25.

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Nuevamente sentía ganas de desaparecer. El saber que Tony me ve como un simple y ordinario empleado me dolía, aunque no debía. Tenía claro que mi forma de sentir las cosas eran mucho más diferentes a las de él. Tenía miedo a nunca poder volver a ser el antiguo Stephen, de volverme totalmente dependiente de él.

Un baño fue lo único que me vino a la cabeza para relajar mis pensamientos y poder respirar tranquilo.

El agua caliente dejaba mi piel con un tono rojo, ardía, pero era soportable. No podía dejar de lado tan fácilmente a Tony, seguía rondando en mi mente, me frustraba.

Al terminar la ducha me dirigí a buscar una cerveza y recostarme en el sofá, pues ya no se me ocurría otra forma de dejar de lado el tema. Tomé una cerveza tras otra, intentando ahogar mis penas en alcohol, pero solo me hacía sentir más miserable.

¿Me odiará? ¿En serio no recuerda nada? ¿Por qué sigo con esta mierda? ¿Por qué deseo tanto a Tony? ¿Qué es exactamente para mi? Necesito respuestas, necesito algo o caeré en la miseria... nuevamente.

En un pensamiento loco se me ocurrió llamarlo, necesitaba su voz. Tomé mi celular y marqué a su numero, tardó unos minutos en responder, hasta que descolgó el teléfono -¿Hola?- Era la voz de una chica -¿Anthony?- Fue lo único que se me ocurrió preguntar -Tony esta durmiendo cariño, llama luego.- Luego de esto, pude escuchar a la chica vociferar unas leves risas. Probablemente había dormido con él. -¿Quieres dejarle un recado cariño?, ¿Quién eres?- No creo que quiera enterarse que le estuve llamando mientras el se revolcaba con esa mujer. -Oh, no, no era nada importante, adiós- Corté enseguida. Mierda, ¡Mierda! Esto dolía un montón ¿Por qué e? Se supone que yo debería estar con él, yo debería estar a su lado, pero es imposible.

Seguí bebiendo, tratando nuevamente de quitarme ese dolor en el pecho.

Al otro día desperté con un evidente dolor de cabeza, no quería ir a trabajar, no quería verlo. A pesar de todo me levante y vestí, era lo único que podía hacer, faltar no es una opción. No podía ser un irresponsable por mis estupideces.

Llegué sin ánimos, sin ganas de nada, pero ahí estaba él, sonriendo mientras hablaba con una empleada , se veía tan cómodo y feliz, mientras yo me sentía hecho mierda. Me dirigí directamente a trabajar, nuevamente lo trataría de evitar.

Mierda, no pensé que dolería tanto verlo, que dolería tanto saber que todo se iba desmoronando, que por mucho que él dijera que lo ignoraría seguiría estando ahí el error que cometí.

Los archivos eran menos que otras veces, pero aún así era agotador ordenar uno por uno. Mientras terminaba de ordenar los últimos archivos escuché unos gemidos provenientes de la oficina de Tony, por lo que fui a ver que pasaba. Al asomarme un poco vi a Anthony embistiendo a una chica contra el escritorio.
Duele.
Demasiado.

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