Capítulo 41

885 90 13
                                    

Me aferré a él mientras me acompañaba afuera del local. No quería soltarlo nunca más.

Nos sentamos sobre el cordón de la vereda, y tomé sorbo a sorbo el café que había comprado para mí. No dije nada, y él tampoco. Mi cabeza estaba trabajando a velocidades impensadas, intentando terminar de atar los cabos sueltos de esta historia que parecía, finalmente, terminar bien para nosotros. Sin embargo, no comprendía por qué estaba él allí, y por qué no estaba enojado, o al menos sorprendido, con lo que acababa de pasar entre Michael y Anna.

Lo observé durante un largo rato, y él hizo lo mismo conmigo. Finalmente, sonrió y supe que, por alguna razón, estaba satisfecho con lo que había ocurrido.

-¿Piensas explicar qué hacías aquí? -pregunté observándolo de reojo mientras tomaba otro sorbo de café- ¿Acaso estabas espiando mi charla con Mike?

-No, nada de eso -replicó riendo con una gracia impecable. Llevó su mano a mi rodilla, y me acarició un poco con su dedo pulgar, con una actitud un tanto protectora.

-¿Entonces? -cuestioné impaciente. Su mirada estaba clavada en el piso.

-Quería ver si mi plan funcionaba -dijo finalmente. Luego, comenzó a jugar incansablemente con el piercing en su labio mientras yo procesaba en mi mente lo que acababa de decir.

-¿Tu qué? -pregunté frunciendo el ceño, y deseando una explicación más que nunca.

-Tenías razón acerca de Anna, claramente -comenzó a explicar tranquilamente, mientras yo terminaba mi café- El problema es que no tenías pruebas, y tampoco sabías con quién engañaba a Mike.

-¿Y tú lo sabías?

-No... O sí... -balbuceó algo nervioso- O, al menos, lo sospechaba.

-¿Tú hiciste que Dylan y Anna estuviesen aquí hoy? -pregunté más confundida de lo que me hubiese gustado- Espera, espera, espera... ¿ descubriste que estaban juntos? ¿Cómo...?

-¿Recuerdas cuando me pediste que hable con Michael sobre el tema del demo? ¿Cuando tú descubriste que Anna lo estaba usando y me pediste que intentara hacerle entender eso?

-Claro...

-Bueno... -dijo dubitativo, sin estar seguro de querer o no decir lo que iba a decir- No lo hice.

-¿No lo hiciste? -exclamé, intentando actuar algo enojada con él. Sin embargo, en ese momento, no había forma de enojarme con absolutamente nadie. La felicidad que sentía no entraba en mi cuerpo, y el peso que me había estado oprimiendo todo ese tiempo ya había desaparecido.

-No, sólo le dije que se cuidara de ella, que estuviese atento, que yo no confiaba en ella. Ni siquiera mencioné tu nombre cuando hablé con él -explicó- Pero luego, al otro día, tú me dijiste que Anna te amenazó y te dijo que se había enterado que andabas diciendo por ahí que ella estaba usando a Michael para sacar provecho de él.

-Ajá... -dije, casi perdiendo el hilo de la historia.

-Y entonces, me puse a pensar cómo fue que ella se enteró que tú sabías todo y querías hablar con Mike si yo no había dicho nada, y tú no habías hablado con él aún. Y recordé que la única persona que sabía todo además de tú y yo era...

-Dylan -susurré, terminado de completar el rompecabezas.

-Exacto, porque tú le dijiste todo justo después de haber hablado conmigo. Entonces pensé que él le debería haber advertido.

-Ok, creo que voy entendiendo -dije- Lo que no termino de comprender es cómo fue que tú hiciste todo ese proceso mental para llegar a la conclusión a la que llegaste.

-No fue complicado pensar en todo esto después de leer los mensajes de Dylan en el teléfono de Anna.

-¿¡Qué!? -exclamé.

-Hace unos días en la casa de Michael, le robé un rato el teléfono a Anna en un momento de distracción para revisar si había algo sospechoso. Descubrí que hoy se verían aquí, y arreglé que Michael y tú vinieran. ¡Boom! Final feliz.

-Hubiese sido mucho más sencillo que empezaras a explicar todo desde ese momento, Luke -comenté, finalmente entendiendo cómo fue que él sólo descubrió la verdad- Ya estaba empezando a creer que estaba en pareja con el sucesor de Sherlock Holmes.

-Deberías leer la cantidad de cosas que esos dos imbéciles decían de todos nosotros -dijo, terminando con su historia- ¿Cuántas veces te dije que Dylan era un idiota?

-Muchas... -contesté. Apoyé mi cabeza sobre su hombro, finalmente relajándome un poco. Estábamos aún ambos sentados en la vereda, y me aferré a su brazo con fuerza esperando que la idea de que todo había acabado de una vez se instale en mi cabeza.

-¿Y me creíste? -cuestionó jocoso.

-Lo siento, -me incliné, y no besé rápidamente- tenías razón. Pero aún no entiendo por qué lo hizo, por qué salió conmigo. ¿Qué tenía que ver yo con el demo, y con Anna y Michael?

-¿Por qué? -dijo, asombrado por mi pregunta- ¿Te has visto, Ashley? Cualquiera querría salir contigo. Le agradaste, ese es el por qué.

-Entonces, si no quería lastimarme a mí directamente, ¿por qué crees que es un idiota?

-Porque era quien te besaba mientras nosotros jugábamos a no querernos.

Eso ciertamente tocó una fibra sensible en mí, logró enternecerme. Y lo besé otra vez, ya sabiendo que todo estaba acabando, y que nosotros estábamos volviendo a empezar. Nunca antes había sentido tanta tranquilidad correr por mi cuerpo, y hacía mucho tiempo que no sentía esa sensación de libertad que ahora me llenaba. Sabía que, a partir de ese momento, el resto del verano sería lo que yo había querido que sea, e incluso mejor. Ahora lo tenía a él otra vez, incluso después de haber intentado con todas las fuerzas alejarlo de mi, salvarlo del desastre que era. Y tal vez, hasta ese momento, no había logrado arreglarme, pero por lo menos había podido juntar todas mis piezas otra vez, y ponerlas otra vez en su lugar. Con eso era suficiente.

Lo amaba, y no había dejado de hacerlo ni por un sólo segundo esos dos años que habíamos estado separados. No dejaría de hacerlo nunca. Y mientras lo besaba, mientras dejaba que se me escapen algunas sonrisas insolentes, mientras éramos sólo nosotros dos en el mundo, me di cuenta que todo lo que había ocurrido me había enseñado a confiar. No en la gente, no en mis amigos, sino en mí misma. Volví a creer en mí, volví a creer que valía algo mi existencia, mi palabra, y mi ser. Volví a creer que valía la pena arriesgarse por alguien, y volví a confiar en esa pequeña vocesita que me estuvo gritando por mucho tiempo que tenía que arriesgarme a ser feliz nuevamente.

Con él.

Trust || l.h.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora