Capítulo 34

422 29 9
                                    

Manchó más mi cara con lo que más amba en este mundo.

Sí, señores. Me llenó la cara de Nutella. Pasó su lengua por mi rostro, depositando húmedos besos en toda mi cara, hasta que llegó al cuello, dónde empezó a hacerme ¿¡un chupetón!?

- ¡Vale, sí, sí! - Grité riendo. - ¡Saldremos, saldremos! - Repetí.

- No, ya no vale. - Susurró en mi oído.

- ¿Cómo que no? - Puse cara de cachorrito

- Ahora tendrás que pedírmelo tú.

- ¡Nunca! - Aún atada, me quitó las sandalias y la venda de los ojos, cargándome de nuevo en la espalda con una sonrisa burlona.

Salimos por la puerta de la cocina que daba al patio trasero, y se situó de pie en el bordillo de la piscina, dando una media vuelta para mostrármela.

- Oh, no te atreverás. - Dije nerviosa apoyando los codos sobre sus espalda.

- ¿Segura? Solo tienes que hacerme una pregunta. - Me dio unas palmaditas en el trasero que yo le devolví en el suyo. - Cinco... Cuatro... Tres... Dos... ¡Uno!

Clara Atena

Llamaron al telefonillo y me adelanté para presionar el botón azul. Se escucharon sus fuertes pisadas sobre la escalera y abrí la puerta.

- Hola. - Dijo sonriente.

- Hola. - Metí uno de los mechones de mi flequillo detrás de la oreja. - Por aquí. - Señalé el pequeño pasillo.

- Clara. - Escuché la voz de mi padre. - ¿No me presentas? - TIERRA, TRÁGAME. Asentí nerviosa tras una pausa.

- Gabriel, mi padre, papá, Gabriel. - Mi padre le estrechó la mano fírmemente, y la sonrisa pícara de Gabi se tornó seria. Sí, una sonrisa seria.

- Os dejo, chicos. Cualquier cosa, estoy en el despacho.

Entramos en mi habitación y corrí las cortinas.

- Perdona. - Dije con una mueca. - A veces le cuesta parecer humano. - Rió.

- Es lo normal, tranquila. ¿Conoces Marga Duque? - Para no conocerla, la típica guarra o fínamente dicho, mujer de compañía de todo el curso. Está más tiempo abierta de piernas que de mente. - Sí, claro.

- Pues cuesta creerlo, pero su padre es igual.

(...)

- Pero no lo entiendo...

- ¿El qué? - Pregunté.

- ¿Por qué quisieron ir más rápido?

- Para darle mayor esplendor, porque que había un barco al que no podían ganarle en velocidad, pero sí en lujo, entonces también quisieron llegar un día antes. - Dije del tirón.

- Aaaaah... - Asintió. - Eso tiene más sentido.

- He de ahí, mi fobia a los barcos.

- ¿Te encanta el titanic y te dan miedo los barcos?

- Ajam. - Respondí.

- Pues tengo una idea, vamos. - Me ofreció su mano para levantarme.

(...)

- Oh, que tonta eres, ¡vamos!

- ¡Que no, que me da miedo! - Grité horrorizada aferrándome a la barandilla que me separaba del barco de pedales. - ¡Nos caeríamos, nos hundiríamos y moriríamos!

Ok, soy un poco dramática, pero ese barcucho, tiene menos estabilidad que yo.

- No nos vamos a caer, y en todo caso, ¡es agua!

- ¡Agua llena de mierda, este río parece que tiene un vertedero en el fondo!

Se acercó más a mí y me tomó por la cintura.

- Te juro que como no pongas tu trasero en ese asiento y me ayudes a dar pedales, te cargo como a un saco de patatas delante de todo el mundo, y lo cuento en el instituto. - Sonrió. - Uno... Dos... Tres...

Le aparté y me agrré a la barandilla, poniendo el pie derecho en la barca, que enseguida empezó a tambalearse. Cerré los ojos y apreté la mandíbula.

- Esto se-se mu-mueve. - Titubeé.

- Yo te ayudo. - De un salto, se montó en el barco de pedales y agarró mi cadera. - Pon el pie aquí. 

Conseguí sentarme y me aferré al asiento lo máximo que mis estúpidos brazos me permitían.

Nos alejamos del bar que alquilaba los hidropedales y Gabriel empezó a tararear una canción.

- ¿Qué cantas? - Pregunté girando el timón.

- Nah, tonterías. 

Bufé.

- ¿Puedo  hacerte una pregunta?

Asentí.

- ¿Por qué no eres como las demás? - Frunció el ceño.

- ¿Me estás llamando rara? - Reí.

- Rara no, diferente. - Sonrió. - Respecto a los chicos, me refiero.

- No te entiendo.

- A ver, digo que por qué no te comportas como las demás chicas, coqueteando...

- Siendo una guarra, dices.

Ambos estallamos en carcajadas.

- Resumiendo, que por qué no te chupo el culo como todos.

Asintió vergonzoso.

- ¿Debería de hacerlo? - Pregunté. - ¿Acaso tú eres superior a los otros? - Arqueé una ceja.

- Yo no he dicho eso.

- Pero lo piensas. - Le acusé.

- Es solo que cuando estás acostumbrado a que te traten de una manera, ya esperas que todo el mundo lo haga. - Se encogió de hombros.

- Ya, sin embargo, yo no soy todo el mundo. - Sonreí. 

- ¿Sabes? Odio el como me ven todos en el instituto, mi "imagen". - Dijo haciendo comillas.

- ¿Y por qué no haces lo que quieras?

- Porque llega un momento, en el que todos esperan lo mismo de ti, en el que la "reputación". - Volvió a hacer comillas. - Lo es todo entre tus amigos.

- Deberías hacer lo quete apeteciera, sin importarte a quién no le guste.

- No puedo.

- ¿Por qué? - Pregunté.

- Porque si hiciera lo que yo quisiera, en este jodido momento, te besaría.

______________________________________________________________

Holaaaaaa he vueelto!!! capítulo largo y fuerte eeh!!

YA QUEDA MENOS PARA EL FINAAAAL

No adelanto nada porque ni yo misma sé que pasará   ¬_(O.=)_/

3 capítulos + epílogo

Oficialmente NO habrá 2da temporada

VOTAD Y COMENTAD!!

#TeamThomas

#TeamGabriel

#TeamIzan (?)

~Laura

Inocencia como FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora