Epílogo (PARTE 2)

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Tomé la flor en mis manos y volteé mi cuerpo. Me fijé en sus ojos claros con las pulilas dilatadas y en su pelo perfectamente desordenado color café. Llevaba una camisa azul cielo con los tres primeros botones desabrochados, evidentemente, y unos pantalones de mezclilla.

Inmediatamente me lancé a sus brazos y dio vueltas con mis pies en el aire.

- Creo recordar que me debes un beso. - Me susurró en el oído.

FLASBACK

- Porque si lo hiciera, en este jodido momento te besaría.

Acercó su rostro peligrosamente al mío, haciendo que la barca se moviera y yo saltara, provocando que ésta, terminara volcada y nosotros en el río.

- ¡Lo siento! - Exclamé chapoteando en el agua intentando no tragarla.

Tras unos segundos el rió, pasó su brazo por mi cintura y me ayudó a nadar en dirección al hombre que nos había alquilado los hidropedales, que estaba subido a uno.

- ¿Estás bien? - Preguntó cuando estuvimos en el embarcadero.

Asentí con las mejillas carmesí.

- Perdona, de verdad. Ya te dije que me daba miedo. - Esbozó una pequeña sonrisa. - Te debo un móvil nuevo. - Dije cogiendo su Black berry ahora rota.

Gabriel negó ligeramente con la cabeza.

- No, tienes razón, me lo advertiste, sin embargo. - Hizo una pausa. - Me debes un beso.

FIN DEL FLASHBACK

¿Dónde estaba el chico egocéntrico y mujeriego que conocía del instituto? Ese chico estúpido y malcriado al que no podía ver se había convertido en alguien esencial estos últimos meses. Tras la marcha de Elísabeth y Jordan a Barcelona, todo cambió. Me empecé a juntar con otra gente del instituto y mis antiguas amigas no se quedaron atrás, algunas se cambiaros de colegio, y otras, simplemente cambiaron su forma de ser.

Me bajó de encima suya y nos sentamos en uno de los bancos.

- Me parece increible que te vayas.

- Quiero terminar la secundaria allí. Es algo que...

- Que quiere él. - Me interrumpe.

- ¿Cómo?

- Thomas, tu amigo el italiano. Eso es lo que quiere él.

- Gabriel, yo lo único que quiero es huir de la ciudad. Irme de este asqueroso país que solo me recuerda a Izan, su muerte me persigue,  ¡joder!

FLASHBACK

Sábado, 10:34.

Mi móvil vibró al lado mía. Cerré el libro de matemáticas y respondí la llamada.

Número desconocido.

- ¿Hola?

- ¿Clara Atena? - Respondió una voz de mujer con acento británico.

- ¿Quién es?

- Me llamo Rebecca Coury, soy... Era... La novia de Izan. - Mi rostro se volvió pálido al escuchar su nombre y más aún que me estuviera llamando desde Inglaterra la tía por la que me dejó. - Él... - Intentó continuar pero estalló en lágrimas, confusa, escuchaba como sorbía por la nariz. - Murió... La semana pasada. - Más lágrimas, pero esta vez no solo suyas, sino también mías. Otra vez me estaba haciendo sufrir, otra vez estaba llorando por su culpa, por su muerte. No me lo podía creer, no podía asimilar que él estuviera muerto. Le seguía queriendo, fue mi primer amor, y ahora estaba muerto. Me había engañado, se había largado, pero en algún momento de su vida, me quiso...

- Cóm-cóm-o... - Balbuceé en un susurro.

Tomó aire y empezó a contar.

- Volviamos de una cena, íbamos en el coche, cuando en una curva, una camioneta derrapó y colisionó con la parte derecha de nuestro coche, el lado del conductor. - No puedo aguantar más y volvió a empezar a llorar, mientras que a mí no me quedaban fuerzas para eso y solo me recorría la mejilla una lágrima. - El tío que chocó contra nosotros iba borracho. ¡Borracho! - Exclamó y se escuchó como algo se rompía en mil pedazos. - Pensé que debías saberlo. Lo siento. - Acto seguido colgó, y nunca más supe nada de ella.

FIN DEL FLASHBACK

- Yo...

- Tranquilo. - Le acaricié la mejilla. - No tienes que decir nada.

Último aviso para el vuelo 2.5 con destino a Wahington D.C.

- Me tengo que ir. - Dije tras escuchar lo que anunciaban por megafonía.

- Te acompaño.

Me despedí de mi familia, les agradecí que ya hubieran facturado todas mis maletas y cogí mi equipaje de mano, siendo compañada por Gabriel hasta la puerta de embarque. Le entregué el billete a la azafata.

- Gracias. - Dijo. - Que tenga buen viaje.

- ¡Clara! - Gritó a pleno pulmón. - ¡Pienso luchar por ti! ¡Te quiero!

Se me humedecieron los ojos y corrí a sus brazos, estampando mis labios en los suyos.

- Te lo debía. - Susurré. Besé su mejilla y crucé la puerta rumbo a Washington.

FÍN

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Y hasta aquí llegó, muchísimas gracias a todos los lectores, espero que os haya gustado, ha sido mi primera novela terminada, y estoy más contenta con el final.

Siento haber estado tanto tiempo sin subir, pero necesitaba pensar. Lo dicho, muchísimas gracias a todos, jamás pensé superar las 1000 visitas, y aunque 8000 no sean muchas, algo es algo para empezar.

Os pido que os paseis por ¿Con derecho a NO enamorarse? Que tiene muchas más visitas y por Pride, que está empezando.

Millones de besos, Laura

Inocencia como Felicidad

Inocencia como FelicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora