Clara Atena
Me despertó el ruido del televisor, ¿qué hora sería?
Salí del dormitorio y me impregnó un delicioso olor a chocolate que provocó que la boca se me hiciera agua.
Thomas estaba tumbado, tirado, en el sofá viendo Caso Abierto.
- Buenos días. - Me saludó levantando la vista de la serie. - He hecho tortitas, te estaba esperando para desayunar. - Dijo levantándose de su oasis de paz.
Así que eran las tortitas lo que olían... Bendito italiano.
- ¿¡Tortiras con Nutella!? - Exclamé.
- Con Nocilla, lo siento.
Sinceramente, la Nutella le dá mil y una vueltas a la Nocilla, pero bueno.
- ¿¡DÓNDE ESTÁN MIS PEQUEÑAS!?
Thomas rió y señaló la repisa en la que había una fuente envuelta en papel plata.
Venir con mamá...
Levanté el papel al bal que envolvía a mis queridas tortitas.
Mmm...
Inspiré el aroma a pancakes recién hechos con chocolate.
- Eh... Atena... ¿Te importa no babear sobre NUESTRO desayuno?
Recalcó la palabra nuestro.
- Iugh. Lo siento.
Reímos y Thomas cogió la fuente, llevándola a la mesita del salón, dónde Izan y yo comimos el desayuno-almuerzo-merienda-cena que hizo. Ups. Izan. Respuestas. Ahora.
Nos sentamos en el sofá y con dos cuchillos empezamos a untar el chocolate en los pancakes.
- Bueno, empieza. - Dije llevándome la primera tortita a la boca, dejándome un bigote de Nocilla bajo la nariz.
Thomas cogió una servilleta y me limpió el chocolate.
- ¿A qué te refieres? - Preguntó.
- A lo que me prometistes ayer.
- Está bien... Mira... Izan me dijo que seguramente vendrá por negocios.
- Me da igual. Quiero saberlo todo.
Dejé la tortita encima del plato y le miré a los ojos. Por favor - Le susurré
Thomas hizo lo mismo con su pancake.
- Todo empezó al mes siguiente de que empezárais a salir. Él envió por error su curriculum a una empresa que tiene su central en Londres. - Tomó aire. - Cuando se enteró de que la directora ejecutiva o yo que sé lo que era o es, hacía un viaje de negocios a Madrid, quiso ir a hablar con ella...
Se me volvieron a humedecer los ojos.
- Con el tiempo, terminaron liados y bueno... Luego ella le ofreció el puesto, una cosa llevó a la otra... Fue entonces cuando Izan se dió cuenta de que estaba enamorado de las dos.
- Entonces volvieron a verse.
Asintió.
Elísabeth
- Creo que deberías irte. - Dijo levantándose y abriendo la puerta.
- No me iré de aquí hasta que aclaremos toda esta mierda, pero no olvides una cosa. - Me levanté y me coloqué delante suya, a escasos centímetros de su cara. - Yo también te quiero.
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Inocencia como Felicidad
Teen Fiction- Y por no echarle cojones, ahora échala de menos - HISTORIA TERMINADA • TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS • • PROHIBIDA COPIA Y/O ADAPTACIÓN •