Capítulo 13

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La sábanas seguían tibias cuando abrí los ojos. Me costó un poco acostumbrarme a la penetrante luz que entraba por la ventana, pero cuando finalmente lo logré, observé a mi alrededor intentando reconocer el lugar donde me encontraba. Un fuerte dolor de cabeza me atormentaba, y sentía una increíble sed, y no tenía idea de dónde estaba.

Y entonces lo ví.

Desnudo de la cintura para arriba, de espaldas a mí, y desplegando ese aura de perfección que lo caracterizaba. Su piel, pálida y pura y heterogénea, siempre había sido mi debilidad. Al más mínimo roce, me estremecía.

Luchaba contra su cinturón, con el cual siempre había tenido problemas, cuando escuchó que comencé a dar vueltas sobre la cama.

-¿Qué...? ¿Qué ocurrió anoche? -cuestioné apenas volteó a verme. Me apoyé sobre mis codos en la cama, aún recostada y tapada con unas escasas sábanas.

-No tengo idea -replicó negando con la cabeza.

-¿Nosotros...? -pregunté, no sabiendo bien cómo terminar la oración. Obviamente, él comprendió a qué me refería, y me evitó la incomodidad de tener que explicar hacia dónde apuntaba mi pregunta.

-Oh, no. No lo creo -dijo, muy seguro de sí mismo- Créeme, lo recordaría si hubiese ocurrido...

Fruncí el ceño, no segura de si debería ofenderme por lo que había dicho.

-No me malinterpretes, es que... Wow... Eras... Bueno, ya sabes... -tartamudeó inseguro.

-Ugh, cierra la boca -reclamé a pesar de que, obviamente, la intención era que todo eso que estaba diciendo sonara como un cumplido.

Corrí las sábanas, y me dirigí a la puerta para ir a vestirme, y comenzar la mañana. Sin embargo, en mi camino, me distrajo algo que llamó mi atención inmediatamente. Me detuve al lado del bolso de Luke, el cual estaba abierto, y saqué de él, sin que se diera cuenta, mi paquete de cigarrillos.

Lo analicé un poco, mientras Luke terminaba de abrocharse con esfuerzo el cinturón, y cuando finalmente decidí que era el paquete que me había faltado de mi cartera hace unos días, caminé directamente hacia mi Ya No Tan Misterioso ladrón.

-¿Desde cuándo fumas? -incurrí bastante enojada. Me paré con fimerza en frente de él, con uno de mis brazos cruzado en mi pecho y el otro levantando bien alto el paquete.

-Eh, eso... Eso es de Calum -contestó nervioso.

-No, claro que no.

-Si, claro que sí. Todos los paquetes de cigarrillos son iguales, podría ser de cualquiera.

-¿En serio? -cuestioné exagerando mi habla- ¿Y Calum también escribe los cigarrillos?

-¿Escribirlos?

Luego de su pregunta y su cara de confusión, comencé a sacar uno por uno de la caja y a leer lo que había escrito sobre ellos hacía unos días, demostrándole que sabía que mentía.

-"Para cuando me sienta mal", "Para escuchar The Strokes", "Para cuando no aguante a mi madre", "Para olvidarlo..." -esa última palabra salió de mi boca impulsivamente y sin que me diera cuenta en mi afán de demostrarle que yo tenía razón, pero intenté hacerla desaparecer en el aire cuando tomé consciencia de lo que significaba.

Mordí mi labio inferior para evitar que otra frase tan estúpida como esa saliera sin permiso, e intenté que mi cara no dijese nada. No quería que descifre la vergüenza que estaba sintiendo.

Luke me sacó el cigarrillo de las manos, y lo observó atentamente. Una sonrisa apareció en su rostro mientras lo analizaba, una sonrisa de esas que demuestran cuando uno se siente victorioso, ganador. Pleno.

-¿Y funciona, Williams? -preguntó riendo irónicamente. Me devolvió el cigarrillo y se puso la remera.

-Claro que sí, amigo mío -contesté, intentando sonar convencida y apelando a nuestra nueva política de "Sólo amigos".

-¿En serio? Porque en mi mundo, los amigos no duermen en la misma cama -me observó fijamente con sus ojos azules, sus manos en su cintura, y una inmensa sonrisa. Me observaba sabiendo bien qué estaba sintiendo yo en ese momento, y me observaba sabiendo que me tenía donde me quería, y me observaba sabiendo que estaba increíblemente tentada de besarlo.

Levantó una ceja esperando mi respuesta.

-Pues eso no es de tu... -no pude decir más que eso, porque me interrumpió de la manera que menos esperaba.

Cuando sus labios tocaron los míos, algo se despertó dentro mío, algo que parecía haber estado dormido hacía mucho tiempo. Estaban perfectamente sincronizados con los míos, más allá del paso de los años y del paso de los diferentes muchachos. Lo único nuevo para mí era su piercing, y para ser sincera, sólo hacía las cosas más interesantes.

Su mano izquierda había encontrado su camino hacia mi cuello, y me presionaba contra él con convicción.

Sentí la necesidad de besarlo eternamente, de reivindicarme por todos los días en que no me había pasado horas disfrutando de sus labios y cómo me hacían sentir.

Sin embargo, fue el beso más corto de mi existencia.

-Vas a necesitar más de un cigarrillo para olvidarte de mí, Williams... -susurró a sólo centímetros de mí, con una sonrisa victoriosa y provocadora en su rostro.

-Ugh, ¡eres imposible! ¡Creí que intentaríamos ser amigos! -recriminé haciéndome a un lado.

-No, tú lo eres... -susurró aún sonriente- ¿Por qué tienes esas actitudes?

-¿Qué actitudes? -cuestioné.

-Esas actitudes en las que me ignoras completamente por dos años, cuando prácticamente te rogué que empecemos de nuevo, y luego vuelves, y actúas como si ni siquiera nos conociéramos. ¡Y ahora vienes a dormir conmigo! No te entiendo, Ashley...

Revolvió su cabello con una mano mientras reía de frustración ante una no tan chistosa situación. Tenía razón acerca de todo lo que estaba diciendo, y yo odiaba que fuese así.

Tenía razón en cuestionar mis actitudes, porque ni siquiera yo terminaba de entenderlas por completo, y tenía razón también al pedirme una explicación.

Se la merecía.

Tomé aire, y bajé la defensa. Intenté ubicarme un poco, porque aún estaba algo descolocada por ese inesperado y fugaz beso, y busqué la forma de explicarle las cosas. Pero, ¿no debería yo también reclamarle explicaciones? Al fin y al cabo, él fue quién me había besado.

Junte todo el coraje que pude, y me dispuse a intentar poner en palabras todo lo que estaba sintiendo. ¿Cómo podría explicarle a alguien algo que ni siquiera yo entendía bien?

-Luke, yo... -dije, y luego de un segundo de silencio, justo cuando quise comenzar a abrirme a él, me vi interrumpida por mi canción favorita sonando en mi teléfono. Lo busqué entre las sábanas de la cama cuando me resigné a que no podría decirle nada a Luke si seguía sonando, y dudé si atender o no la llamada.

Era Dylan.

Trust || l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora