La Bella y la Bestia - Shawn Mendes (ADAPTACIÓN) [TERMINADA]

Capítulo 18

Mi sueño fue interrumpido por causa de unos fuertes y molestos ruidos.

- ¡Maldita sea! -gruñí sentándome de golpe. El lugar de Shawn estaba vacío, pero de pronto salió del baño con sólo una toalla alrededor de sus caderas.

-Buenos días -me saludó entusiasmado, irradiaba felicidad.

-Buenos días -respondí con la boca seca, debajo de esa maldita toalla no llevaba nada, y mis hormonas revolucionadas no ayudaban mucho.

- ¿Dormiste bien? - preguntó mientras revolvía su armario.

-Sí -respondí nerviosa -. ¿Y tú?

-Excelente -sonrió y agarró uno de sus sofisticados trajes. Me levanté y busqué algo para ponerme, con mi ropa en mano me dirigí al baño para asearme.

-Te espero abajo para desayunar -escuché a Shawn decir antes de cerrar la puerta del baño.

Me decidí por un enterizo corto y sin mangas con estampado tribal, alisé mi cabello y me maquillé.

Al salir de la habitación de mi futuro esposo, pasé por mi vieja habitación y había varios hombres trabajando en las remodelaciones. De allí venia el ruido que me había despertado.

-Buenos días, señorita. ¿Qué va a desayunar hoy? - me preguntó Sandy cuando llegué al comedor.
Si estaba el Señor Mendes, debía ser extra formal conmigo.

-Quisiera panqueques y jugo de naranja -le respondí sonriendo y me senté al lado de Shawn. Estaba leyendo el periódico con el ceño fruncido y bebía de su taza de café.

-Me gusta -dijo mirándome y sonriendo. Lo miré confundida-. Me gusta cómo te ves -explicó

-Gracias -respondí apenada.

- ¿Cómo están tu barbilla y tu labio?

-Mejor, supongo -respondí al momento que llegó Sandy con mi desayuno-. Gracias por lo de anoche -le dije a Shawn cuando Sandy se retiró.

-No tienes por qué agradecer -agarró mi mano sobre la mesa dejándome sin aliento.

-También debo disculparme - suspiré-. Me comporté como una bebé.

-No comparto eso -dijo sonriendo-. Y me alegra que estés mejor -agregó apretando mi mano.

-Aunque aún duele -admití-. Pero gracias a mi enfermero personal se curará más rápido.

-Ya era hora de que te dieras cuenta de que tenías al hombre perfecto contigo -dijo con orgullo.

-Hola, señor Orgullo -dije burlona.

-Sabes que es la verdad.

-No eres perfecto -lo señalé con el tenedor.

-Pero soy lo más cercano a serlo -dijo alzando ambas cejas.

-Detesto cuando te crees la gran cosa -bufé.

-Es que tengo una gran cosa -dijo coqueto. Negué con la cabeza-. Lo malpensaste -añadió risueño.

-Claro, mi culpa -dije con sarcasmo y sintiendo mis mejillas arder.

-Hablaba de mi futura empresa, es una gran cosa de la que presumir.

-Ya cállate -dije riendo y se unió a mí -. ¿Qué harás hoy?

-Debo arreglar unos cuantos problemillas en la empresa, y tengo 3 reuniones -respondió aburrido. Terminé mi desayuno y aparté el plato-. No vendré a almorzar, y quizá llegue algo tarde.

-Definitivamente voy a aburrirme.

-No lo creo, pequeña. Mamá vendrá para que vayan a comprar tu vestido.