- ¿Qué os parece si organizamos una minifiesta? - Propuso Miriam
- ¿Ahora? - Pregunté extrañada.
- Es sábado. ¿Por qué no?
- Ya que vienen Eli y su amigo puedes llamar a algunos tuyos.
- ¿Puedo Izan?
Asintió.
- Sí cariño. - Respondió con un sarcasmo gracioso Thomas.
- Gracias nene. Ya te lo recompensaré. - Le guiñó un ojo.
A veces jode ser la única virgen del grupo. (Elísabeth tampoco lo era).
- Bueno, pues llamaré a un par de amigos.
Con un par quiso decir a cinco tíos y tres tías.
Llamaron al telefonillo.
¡Elísabeth!
A los pocos minutos llamaron a la puerta. Me levanté corriendo del sofá y abrí a mi mejor amiga.
- Si te levantaras tan rápido cuando llamo yo... - Izan rió.
- Tonto.
- ¡Eli! - La dí un gran abrazo.
- ¡Enanaaaaaaaaa!
Grr... mido un metro sesenta, OK?
(Sé que lo decía con cariño).
- Mira, este es Jordan. Jordan, Clara Atena. - Dijo riendo. - Es mi nuevo vecino.
- Encantada. Solo Clara.
- Iguamente.
Dos besos.
Izan, Thomas y Miriam levantaron (por fín) el "trasero" del sofá y fueron a saludar.
Nos acomodamos todos como pudimos en el sofá, bueno, yo me tuve que poner en una butaca, e Izan en otra que estaba a mi lado.
Putos.
Empezó a sonar Hall of Fame, de The Script.
Mi novio cogió su Black Berry (a diferencia del resto del mundo, Izan AMABA su ladrillo... bueno, una bb es algo peor que un ladrillo, ¿lo dejamos en piedra paleolítica? Sí, creo que ese es el nombre adecuado).
Rápidamente se levantó descolgando el teléfono.
- Es mi madre. - Voy a mi cuarto para no molestar. - Dijo nervioso.
Izan
- ¡Hi sweetie! - Respondió una voz femenina al otro lado de la línea.
- ¿¡Qué coño haces llamándome Rebecca!?
Bajé el tono de voz. No quería que me oyeran.
- Oye, a mí no me hables así, ¿eeh?
Empezaba a enfadarse, si no lo había hecho ya.
- Perdona, Rebe. Tienes razón.
- Sigues con esa niña, ¿verdad?
- Clara no es una niña. Tiene casi diecisiete años.
- Es una mocosa Izan. ¡Es una puta mocosa! - Gritó enfurecida.
- ¡Rebecca, la quiero!
- Pero también me quieres a mí, ¿no es cierto?
- Sí, lo es.
- ¿¡Y por qué no la dejas de una vez joder!? Que yo sepa, ella no es la que te va a meter en la empresa de su padre cuando cumplas los veinte haciendo que ganes miles de libras al mes, pero claro, tú la quieres a ella, y a mí... Has tenido seis meses para decidirte, six fucking months! - Gritó enfurecida.
Conocí a Rebecca un mes más tarde de empezar a salir con Clara. Hace más o menos seis meses. Envié mi curriculum por error a la empresa de su padre, ella era directora de uno de los departamentos más importantes de dicha empresa en Londres. Fue a un viaje de negocios a Madrid, y cuando me enteré, quise ir para ver si podía conseguir el puesto entre más de treinta mil candidatos. Ese mismo día acabamos en el hotel en el que se alojaba. Estuvimos quedando durante más tiempo, evidentemente, a espaldas de Clara, yo creía que esta última iba a ser un amor pasajero, pero entonces ocurrió lo peor que podía ocurrir, me enamoré, de las dos.
- Perdóname... joder... yo no quería que pasara esto...
- Ah, vale. Ahora dices que te arrepientes de haberte enamorado de mí. Perfect.
- Yo no he dicho eso.
- Mira, Izan Neit. En un mes cumples los veinte, nosotros necesitamos cubrir ese puesto de trabajo y yo saber qué coño pinto en tu vida. Tienes un mes, un solo y único mes para decidirte, ¿está claro? Elije bien. - Rebecca colgó el teléfono.
Rebecca acababa de cumplir los veintiuno. Er una mujer muy segura de sí misma, lista y manipuladora, todo lo que podría decir que espantaría a algunos hombres cobardes antes de conocerla, pero cuando lo haces y esa chica rubia de ojos azules verdosos te cuenta sus miedos mientras estás abrazado a ella en una cama, esa mujer que por fuera parece de hierro, se reblandece hasta combertirse en la gota de agua más débil del mundo.
Volví al salón con todos.
- Perdonadme. Mi madre se ha vuelto a pelear con mi padre. - Mentí.
- ¿Qué ha pasado, cariño? - Preguntó Clara.
- Mi padre, que sacó a pasear a Dooglas y lo ha perdido en el parque.
Dooglas era el perro de mi madre. Murió hace unoss meses, pero creo que no se lo comenté a Clara.
- Vaya, lo siento mucho. - Dijo Elísabeth.
- Gracias, no pasa nada. Ya lo arreglarán. Siempre lo hacen.
Thomas era el único que sabía que estaba mintiendo. Me lanzó una mirada amenazante y no dijo nada.
Clara Atena
Me senté encima de mi novio y le dí un beso en los labios. Veía que lo estaba pasando mal. Odiaba verlo así.
- No pasa nada mi amor. Ya verás que encuentran pronto al perro.
- Gracias. - Dijo, pero no me devolvió el beso. Que raro, siempre lo hace...
Izan
Jamás me había sentido tan mal conmigo ismo, JAMÁS.
Estábamos a finales de septiembre, así que tenía que darle una respuesta a Rebecca a finales de octubre. Odiaba verla sufrir. No era justo. ¿Pero por qué estoy con Clara queriendo también a Rebe? Bueno, ella está en Londres...
¡IZAN COÑO ESO NO ES UNA EXCUSA!
Ahora discutía conmigo mismo, ¿podría ser peor? Sí, y si algo puede salir mal, saldrá mal.
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Inocencia como Felicidad
Novela Juvenil- Y por no echarle cojones, ahora échala de menos - HISTORIA TERMINADA • TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS • • PROHIBIDA COPIA Y/O ADAPTACIÓN •