Lágrimas

482 61 47
                                    

El silencio y la tranquilidad en la ciudadela recorría todo el lugar, nadie pensaría lo que había pasado hace unas horas y nadie esperaría lo que estaba a punto de suceder. Samir caminaba con suavidad por el laboratorio, asegurándose que no quedará rastro del trabajo del joven genio, cuando la hora llegó, el guerrero se dejó guiar por su intuición, algo estaba sucediendo sin duda, el dolor que sentía siempre que hacía una acción que no debía en contra de su amo, había disminuido un poco, era la señal, algo estaba a punto de cambiar. Debía avisar a los guerreros, ir con cuidado en lo que hacía y llevar a cabo el plan.

El felino fue pasando con cada guerrero que estaba en la lista, la adrenalina y el miedo aumentaba en su ser, su pelaje estaba erizado y miraba con frecuencia a su alrededor para evitar cualquier incidente que significará el fin de sus planes. Sentía la presión en su cuello, no quería pensar en lo que sentiría alguien con el pacto completo si intentaba algo. Era un ataque directo en contra de su amo y aun así continuaba, el dolor pasó a ser algo secundario y tolerable, ahora lo principal era la libertad de todos.

Con cuidado el hindi pasaba con cada guerrero, los despertaba y daba una orden, no respondía ninguna pregunta, ninguna mirada, actuaba con precisión y sin dar más detalles. Los felinos estaban en verdad confundidos, preocupados en lo que sucedía, la seriedad de su líder ya era algo diferente a lo normal y muy preocupante para muchos.

Los guerreros caminaban con cierta angustia, sus cachorros no estaban en la cama, no los podían oler, encontrar o sentir. Los nervios comenzaban a crecer en los padres preocupados, pero las cosas cambiaron cuando vieron una nota del pelirrojo en donde decía que estaban bajo cuidado de uno de sus bots para que no fueran lastimados por el emperador del mal, como una precaución. Todos sabían que la bestia estaba incontrolable, salía sin previo aviso ahora y el dragón olivo se enojaba con gran facilidad. Aquel delgado equilibrio que había entre el emperador del mal y la bestia, se había roto, la ciudadela era aún más peligrosa que antes y si sus hijos estaban a salvo, estaban agradecidos con ese gesto. Aun así, aquello ya era una llamada de atención mayor a las de antes, varios guerreros importantes o de mayor rango continuaban dormidos en aquel día tan importante para el emperador del mal. Ellos debían cuidar los intereses del dragón olivo, vigilar al pelirrojo, organizar a los guerreros o algún plan de conquista, pero solamente dormían.

Todos los que estaban despiertos tenían una orden, ir directamente con el joven genio, era algo simple, en especial por el día, debían cuidar que no sucediera nada que pudiera arruinar los planes del emperador del mal, los guerreros únicamente debían seguir el mandato. Los felinos caminaron con cuidado en la ciudadela, miraban con gran cuidado las salidas y a sus propios compañeros.

El sol se mantenía oculto faltaba al menos una hora para el amanece y ahí fue cuando todos sintieron una sensación muy familiar, aquella presencia que los miraba con gran atención mientras sentían sus garras en los cuellos desapareció. Esa sensación de no tener privacidad en sus pensamientos, en sus acciones y su propio ser dejó de estar ahí. En ese mismo momento su forma felina dejó de estar presente, era como si no existiera más en su conciencia, no podían transformarse en felinos de nuevo. No sentían el miedo y el peligro en su espalda. El cuerpo humano tomó de nuevo las riendas, en cada uno de los guerreros, despiertos y dormidos.

La confusión era enorme no sabían que hacer, la mirada entre ellos fue veloz, analizando un poco lo que sucedía, pero nadie sabía que decir, muchos pensaron en salir corriendo a la primera salida, otros en buscar a su hijo y huir con todas sus fuerzas. La orden del hindi se repitió en la mente de todos, no podía ser una coincidencia que aquellos guerreros fieles durmieran, que el demonio que los controlaba y asechaba en todo momento desapareciera de la nada, también que el dragón olivo no estuviera despierto.

Unidos por un wuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora