Unidos por un wu

La libertad tiene un sabor dulce

El cuello de la bruja, estaba siendo aprisionado por las afiladas garras del dragón olivo, los ojos dorados y furiosos del inmortal la miraron. Un gruñido salía de él con voz tosca, gruesa y furiosa hablo.

-explica te- soltó algo desconcertado el malvado emperador.

Una sonrisa divertida se marcó en los labios de Wuya, miro un segundo a Chase y hablo.

-el querido Jack Spicer, genio malvado dejo el mal, desde hace un año, abandono su casa, escondió los Wus que tenía y escribió una nota donde dice que renuncia al mal- explico con tranquilidad y cierta diversión en su voz, y al ver las expresiones del inmortal.

-imposible- dijo con indiferencia, mientras recuperaba su forma humana.

Una risa sarcástica salió de la pelirroja, mientras veía al pelinegro con diversión.

-es la verdad, después de como lo tratabas y que no notaste su ausencia, hasta ahora, ¿crees que el seguiría fiel a ti o al Heylin?- la voz provocadora y culpando al dragón malvado, sus palabras lo estaban haciendo reflexionar un poco.

La ciudadela había estado muy callada, todo gracias a que las visitas del genio se terminaron de golpe, en los encuentros con los monjes, no había ningún robot y no había ninguna voz gritando su nombre apoyando lo. De una manera o de otra el pelinegro había notado la ausencia de algo, pero no se había percatado hasta hoy.

-el gusano debe estar planeando algo-dijo convencido y sin tomar mayor importancia a las palabras de la pelirroja.

Pero algo estaba claro ella no dejaría que Chase se convenciera que el albino seguía trabajando para el.

-Chase Young, estas dejando la pieza que te falta para dominar el mundo- insinuó con fingida preocupación.

Una mirada extrañada y algo desconcertada salió del inmortal, se acercó a Wuya y se impuso ante ella, en busca de una respuesta concreta y convincente.

-puede que no lo creas, pero nuestro querido idiota, es en realidad un genio para construir y armar cosas, el tiempo que estuve con el, me di cuenta que es muy codiciado en el mundo de la tecnología, él lo abandonó para estar con el Heylin- explico con cierta tranquilidad y seriedad que sería difícil de creer de ella, pero no había rastro de duda en ella, su confianza en sus palabras y en el pelirrojo.

Las palabras de la bruja, no fueron ignoradas, incluso el emperador malvado las estaba analizando. El albino siempre hacia sus inútiles máquinas, hacia planes complicados que terminaban en derrota por su exceso de confianza y juegos infantiles.

Una carcajada de burla salió del pelinegro, el pensar que ese gusano lo había dejado de adorar, que se retiraba del mal, que podría ser útil en la construcción del Wu y que era valioso para alguien es ridículo.
Las carcajadas del dragón malvado desconcertaron a la pelirroja, ante sus ojos Jack era un genio si se trataba de elaborar cosas, ella observo el trabajo del pelirrojo y con ello había puesto fe en sus habilidades. Con enojo sus manos se cubrieron de un humo gris, en sus manos al desaparecer el humo, tenía una revista de las personas más exitosas y ricas, del momento.

-mira lo por ti mismo- dijo fastidiada ante la actitud del pelinegro, arrojando la revista a su cara.

Esta fue interceptada, de inmediato por el ágil dragón, su mano sujeto con fuerza la revista, mientras miraba a la bruja Heylin irse enojada y murmurando maldiciones. Chase fue hacia su sala de estar, mientras miraba como sus súbditos felinos, regresaban a sus andadas habituales. Con pereza se sentó en su elegante y negro sofá de terciopelo. Sujeto la revista y justo en la primera plana, se encontraba Jack.
"¿Pero que?" Pensó desconcertado, ante la imagen que se encontraba frente a sus ojos.
Estaba viendo a un Spicer más maduro, uno con ropas formales y con un aura por completo positiva.
Por un segundo sus ojos estaban enfocados en algo y sólo algo, sujetando el hombro del albino, estaba un joven adulto, cabellos plateados, ojos grises, porte seguro, sonrisa seductora y aunque odiara admitirlo un hombre apuesto. El conjunto del pelirrojo y el moreno parecía muy llamativa, la sonrisa de ambos y la cercanía que demostraban, señalaba la relación entre ellos.