—Harry, ¿todo está bien?— Preguntó Zayn en el momento en el que entré a la habitación. Pasé mi dedo índice por la pequeña cortada que había en mi muñeca izquierda.
—Perfectamente.— Respondí. El moreno me miró extrañado, y yo le sonreí. Oh, tal vez estaba siendo demasiado evidente.
—Bueno... ¿vas a dormir aquí?— Asentí con la cabeza. —En ese caso... yo iré a la sala. Buenas noches, Harry— Se acercó hacia mí y me dio un abrazo. Cuando nos separamos, él salió de la habitación sin decir una palabra más.
Suspiré aliviado. Terminé de cerrar la puerta, la cual Zayn había dejado entre-abierta, y me dejé caer sobre la cama. Pasé mi mano derecha por mis labios, luego miré la pequeña cicatriz de mi muñeca. Se veía bonita. No mediría más de dos centímetros, y estaba roja. Una pequeña ínea de sangre la cubría. Posé mi dedo índice sobre la sangre y la yema de éste quedó con una mancha casi invisible rojo oscuro.
Esto va por tí, Louis.
Esperaba que me escuchara, sería magnífico. Pero... ¿acaso los muertos escuchan los pensamientos de los vivos?
Destendí la cama y apagué la luz, aunque la habitación seguía iluminada por el bombillo de la lámpara que había en mi mesa de noche. Sí, la del lado derecho. Mí lado. El izquierdo, le pertenecía a Louis. Ahora que él ya no estaba, el lado izquierdo de la cama se quedaría intacto. Me arropé y e intenté leer Hamlet, pero tantos eran los pensamientos que ocupaban mi mente que no pude procesar la información más allá del primer párrafo. Resignado, cerré el libro y lo dejé en el piso. Apagué la luz de la lámpara y me quedé en completa oscuridad, ya que, dado a que las cortinas tapaban la ventana, no entraba ni siquiera un rayo de la luz de la luna.
Pero, aún así, no podía dormir. Di varias vueltas en la cama—con el cuidado de no pasar el "límite" entre mi lado y el de Louis—y no encontraba la manera de remediar mi insomio. Probé los más famosos métodos; contar ovejas, cerrar los ojos, meditar, pero nada daba resultado. Me estaba desesperando. Cogí el control remoto y encendí la televisión. Estaban dando un programa de cocina, el cual cambié rápidamente. Seguí pasando por los canales hasta que me encontré con una serie policial. Oh, Criminal Minds, me encantaba. El episodio ya estaba comenzado, de manera que seguí viendo, intentando agarrar el hilo al caso.
—¿Causa de la muerte?
—Oh, es un aparente suicidio. Parece que consumió un frasco completo de pastillas para dormir.
Malditos sean todos. Presioné el botón rojo y la pantalla se volvió negra. ¿Acaso no había manera de escapar de mi realidad? No quería que todo me recordara a él. Era como si el universo se congeniara en mi contra para hacerme sufrir. Observé el reloj digital de la pared. La una y treinta y uno de la mañana.
Al menos, las horas habían pasado un poco más rápido de lo que imaginé. Volví a recorrer mi cortada con mis dedos, y quise hacerlo de nuevo. Pero me contuve, no quería que Zayn escuchara mis pasos o mi llanto. Lo mejor se hace esperar, ¿o me equivoco? Cuando saliera el sol, iría al buzón. Ya debería haber llegado la carta de Louis. Pensé en el número privado. ¿Quién sería? ¿Lo conocería? Me imagino que sí. ¿Louis le había pagado o algo parecido? Oh, Dios, de ninguna manera comprendía lo que estaba pasando. Era como si mi mundo se hubiese transformado de hermoso y lleno de color a una película vieja de los años cincuenta. Sentía como si mi vida, la viera desde afuera, como un sujeto externo, en una sala de cine, con la vista fija en la pantalla en blanco y negro.
Con la diferencia de que no estaba disfrutando nada. Rendido, encendí de nuevo la lámpara. Acababa de renunciar a cualquier posibilidad de poder dormir, al encender el bombillo, sabía que ya no podía haber vuelta atrás. Será una madrugada larga. Me senté en la cama y pensé en mis posibilidades de "entretenerme". Mi vista se posó en el escritorio de imitación de caoba que Louis y yo teníamos en una esquina de la habitación. Sobre él habían algunos papeles vacíos o algunos dibujos de Louis. Él dibujaba muy bien. Le gustaba dibujar, sobre todo, a chicas bailando ballet. No sé porqué, pero le quedaban perfectos. Louis podía plasmar en un simple papel toda la energía que transmitía la bailarina, y eso me encantaba. Él decía que de pequeño veía a sus hermanas ir a sus clases de ballet, y que de ahí comenzó su obsesión.
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cartas para harry ; stylinson
Fanfiction"dice que, a pesar de que ya no piensa en el suicidio, la muerte es lo mejor que le podría pasar"