Capítulo 36

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-¡Estoy harta de esto! -exclamé golpeando con mis puños el borde de su cama- ¿Cómo puede no creerme? ¿¡Cómo se atreve a no creerme!?

-Ey, ey... Tranquila, la cama no tiene la culpa de todo esto -comentó Luke, en un leve intento por hacerme sentir mejor y sacarme una sonrisa. Se sentó a mi lado, y puso su mano sobre la mía.

-Ni siquiera tiene la decencia de dudar, Luke -dije soltando un suspiro- Ni siquiera se cuestiona al menos un poco lo que le digo. No me escucha.

-Lo sé, lo sé -colocó su mano sobre mi rodilla, y giró un poco en su lugar para enfrentarme.

Sus ojos escanearon mi rostro de arriba a abajo, una y otra vez. Se le escapó una sonrisa que se diluyó casi inmediatamente al notar que yo no estaba de humor ni siquiera para devolverle el gesto.

Mordió su labio y revoleó los ojos.

-Puedo intentar hablar con él otra vez... -susurró no muy convencido de su propia idea. En sí, no era él quién había visto a Anna in fraganti. No tenía por qué insistir en lo que sólo yo sostenía. No tenía por qué hundirse conmigo.

-No, -dije rotundamente- la última vez que lo hiciste, él habló con Anna, y ella me llamó, y... Bueno, tú sabes.

Frunció el ceño, y su mirada se tornó algo confusa. Su gesto parecía querer demostrar que no entendía mucho de lo que yo estaba hablando, pero ni siquiera me molesté en preguntar qué estaba pasando por su mente. La mía era un desastre.

Llevé mi cabeza a mis manos, y apoyé mis codos sobre mis piernas. Luke llevó su mano a mi espalda, y me acarició un poco, intentando calmarme.

Me costó tragarme la angustia.

-Williams... -susurró, acercándose a mí- Hey.

Levanté un poco la mirada, lo observé, e intenté recomponer un poco mi postura. Su mano seguía en mi espalda, y a medida que me reincorporé, bajó un poco a mi cintura. Me acerqué a él, y apoyé mi cabeza sobre su hombro.

-Sé cómo hacerte sentir mejor -dijo, aún en un tono de voz casi inaudible. Pude sentir cómo se formaba una sonrisa en su rostro.

-No estoy de humor para eso, Hemmings -repliqué, dándole un leve golpe con mi codo en el estómago. Rió, y luego me ayudó a incorporarme para que pudiera verlo a los ojos.

-No me refería a eso...

-¿Entonces? -pregunté, aún sin tener ganas de oír nada de lo que decía.

-Hay algo que creo que aún no has notado -explicó.

Al mismo tiempo, se levantó de su lugar, y me ofreció una mano para que yo me parase también. Sin soltarme, me atrajo hacia él, y cuando ya no había distancia entre nosotros, me acorraló con sus brazos. Me sentía segura así, pero no mejor. Con él nada podía lastimarme, excepto el remordimiento y la culpa con la que yo misma me ahogaba. Sin importar cuánto intentase, él no podía salvarme de mí misma.
Luke me miraba como si no hubiese forma de arreglarme, como si estuviese desintegrada y no supiera cómo solucionarlo. Lo cual era horrible, porque ahora que todo para nosotros había vuelto a la normalidad, apareció otro problema que me evitaba a mí poder siquiera desplegar una sonrisa.
Él tampoco estaba feliz con nada de esto, era obvio. Michael era uno de sus mejores amigos, y, obviamente, lo que menos quería Luke era que él salga lastimado. Cosa que tampoco era segura, porque Luke tenía la decencia de creerme sin que yo tuviese prueba alguna de lo que decía.
Él, a diferencia de Michael, sí confiaba en mí.

-Entonces... ¿a qué te refieres? -cuestioné acerca de su inconclusa idea.

Trust || l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora