Capítulo 5

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Hola a todos, muchas gracias por seguir la novela. He hecho algunos cambios, nada muy relevante, pero es bueno que lo sepais. Por ahora la han leido 35 personas, sé que es poco, pero me encanta {ü} Dejar vuestros comentarios y vuestros votos, todo se agradece :)

Clara Atena

Nos sentamos los 4 en el pequeño sofá, para ser más exactos, Miriam se sentó encima de Thomas.

El italiano le dió al play y mi película favorita comenzó, a Izan se la dieron la semana pasada con el periódico.

- ¿Hay palomitas? - Preguntó Miriam.

- ¿Y Coca-Cola? - Añadí.

- Mirar en la despenso. - Dijo Thomas.

Miriam se levantó del regazo de su novio, y después de un piquito le dijo: "despensa, cariño".

Hacen una pareja estupenda.

Las dos fuimos a la cocina y escuché una conversación que mantenían los dos chicos:

Thomas: ¿Se lo has dicho ya?

Izan: No, todavía no.

Thomas: ¿Y a qué ...(palabra mal sonante en italiano)... esperas?

Izan: A que sea el momento. Es muy pronto.

Miriam cerró la despensa dando un golpe a la puerta y Thomas e Izan dejaron su conversación.

¿De qué narices estaban hablando?

Elísabeth

Volví a mi casa.

- Hola Elísabeth, ¡cuánto tiempo! - Me saludó Carmen (la amiga de mi madre).

- Bueno, ya nos vamos a ver más a menudo, ¿no?

Sonreí. Me caía bien esa mujer. Pero eso sí, era más fea que pegarle a un padre.

- Mi hijo está en el baño, en seguida sale.

- Es muy guapo. - Dijo mi madre con un tono juvenil, el cuál hizo reir a su amiga.

- Sí Lourdes (mi madre), es muy guapo, pero hija, ha empezado a fumar y madre mía que no hay Dios que le aleje de los cigarrillos. Le tengo prohibido fumar a mi alrededor.

- Pues muy bien que has hecho Carmen, cualquiera aleja a mi hija de las fiestas. Ayer, bueno, al ser madrugada hoy, llegó a las 3 de la mañana.

La puerta del baño se abrió.

Se escucharon unos pasos viniendo hasta el salón.

- Este el Jordan cariño. - Dijo mi madre sonriente.

Tal y como escuché ese nombre dí la vuelta.

- Hola Elísabeth.

Dos besos.

- Hola.

QUE VERGUENZA.

Nos sentamos los cinco en la mesa. (Mi padre acaba de llevar).

Eran las 16:30. No me gusta comer tan tarde.

Inocencia como FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora