Mi única apuesta

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El miedo, el estrés y la desesperación que estaban desatadas en la ciudadela, desaparecieron en el instante en el que la bestia había quedado inconsciente. Las cosas pasaron por suerte y gracias a que el menor estaba en la ciudadela, de lo contrario habría sido una masacre para los felinos y sus crías. La sangre seguía recorriendo el camino que había marcado la primera gota del líquido rojo, en el brazo del joven genio, el dolor no parecía ser un problema en esta herida, el pelirrojo estaba tranquilo y no se quejaba de la cortadura, la adrenalina seguía en su cuerpo y eso lo protegía del dolor de su brazo. Jack fue curado de inmediato, el rasguño no fue grave como demostraba la sangre que había en el camino. Un pasillo lleno de destrucción, rasguños y obras de arte sin remedio alguno, destruidas por el mismo dueño de estas. Mientras que en el suelo había un camio goteante de sangre, haciendo un contraste casi hipnótico de blanco y rojo. Las cosas se habían clamado, todo estaba en relativo orden con la excepción de que el emperador del mal estaba encerrado en el cuarto del joven genio.

El albino jamás imagino ver de esa manera a su antiguo héroe, derrotado, inconsciente y apresado como una verdadera bestia, estaba inmovilizado desde los dedos, hasta su cola. No podían permitir que se escapara por alguna falla de seguridad, lo más difícil ya había pasado, estaba inconsciente, dormido como esperaban que debía estar, pero el temor de que la formula no funcionara por completo los abrumaba en especial a aquellos que conocían la destrucción de la maldición.

La libertada estaba a un paso o en realidad a una escapada con sus bots. Parecía muy fácil, tal vez el camino más fácil que le habían puesto desde hace mucho tiempo, pero en realidad no fue el único camino fácil que se le había presentado, el menor no quería tomarlos, se negaba a seguir con aquellos caminos que le traían una solución momentánea pero que al momento de que se presentaba algún problema de nuevo terminaba en dificultades. Desde que se había retirado de todo lo relacionado con los mojes y los wus, su perspectiva había cambiado. Las soluciones rápidas y fáciles ya eran puestas a prueba de inmediato al momento de tomar una decisión, elegía la que le había tomado más tiempo pero que resultaba de ejecución relativamente rápida. Gracias a esas experiencias, había madurado de muchas maneras en especial, todo gracias a la guía de Harry.

Jack se encontraba en una posición muy delicada, se podría ir sin el impedimento de nadie, esconderse o conseguir de nuevo su vida fuera de la vista del público, pero al momento en el que ese pensamiento estaba en su mente, un pequeño felino se acerco para asegurarse que estaba bien el pelirrojo. Una alarma se activo en su mente, si por desobedecer los felinos tenían una alta posibilidad de recibir un castigo, el escapar para siempre, aseguraba un castigo permanente a todos los guerreros y sus hijos.

"mierda" esa palabra se repetía una y otra vez en su mente, no había forma de que se fuera sin afectar a los felinos, el día en el que se escape deberá hacer que los felinos quedaran libres de culpa, de problemas y de un posible castigo. Los pensamientos lo atormentaban y confundían, de haber sido el antiguo genio malvado, habría dejado a su suerte a los guerreros, pero todo era diferente. El preocuparse de lo que hacían sus acciones, no solo a su vida, si no a la de los demás, es lo que lo motivaba a meditar mejor sus decisiones y lo que decidiera era el camino correcto en el último año. Sin duda este caso no sería una excepción para realizar sus planes.

Miro de nuevo al pequeño felino que ahora jugaba con sus tenis. Pequeño indefenso un posible guerrero en el mundo del inmortal, pero bajo las ordenes de un amo y señor. Abdul no conocería lo que es la libertad, tomar sus decisiones o elegir. La imagen de un felino mayor invadía su mente, un joven guerrero y muy prometedor, siendo castigado por acciones que el jamás había cometido. La furia comenzaba a invadir al menor, pensar en cuantas veces los habían castigado por enojo o capricho del dragón olivo. No podía ser así toda la vida de estos guerreros, de estas personas en realidad. La mente del pelirrojo estaba cada vez más enredada y enojada. No sabia que estaba haciendo en ese momento, se levanto de golpe del sillón donde estaba y caminaba hacia una sola dirección.

Unidos por un wuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora