Secretos en la mira

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Las cosas habían cambiado, las palabras del mayor le habían causado un revuelo. Sabía que eran amigos, tenían una buena amistad, compartían cosas y después de toda la mierda por la que había pasado el menor, deseaba ser sincero con la persona que no dejó de creer en él. Conocía los gestos de amistad que le demostraba Harry, aquellos abrazos, palmadas en el hombro y muy sutiles besos en la mejilla. Pero esta vez había cambiado algo, la mirada que le dio el empresario había sido diferente, se sentía diferente, como si hubiera descubierto algo oculto que en realidad estaba en su nariz todo el tiempo. Se ponía nervioso debido a que no estaba acostumbrado a aquellas muestras de afecto, solo su abuela le daba esas pruebas de afecto tan sinceras, pero que él la hiciera cambiaba mucho en ese momento.

Se sentía cálido, tal vez la necesidad de cariño y comprensión le estaba causando aquel sentimiento le causaba un conflicto interno. Harry le quería decir algo y por alguna razón se negaba a decirlo en ese momento, en esas circunstancias y con su estado emocional y mental. Su corazón estaba resonando en un eco cómodo y cálido, algo que no había sentido de manera tan agradable y gentil. Debía alejar aquellos pensamientos, no era el momento de perderse en su vida.

Lo que él quería era lo de menos en esos momentos debía estar concentrado en el maldito wu que le interrumpió su nueva vida. No odiaba al wu, era entretenido investigar de él, lo que odiaba era la razón por la cual estaba sumergido en aquel misterio tan agridulce. Tomó todo el aire que podía tomar sus pulmones, aire puro y un poco frío por la hora. La noche estaba presente ahora, el silencio de aquel valle regresó después de que el moreno se fuera. Jack miraba con cuidado una vez más aquel pergamino, las letras, y al tener sus juguetes podía ver si tenía alguna composición par revelar más cosas. Las horas habían pasado pero el pelirrojo se negaba a dormir, a descansar un rato o desperdiciar el tiempo. Estaba tan sumergido en el trabajo que el sueño se esfumó de inmediato.

El albino estaba en su ambiente natural, lleno de aparatos, algunos de sus bots ayudándole, una cafetera llena de aquel líquido amargo y deliciosos. El sonido de las máquinas trabajando y procesando cosas, los papeles volando en el aire hacia un bote de basura. Todo estaba trabajando de una manera peculiar, mientras un felino dormía cómodamente en la sala y en su cama.

Los resultados del pergamino se revelaron, había unas anomalías en ciertos puntos de aquel pergamino, pero al momento de probar con diferentes métodos, ninguno funcionaba. Todo indicaba que aquellas partes no reaccionarían hasta que se tuviera algún material específico y con una magia que protegía el secreto de científicos.
La frustración estaba clara para el albino, esperaba que no tuviera que recurrir a la magia que estaba en cada wu, pero no había otra forma, tendría que analizar la mayor cantidad de wus, para identificar el material y la anomalía que presentaba el papel. Debía hacer un escanee que guardará los datos de cada material y magia, al momento de hacer la comparación lanzará una afirmación o negación ante el objeto que analizaba. Tenía su segundo juguete que armar para la tarea del wu, sin duda el creador de este wu era un genio nato. En su tiempo logró armarlo y su acertijo para ocultar su invento era sin duda pensado para que no fuera fácil lograrlo.

Eran las 4 de la madrugada, entre prueba y prueba, se había tomado toda la noche y ahora estaba a dos horas del amanecer. Había conseguido su escáner. Ahora solo debía analizar los Wus para descubrir el otro mensaje del pergamino. Parecía que el mundo le estaba ayudando un poco, era perfecto que pudiera ir con los monjes y que poder analizar todos los wus que tenían, de saber el mensaje ahí, le ayudaría para mantenerlo oculto del emperador malvado y así tener un punto a su favor, para sabotear lo. La hora no perdonaba así que ambos desayunaron, se bañaron y se fueron de la casa del joven genio.

"dormiré cuando tenga que dormir" se dijo mientras salía de su casa con el pequeño felino cubierto y está vez en un Jet, para ir con mayor comodidad y velocidad. Ambos se fueron directo a donde estaban los monjes.

Unidos por un wuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora