Capítulo 42

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Capítulo final 

No hablé con Michael sino hasta el día siguiente. Cuando finalmente salió de Starbucks, Luke fue a su encuentro, lo abrazó y lo consoló. No quise entrometerme en ese momento, pero no podía negar que me destrozaba verlo así. Justamente eso era lo que tanto había querido evitar, y no pude. Lo único que me hacía sentir por lo menos un poco mejor, era el hecho de que Anna no sería parte de su vida nunca más. Ni de su vida, ni de la mía. 

Luke llevó a Mike a su casa en su auto porque, claramente, él no estaba en un estado muy propicio para manejar, y yo volví caminando. Lo que Michael necesitaba en ese momento era estar con sus amigos, y eso fue lo que hizo. Los tres lo acompañaron toda la noche, junto con algunas botellas de vodka barato. A pesar de eso, Luke no se despegó del teléfono ni un segundo. Era preocupante lo rápido que podía llegar a contestar los mensajes. 

A la mañana siguiente, Mike se apareció en mi puerta con los ojos al borde del colapso. 

-Hola -dijo con la voz quebrada y la mirada en el piso.

En ese momento, después de tanto, ya no me importaba nada de todo lo que había ocurrido. Le sonreí, di un paso al frente, y lo abracé. Claramente, no se esperaba esa reacción de mi parte, porque tardó unos segundos en hacer que el abrazo fuera recíproco. Sin embargo, rodeó mis cintura con sus brazos después de un rato, y hundió su rostro en mi hombro en un esfuerzo por encerrar las lágrimas en su lugar. Susurró un "Lo siento" en mi oído en ese momento, y más allá de mis ganas de decirle que me había hecho pasar unas semanas horrorosas, no pude hacer más que asentir con la cabeza. Todo estaba bien, todo había acabado. 

Serví dos vasos de Coca Cola, y le ofrecí uno. Estaba sentado en la mesa del comedor, aún sin decir mucho. Tampoco me miraba, si mirada estaba ahora concentrada en el vaso que acababa de darle. Me senté en frente suyo, di dos sorbos a mi bebida, y me animé a decir algo para tapar el silencio. 

-¿Piensas hablarme en algún momento? -comenté- ¿O al menos mirarme? 

Me regaló una sonrisa para calmar mis nervios, y levantó su mirada ligeramente hasta encontrar mis ojos. Resopló, y masculló algunas palabras sin ánimo.

-Ash, lo siento mucho. 

Negué con la cabeza, y sonreí mientras golpeaba levemente mis dedos contra la mesa. Hacía mucho que tenía ganas de escuchar esas palabras. Debía admitirlo, se sentía bien. Sin embargo, no me gustaba que salieran de su boca siendo que él estaba tan herido. 

-Tenías razón, -continuó- debería haber confiado en tí. 

-No... No te preocupes, ya pasó -repuse. 

-No, no pasó -contestó de forma sombría. Podía sentir a la distancia cómo empezaba a quebrarse en pedazos. Claro que no había pasado, el sentimiento de decepción y el corazón roto seguían instalados adentro suyo. Esta tormenta tardaría mucho tiempo en pasar. 

Alcancé su mano desde el otro lado de la mesa, y la sostuve intentando que notase que aún estaba allí con él. Que, a pesar de todo, siempre estaría allí con él. 

-Mike, escucha -comencé a decir mientras observaba cómo se hacía pequeño en su silla- Sé que esto es una porquería. Créeme, lo sé. Pero todo pasa en algún momento. Esa sensación horrible que sientes dentro tuyo ahora, en poco tiempo no será más que un recuerdo borroso de alguien que en verdad no valía la pena. Y cuando encuentres a esa persona que sí lo valga, en ese momento, todo lo que ha ocurrido significará poco y nada para tí. Vas a encontrar a alguien que se merezca amarte. 

-No, Ashley. Nunca voy a encontrar a nadie que valga la pena, nunca voy a encontrar alguien que me quiera, que me aprecie, que me mire como Luke te mira a tí. 

Trust || l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora