— ¿Qué? —pregunté confundida—. ¿De qué hablas?
—Lo eres —afirmó entre risas.
— ¿Eso es algo malo acaso? — pregunté molesta.
—Por favor, tienes 17 años.
Se estaba burlando de mí el muy imbécil.
—Primero, no es malo, y segundo, no lo soy.
—Sí, claro. Y yo sí lo soy —dijo sarcástico —. ¿Piensas que me creeré eso?
—Cree lo que te dé la gana —terminé lo que quedaba en mi vaso—. No te metas en mi vida —agregué luego de tragar.
—Lo que digas —se carcajeó—. Pero si necesitas resolver eso, puedes ir a mi habitación —me guiñó un ojo.
— ¡Eres asqueroso! — chillé lanzándole la canasta de pan a la cabeza.
— ¡Estás loca! — gritó mientras recogía el pan—. Sólo te estaba proponiendo algo.
— ¡Vete a la mierda! — gruñí molesta y emprendí mi guida hacia mi habitación. Y claro, él venía detrás.
— ¿En serio me odias? — preguntó deteniendo la puerta que traté de azotar.
—Sí, te odio. Te odio más que a nadie.
—Odiar es un sentimiento muy feo —entró a mi habitación.
— ¡Muérete!
—No, no quiero, gracias —respondió riendo—. Estaba pensando, tal vez...—habló acercándose a mí.
—Te alejas si no quieres guerra, Mendes.
—Oh, vamos Victoria. Ven aquí —me acercó más a él.
—Me sueltas o no respondo —traté de sonar amenazante. Él sólo reía.
Fue ahí cuando actué, levanté mi rodilla y lo golpeé donde más le duele. Me soltó para agarrar la zona afectada.
—Te lo advertí —salí corriendo hacía el baño.
—Ya, Victoria. ¡Sal en este instante! —golpeaba la puerta.
—No.
— ¡Te estoy diciendo que salgas!
—Y yo te estoy diciendo que no —dije sentándome junto a la puerta.
—Sal ya de ahí o tiro esta puerta, y no me importa que estés junto a ella.
— ¡Uy, que miedo! — me burlé.
— ¡SAL DE ESE PUTO BAÑO, AHORA! — gritó histéricamente y golpeando aun más fuerte la puerta.
—Tienes una boca muy sucia.
—No te conviene hacerte la loca conmigo, Victoria —amenazó furioso —. Quiero que salgas.
— ¿Qué pasa si no salgo?
—Ya déjate de juegos —dijo de mala gana y lo escuché que se apoyándose en la puerta—. Quiero que salgas, no te haré nada. Sólo sal de ahí.
—No.
— ¡Por favor! — chilló desesperado.
—Sal de mi habitación y yo salgo del baño.
—No, sal y hablamos.
—No, Shawn. Vete y hablaremos cuando te calmes —dije finalmente. Shawn le dio una patada a la puerta. Luego escuché cómo azotó la puerta de la habitación.
Abrí cuidadosamente y observé la habitación de un lado a otro para luego salir. Tenía miedo de que él siguiera aquí.
Debía hacer mis maletas para el dichoso viaje a México, así que saqué mi maleta de debajo de la cama y la puse sobre esta.
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La Bella y la Bestia - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]
FanfictionQué feo es cuando la persona que más amas es la persona más fría. Qué feo es intentar demostrarle tu amor y que te eche a patadas. Qué feo es que tú seas la presa indefensa de su mal temperamento y sus malas costumbres. Vivir con una bestia no es pa...