Capítulo 13

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Ví en su mirada la felicidad que sentía en ese momento. No pensé que se fuera a poner tan contenta por volver a ese sitio, pero la verdad que era bastante bonito, y le traía muy buenos recuerdos, nos traía muy buenos recuerdos. ¿Es ahí donde debería terminar todo, dónde empezó? Tal vez, o tal vez no.

- ¡Mita esos patos que chulos!

- Son patos normales Clara.

Me miró desilusionada.

- Estás borde, ¿lo sabías?

Se sentó en un banco del mirador.

- ¿A qué te refieres?

- Lo sabes perfectamente Izan.

Apretó su mandíbula y frunció el ceño.

- No mi vida, no lo sé.

- ¿Ahora me dices mi vida?

- No te entiendo.

Sí lo entendia .

- Desde hace unas semanas... te noto distinto. Como si ya no sintieras lo mismo por mí.

Ese es el problema, que siento lo mismo por ella, y eso me impide dejarla.

- Creeme que te quiero Clara. Te amo, con todas mis fuerzas.

Se le enrojecieron los ojos.

- ¿Lo juras?

- Lo juro.

La besé.

Clara Atena

¿Eso debería bastarme? Supongo.

Te quiero, le susurré.

Me dio un ligero beso en los labios.

- Yo también te quiero. Nunca lo olvides, ¿vale?

- Vale.

Elísabeth

Estábamos tumbados en el sofá del salón, viendo un documental sobre especies marinas. No me interesaba. No me interesaba nada.

- Podemos quitarlo si quieres. Estás aburrida.

Le sonreí.

- ¿Jugamos a un juego?

- Claro.

- ¿Verdad o atrevimiento?

- No sé jugar a ese.

- ¿Nunca has jugado?

Abrí la boca sorprendida.

- No, nunca.

- Bueno, es simple. Eliges una opción. Si eliges la primera, tienes que responder con total sinceridad, si eliges la segunda, tendrás que hacer una prueba.

- Me parece bien.

Puso una sonrisa maliciosa en su rostro.

- Empiezo yo. - Dice. - ¿Verdad o atrevimiento?

- Humm... Verdad.

Se quedó un rato pensando.

- ¿Cuál es la mayor locura que has hecho?

- ¿Prometes no reírte?

- No, lo siento. Soy de risa fácil.

Reí.

- Hace cinco meses tuve la peor resaca de toda mi vida... y mi hermano Fer me convenció de que todo era un sueño. Aún no sé como lo consiguió, pero con la tontería... salí de mi casa en ropa interior a pedir azúcar a un vecino para prepararme un bizcocho que no engordara porque, según creía, era un sueño.

Le sobró tiempo para revolcarse de la risa en el suelo.

- Idiota. - Sonreí.

- No prometí nada.

- Cierto. - Asentí. - Elige.

- Atrevimiento.

Querido Jordan... no debiste elegir eso...

que el capítulo es muy corto, pero llevaba un tiempo sin subir. Agradezco mucho todo el ánimo que me han dado amigos de un grupo de Whatsapp. Si queis entrar en el grupo, dejad vuestro número en un comentario. Muchas gracias, en unos días subiré otra parte en este mismo capítulo.

P.D. : Varitas raras para todos!! {ü}

Inocencia como FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora