La Bella y la Bestia - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]

Capítulo 7 (I)

Cuando abrí los ojos, estaba acostada en mi cama. Me dolía todo el cuerpo, como si hubiera pasado un camión sobre mí, y tenía una venda en mi muñeca.

Lo que hice fue totalmente estúpido.

Me levanté sintiendo un terrible mareo. Llegué al baño prendida de las paredes, al mirarme al espejo vi una enormes ojeras bajo mis ojos y estaba pálida como una hoja de papel.

Decidí bajar, en serio tenía hambre.

— ¿Qué haces de pie? — Preguntó Shawn al verme—. Sube y recuéstate —negué con mi cabeza—. Victoria, sube —me ordenó esta vez.

—No quiero subir —me escuchaba demasiado débil—. Además tengo hambre —agregué llegando a la mesa.

—Estás débil, el doctor dijo que debías estar en reposo por lo menos 2 días.

—¿Qué doctor? — No recordaba a ningún doctor.

—El que te atendió ayer cuando te desmayaste.

— ¿Ah? — Si que estaba confundida.

—Sólo sube y recuéstate. Les diré que te lleven el desayuno.

—No quiero estar acostada como una inútil, estoy bien, sólo mareada —me quejé—. Quiero desayunar aquí.

—Bien, desayuna aquí, pero luego sube. Y no quiero que cuestiones eso —se puso de pie—. Ya me voy al trabajo, si necesitas algo dile a las chicas.

Desayuné sin ánimos de nada y luego decidí ir a recostarme. No supe cuándo me quedé dormida.

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Desperté y me sentía mejor que los días anteriores. Pasé tres días en "reposo absoluto"

Aún estaba pálida, pero ya no tenía esas horribles ojeras. Me duché y me vestí abrigada, estábamos entrando en invierno.

Bajé a desayunar y me encontré con Shawn leyendo unas cartas.

—Buen día —saludé pasando de largo por su lado.

—Buen día —respondió aún mirando las cartas—. Mierda —masculló.

— ¿Sucede algo? — Cuestioné mientras encendía la televisión.

—Nada que te afecte —respondió serio.

Estos días había estado "cuidándome", nuestra relación no había mejorado, pero no peleabamos tanto.

—Supongo que todo está bien entonces —comenté irónica. Me miró serio.

—Desayuna rápido, debemos hablar —dicho esto, subió las escaleras.

Desayuné sin dejar de pensar en qué quería decirme Shawn.

Cuando terminé subí a mi habitación, tras cerrar la puerta, esta se abrió de nuevo.

— ¿Qué pasa? — Lo observé.

—Te dije que debíamos hablar.

—Okey, dime —me senté en mi cama y él imitó mi acción.

—Nos vamos a México.

— ¿Qué? — Levanté una ceja —. ¿Por qué?

—Porque debo ir, y tú vas conmigo.

—Ni lo sueñes, Mendes —dije seria—. Ni loca voy a viajar contigo.

—Vendrás quieras o no —aseguró—. No te dejaré aquí sola.

— ¿Qué sentido tiene viajar juntos? Vamos a pelear igual que aquí, o quizá peor. No cambia nada, y obligándome no ganas más respeto de mi parte —le aseguré—. Puedo estar sola, puedo cuidarme.