4.

2.7K 345 16
                                    

Ya habían pasado 3 semanas desde que empecé a trabajar con Stark.
Tony me nombró su secretario, ya que con la partida de su ex-secretaria/novia Pepper, no había quién le pusiera algo de orden al empresario. Tenía que encargarme de los horarios y ordenar archivos, gracias a dios el papeleo se lo dejó a otra persona.
Ahora nuestra relación era más estrecha, aunque siempre teníamos choques de personalidades, el era un imbécil narcisista y yo un egocéntrico, había que admitirlo.
-Esto de ordenar archivos se me da muy bien- dije en mis pensamientos. Entre tantos papeles encuentro una receta médica, psiquiátrica, mejor dicho. "Dos pastillas cada 12 horas para controlar..." lo demás era ilegible, el papel estaba arrugado y mojado. -¿Qué mierda ocurre con Stark?-. Interrumpiendo totalmente mis pensamientos entra un Tony totalmente alterado. -¿Qué revisas tanto?- me grita del otro lado de la sala, iba a responder, pero nuevamente fui interrumpido -¿Sabes qué?, no hay tiempo para esto, necesito que asistas a una conferencia conmigo, ahora.- Estaba apoyado en el marco de la puerta, con la mandíbula tensa y la respiración algo agitada. Este hombre moría sin su antigua secretaría.

La conferencia estaba llena de adultos con obesidad usando trajes que explotarían en cualquier momento. Veía como Stark no paraba de mirar la hora y caminar de un lado a otro, estaba ansioso.

La curiosidad que tenía acerca de aquel certificado psiquiátrico me tenía algo nervioso, un tipo cómo Stark obviamente tenía secretos, pero, jamás diría que tenía ese tipo de secretos.

Los grandes empresarios pasaban uno tras otro. -Tengo que ir al baño, ya vengo- Dijo Stark antes de salir corriendo al baño.

Ya era hora de su discurso y aún no volvía ¿Dónde mierda estaba?. Fui al baño lo más rápido que pude. Al llegar allí veo a Stark con sus manos tapando su cara. -Un puto día sin tomar esa mierda y mi estupido cuerpo no puede resistirlo-. Susurró llevando sus manos directo a su cabeza, restregándolas ansiosamente. Al parecer no había notado mi presencia -Tony, hey... Señor Stark, ¿está bien?- Me observó con ojos aterrorizados y llenos de impotencia -¿Qué haces aquí Strange?- Parecía desorientado. -Ya es hora de su discurso, vine a  buscarlo- Nuevamente llevó sus manos a la cabeza, agarrando con fuerza su castaño cabello -Mierda Stephen, si te soy sincero, en estas situaciones realmente me cuesta mantener la cordura-.

All mine. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora