Otro día más para empezar la Universidad, un nuevo día para soportar la histéria de papá por las mañanas.
Me levanté pesadamente de mi cama para entrar a la ducha e irme a estudiar.
La misma rutina cada día, estoy cansandome.
Pero ese es mi deber, como diría mi padre, tengo que seguir el ejemplo de mi hermana mayor, Hannah.
Ella se graduó hace cinco años y ahora tiene su propia familia. Trabaja, tiene un esposo amoroso, un hijo adorable. Vive feliz. ¿Que más podría pedir? Lo tiene todo.
Mientras yo, recién estoy empezando con mi vida.
Creo que necesito que me pase algo para sentirme viva.
Tal vez que me hagan una fiesta sorpresa por mi cumpleaños y de la impresión me de un ataque cardíaco y me muera.
—Blake! /Bleik\ Se te hace tarde, apresurate. —me llamó mamá desde la cocina.
Si, me llamó Blake como esas cositas de juguetes de la infancia de muchos, blake-blake.
Suspiré y bajé con mi mochila en mi hombro.
—¿Y papá? —pregunté entrando a la cocina.
—Ya se fue al trabajo.
Asenti.
—Bueno, me voy mamá. —le dije.
—Esta bien, cuidate y mucha suerte.
Camine hasta la parada de autobús para llegar más rápido.
Esta muy lejos de casa hasta allá.
No entiendo porque el afán de tener una vida perfecta, estudiar, trabajar, ganar dinero, conseguir un novio, casarse, tener hijos, ser ama de casa, divorciarse, ser vieja y morir.
Cualquier camino que tome, siempre me llevará al mismo lugar.
¿Porque mejor no disfrutar primero y después planificar un futuro perfecto?
—Hola pingüino. —me saludó Connor, mi amigo.
—Hola chicos. —los saludé sentandome en la mesa de ellos.
—Amiga ¿porque tan tarde? —preguntó Anne.
—El autobús, ya sabes. —respondí—¿Y Charlie? —pregunté.
—Esta en camino. —me dijo Connor.
—Tenemos clases de física —comentó Anne— Nos espera tres horas de tortura cerebral.
Reí.
—Yo tengo contabilidad. —dijo Connor.
—¡HELLO AMIGOS! —saludó con mucha energía mi segundo amigo y novio de Anne, Ismael.
—Envidio tu energía. —le dije.
—Para tenerla deberías conseguirte un novio. —me dijo.
—Uhhhh golpe bajo. —dijo Connor.
—Déjala en paz, Is. —Me defendió Anne.
—¿Para que? Así estoy bien amigo. —dije con sarcasmo.
—Creo que te hace falta uno. —me contradijo.
—Pues yo creo que así esta bien. —comentó Charlie detrás mío.
—Ay no, ya llegó el defensor del pueblo. —reí.
—Al menos sabe lo que quiero. —lo defendí.
Enseguida tocó el timbre de entrada y nos fuimos a clases.
Algunas clases los teníamos juntos, hubo otras que no, pero siempre nos encontrábamos en el receso.
Somos un grupo muy unido.
—El día de hoy se incorpora un alumno de intercambio. —nos explicó el director.
Todos ponían atención al frente, mientras yo... Intentaba quitarme la casaca.
Hacia demasiado calor, con este clima me daba ganas de quitarme todo, la vida por ejemplo.
—Como profesionales espero respeto departe suyo y comprensión en todo momento. —Indicó.
Miró hacía la puerta y dio la orden de entrar.
Un chico alto, de cabello Castaño, y tes blanca entró y se sentó al final.
—¿Que? ¿No se presentará? —preguntó una chica en voz baja.
—No interrumpo más, disfruten su clase. —dijo el director de carrera y se fue.
—Disfrutar, si claro.
Giré a ver aquel chico, él también me miró y enseguida giré a ver la pizarra.
Parecía lindo.—¡Locas me enteré que hay una batalla de bandas! ¿sabían? —preguntó Charlie.
Anne y yo nos miramos.
—No, no sabíamos. —respondió ella.
—¿Y que se supone que esta pasando por tu cabeza? —pregunté.
—Pues pensé en ustedes, bueno en todos, podríamos tocar. —dijo.
Reí. Reí muy fuerte.
—Estas loco. —dijo Anne.
—No entiendo porque no les gusta la idea.
—No es que no nos guste, pero es que... No se es...
—Una locura, si. —agregué.
—Vamos, en la casa de Connor tocabamos muy bien. —dijo.
—Charlie, sólo lo hacíamos por joda, para distraernos mientras esperábamos a Ismael. —le dije.
—Si, tocar en un escenario enfrente de varias personas es otra cosa, además no creo que le agrade la idea a Connor. —comentó Anne.(...)
—¡Me encanta la idea! —exclamó de felicidad el pequeño Connor.
Anne suspiró.
—Bueno, igual aún no estoy de acuerdo. —dijo Anne.
—Vamos chicas, ¿acaso no debemos buscar algo que nos haga sentir vivos? ¿Algo que nos haga sentir libres?
Me puse a pensar un poco en eso, siempre quise algo que me haga sentir bien y sobre todo disfrutar.
—Yo puedo ayudarlos, seré su mánager. —se metió Ismael.
—Bueno, esta bien, yo acepto. —dije
Todos se alegraron y después miraron a Anne.
Ella suspiró.
—Esta bien, lo haré.
Y finalmente se logró unir a la banda.
—Bueno, entonces vayamos a inscribirnos. —dije.
—No es necesario, ya lo hice. —dijo Charlie.
—¿Que? —exclamamos todos.
—Sabía que los iba a convencer.
Esta etapa no estaba planeada, como suelo hacerlo.
Pero supongo que traerá algo bueno.
—Sólo nos falta una chica para parecer rebelde. —comentó Anne.
—¿Ese grupo mexicano? —preguntó Connor.
—Noooooo —dije con sarcasmo.
Terminando las clases fuimos a comer algo y después cada uno a casa.
No había nadie en casa, recogí la correspondencia y lo guardé en el cajón de la mesa.
Fui a mi habitación a dejar mis cosas.
Esta tarde no tenía casi nada que hacer así que salí de casa y fui a la de mi hermana.
No quedaba tan lejos de la mía.
—Hola Blakey /bleiki\ —me saludó ella.
—Hola, vine a verte un rato. —le dije entrando.
—Lo se, me encanta que estes aquí.
—¿Y Lennin? —pregunté.
—Esta en la oficina.
—¡Mamá! —exclamó mi pequeño sobrino Harry.
—Amor ven, no sabes quien vino a verte. —dijo.
La pequeña criatura de tan sólo cinco años y medio llegó a la sala y se le iluminaron los ojos al verme.
—¡Tía Black! —reí.
Él era el único que me llamaba así.
Lo amo tanto.
Lo recibí en mis brazos y lo hice sentar en mis piernas.
—Hola enano, ¿como has estado? —le pregunté.
—Muy bien, te extrañe.
—También yo pequeño.
El teléfono de mi hermana sonó interrumpiendo mi lado más cursi.
—Blake estoy apuntó de salir, ¿podrías cuidar de él hasta que venga su papá? —preguntó tapando su teléfono para que no la escucharán.
Asenti.
—Perfecto, entonces voy enseguida. —respondió.
Adoro quedarme con Harryto, me hace sentir niña y adulta a la vez y disfruto de su compañía.
A los diecinueve años soy tía y me encanta.
—Bueno ahora que tu mamá nos dejó, que te parece si vamos por un helado.—le dije.
—No. —dijo
—¿No? —pregunté sorprendida.
—No.
Reí. Me puse a su altura para mirarlo a los ojos.
—¿Entonces que quiere mi pequeño? —pregunté.
—Quiero ese capuccino que mi papá siempre compra. Donde te ponen el nombre en el vaso. —dijo.
Reí.
—Pero estas muy pequeño para tomar café.
—Tía ya soy grande. —dijo ofendido.
Bueno, acepte sus condiciones y entramos a starbucks.
—Hola —saludé al chico detrás del mostrador.
Él giró a verme y era el Castaño que entró a clase esta mañana.
Que raro.
¿Trabaja aquí?
—Hola —sonrió— ¿en que puedo servirte?
—Ehm... Yo...
—Vamos tia. —presionó mi mano.
—Queremos dos capuccinos de vainilla por favor. —pedí.
—Claro, enseguida.
Pagué y giré para ir a sentarnos.
—¿Me dices tu nombre? —preguntó.
—¿Para que?
Él sonrió.
—Pues para ponerlo en los vasos. —respondió.
Dios que vergüenza.
—Ah! Lo siento, Blake y Harry.
Asintió y se retiró.
Que raro ver al chico de intercambio trabajar en starbucks.
—¿En que piensas tía? —preguntó mi adorado sobrino.
—En nada amor, Cuéntame... Como te va en la escuela.
—Bien, sólo que dejan muchas tareas y yo sólo quiero jugar.
Mi teléfono sonó en mi bolsillo.
—Eso suena tan yo. —le dije, él río.
—¿Hola? —respondí al número desconocido.
—¿Que haces pingüino? —preguntó Conni.
—¿Connor? —pregunté.
—Si.
—¿Nuevo número? —pregunté.
—Si, estoy probando mi nuevo teléfono.
—No me digas que el otro se rompió.
—Bueno ya tengo que irme, no quiero que me juzgues —reí— adiós cuidate.
Colgué.
—¡Blake y Harry! —me llamó el chico que aún no se su nombre.
—Tía somos nosotros. —me dijo.
Asenti y fui por los cafés.

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Soñando Despierta
Science-FictionJamás imagine encontrar a alguien totalmente opuesto a mí, literal. Somos muy diferentes, como el agua y el aceite que nunca pueden combinarse, y si lo hiciera no podrían adherirse. Él llegó así nada más, a alterar mis emociones, a desestabilizar mi...