrer cada centímetro de mi cuerpo. Unos finos labios atacaban mis labios de una manera muy dulce, y yo correspondía el beso. Observé el suelo; habían varias prendas de ropa esparcidas por ahí. La música se escuchaba débil, proveniente de alguna parte fuera de aquella habitación.

Observé a la chica que me besaba; no la reconocí, pero poco me importaba. Seguimos. Puedes imaginarte el resto; y no lo narraré, en parte porque sé que no te interesan los detalles, y también porque no recuerdo casi nada. Cuando terminamos ambos satisfechos, nos vestimos y salimos de la habitación sin cruzar palabra alguna. Al fin y al cabo, era sólo sexo.

Quise seguir disfrutando de la fiesta, pero estaba demasiado agotado. Apenas eran las dos de la mañana, y nadie estaría dispuesto a llevarme a casa. Así pues, me dirigí hacia mi departamento a pie. Caminaba por las calles con las manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, con la mirada vagando por todos lados. Hacía mucho frío, y al respirar, salía de mi boca ese vapor casi invisible. Todas las luces de la mayoría de las casas estaban apagadas, y el silencio era el que reinaba.

Escuché unos ruidos extraños unos metros más adelante mío. Las calles no estaban bien iluminadas, y lo único que pude llegar a distinguir, fueron unas dos siluetas, aparentemente peleando.

Decidí esconderme tras el grueso tronco de un árbol. Tal vez me encontraba borracho, pero tenía un poco de sentido común. Escuché a una voz femenina rogando. Se notaba que estaba llorando.

—Por favor... no lo hagas.

—Cállate, puta.

—No... Will... ten piedad.

—Te voy a hacer mía, joder.

—Wi— La voz de la chica se cortó y escuché algunos gruñidos del hombre.

Asomé mi cabeza y pude ver aquellas siluetas. Una estaba recostada en la pared de una casa, y la otra, detrás de ella, apresándola y moviéndose rítmicamente. Estaban violando a una chica en frente mío y yo no pude hacer nada por detenerlo. De tantas actitudes por las que pude optar en ese momento; elegí la más cobarde: huir. Corrí y corrí en dirección contraria, sin tener ningún destino fijo, salvo escapar de aquella terrible realidad.

cartas para harry ; stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora