Dos dedos deslizándose por mi mejilla me hicieron reaccionar. Sabía que era Shawn, y seguramente yo estaba acostada en una camilla de hospital. Era de día, podía escuchar el canto de algunos pájaros. Mi respiración era tranquila y pausada.— ¿Estás despierta? — preguntó Shawn con voz aterciopelada.
No tenía fuerzas para abrir los ojos, mucho menos para contestarle. Permanecí quieta, sin mover ni un dedo. Escuché a Shawn suspirar y luego su cabeza se posó sobre mi vientre, seguía acariciando mi mejilla.
—No puedes estar así por más de catorce horas —sollozó—. Dijeron que estarías bien, por favor, no los contradigas —siguió hablando—. Quiero que te levantes de aquí y pelees conmigo para luego reconciliarnos —agregó levantando su cabeza. Me sentí observada—. Despierta, Vicky.
Luego de eso, se quedó completamente callado. Sentí que se ponía de pie y escuché sus pasos alejarse, abrió una puerta y luego la cerró. Traté y traté de abrir los ojos, pero me era imposible. Rato después, la puerta volvió a abrirse y a cerrarse. Escuché sus pasos, aún sin que hablara, sabía que era él. De pronto tomó mi mano izquierda.
—Si me estás escuchando y no puedes hablar, abre los ojos —pidió apretando mi mano con fuerza—. Levanta una ceja —dijo casi en una orden —. ¿Puedes hacer algo? Me siento estúpido.
Quería, claro que quería que supiera que podía escucharlo; alzar la ceja, abrir al menos un ojo, apretar su mano, pero ninguna parte de mi cuerpo respondía.
—Quiero que vayamos a casa, juntos —continuó—. Necesito que veas la nueva casa, que festejemos tu cumpleaños con todos los que te quieren, quiero que hagamos esa noche de películas y dormir tan juntos que nos cueste respirar porque te dio miedo —dijo y se le quebró la voz—. Tienes que estar bien.
Su voz sonaba tan triste y rota que quería llorar, él no era así. Quería levantarme y decirle que estaba bien, que lo amaba y que haríamos todo aquello. De nuevo apoyó su cabeza en mi vientre.
—Por culpa de un estúpido que le puso pastillas a tu supuesta piña colada no dejaremos de ser felices, ¿o sí?
El imbécil de Ethan me había drogado, pero debí suponerlo, esa porquería no sabía a piña colada.
—Extraño tu voz —prosiguió Shawn—. Eso sonó tan cursi —agregó en tono melancólico—. Pero la verdad es que ambos somos unos cursis desde que nos casamos —rió un poco y levantó la cabeza—. También extraño tus besos, Vicky.
¿Por qué no me besaba y ya? Sentía su mirada sobre mí y me ponía nerviosa, como siempre. Besó nuestras manos entrelazadas.
—Eres lo más importante para mí —dijo con dificultad—. Sería lindo que pudieras escucharme, debo confesarte muchas cosas —admitió y tragó saliva sonoramente—. Y me siento tonto hablándole a alguien que no me está escuchando —rió amargamente—. Lo cierto es que, cuando llego a casa en las noches luego del trabajo, pienso que puedo decírtelo, pero tú te acercas con esa sonrisa hermosa y me cuentas sobre la escuela... —suspiró— entonces pienso que no debería decírtelo porque simplemente estoy arruinando tu vida, día a día.
Si hubiera podido, le habría dado un zape la cabeza por decir semejante estupidez.
—Sé que no me estás escuchando, pero desde el viaje a México estoy guardándome muchas cosas —suspiró de nuevo—. Luego de que mi padre te conoció —comenzó a decir—, me dijo que no debíamos casarnos tan jóvenes, que me dejaría ver a Aaliyah de todas formas —confesó con dificultad—. No te enviaría a un orfanato o alguna cosa así, entonces seguí con la farsa. Le dije a mi padre que nos casábamos porque nos amábamos y no por otra cosa. No se opuso y por obvias razones, yo no te diría la verdad. Lo de haber gastado tanto dinero en esa subasta era lo menos importante, pero tampoco quería arruinar tu vida. Quizá debí dejarte ir, no lo sé... —otro suspiro— por un momento pensé que podríamos llevarnos bien, pero luego nos peleábamos y hasta deseaba haberte dejado en ese lugar... Pero luego pensaba en lo vacía que sería mi vida sin ti en ella.
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La Bella y la Bestia - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]
FanficQué feo es cuando la persona que más amas es la persona más fría. Qué feo es intentar demostrarle tu amor y que te eche a patadas. Qué feo es que tú seas la presa indefensa de su mal temperamento y sus malas costumbres. Vivir con una bestia no es pa...