All mine.

3.

Quién diría que en algún momento de mi vida terminaría trabajando para alguien cómo el, Tony Stark. Dios. Debería estar feliz por al fin conseguir un empleo pero esto si que era una mala decisión.

Dos días más tarde.

Hoy volvería a trabajar, pero no tan a gusto cómo antes. El sueño me invadía. Al mirarme al espejo veía mi cara demacrada, realmente no había podido dormir.
Fui a tomar un taxi, nada pasaba. En un pestañear, llegaría tarde el primer día, mierda.

Al llegar la secretaria me guió hacia Stark, el cuál me esperaba con una enorme torre de papeles. -8:05, estás impuntual-. Arqueó una ceja y se acercó a mi. -Esa mesa de allí es tuya Strange-. Señaló una mesa pequeña -Apúrate, tienes que llenar todo ese papeleo, lo necesito en una hora-. Nunca había llenado este tipo de papeleo, sólo sabía llenar fichas médicas, ¿Como mierda iba a hacer esto?. Odiaba a este tipo.

Hice mi mejor esfuerzo con el papeleo, casi me dormí llenándolos, era un trabajo agotador, sin contar que con mis manos y mi condición, esto era el triple de esfuerzo, mis muñecas dolían sin parar.
Stark se acercó a mi mesa para ver que tal iba -Esta letra es ilegible Strange, debí saber que no sirves para esto-. Parecía molesto -Tendré que pedirle a algún otro empleado que haga el papeleo. Tu... tendré que ver qué haré contigo-. Le miré inseguro, ¿Me despediría? -Tu, ordenarás mis archivos. Te llevaré hacía la bóveda-. Comenzó a caminar, lo seguí sin decir nada.
Su bóveda subterránea está demasiado oculta, supongo que contenía archivos importantes. Al abrir sus puertas vi la realidad, era un desastre, papeles en todos lados.
Comencé resignado con mi trabajo, ordenando alguna que otra factura, también contratos y planos.
No era ni la mitad del empleo que solía tener, pero la idea de estar desempleado y ser un inútil el resto de mi vida me carcomía por dentro.

Primer día de trabajo; sobrevivido.