N.Noodles.

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—Odio los autos lujosos.

—Odio los tacones demasiado altos.

—Odio el calor.

—Odio el frío.

—Odio la primavera.

—Odio los basureros. Son deprimentes.

—Odio tener sueño. Pero no dormir.

—Odio tener hambre, pero no comer.

—Odio lo que es demasiado dulce.

—Odio tener ojeras.

—Odio las hamburguesas.

—¿Qué?

—Bueno, no las odio.

—Pero lo acabas de decir.

—En realidad sólo odio las de McDonald's. No son buenas a mí parecer.

—Oh bueno -SeulGi queda sentada- Llevamos prácticamente tres días aquí acostadas.

—Tienes razón.

—¿Hamburguesas?

—McDonald's no.

—Hay un local cerca de aquí. No es cadena pero sabe bastante bien.

—No puedo creer que conozcas casi todos los restaurantes del lugar.

—No puedo creer que me tardé más de una semana -puchero-, pero vamos.

—Me convenciste.

Era demasiado cómodo para ambas estar juntas. Era cómo si siempre hubiesen pertenecido a ese lugar. No había pasado nada fuera de las charlas interminables, y aunque no tenían muchos gustos en común, sus personalidades encajaban de manera justa. Caminaron un largo rato por las calles. Iban riendo, como si no pasara nada. Cuando llegaron al local fueron directamente a pedir sus órdenes.

—¿Qué te gustaría pedir? -dijo SeulGi.

—Una hamburguesa -ríe-.

—Okay -haciendo un puchero, Wendy se sintió extraña-. Disculpe -dijo al mesero que iba pasando-, me puede traer una hamburguesa con tocino y una... -esperaba que hablara la menor, pero ésta estaba distraída con los felinos ojos de la más alta-.

—Se-Sencilla -torpe y sonrojada-.

—Vaya -dijo un poco incómoda SeulGi- te puso nerviosa el chico.

—¿Q-Qué? No... -ríe-. Voy al baño.

Mierda. Pensó una vez dentro de uno de los baños. ¿Qué le pasaba? Bueno, SeulGi era una chica hermosa, era delicada y bonita, era una musa... ¡Pero no! Es decir, ¿por qué sentía eso? ¿Por qué la respiración se le dificultaba cuando sonreía? Suspiró. Nunca tuvo nada en contra de las personas homosexuales, es decir, eran personas que amaban también después de todo, pero nunca se había sentido atraída por una chica. Aunque tampoco por un hombre. Chilló bajito, la mayor la estaría esperando y cuando salió sólo pudo echarse un poco de agua fría en la cara y mirarse al espejo cómo si no se conociera... Justo iba saliendo cuando SeulGi entró a lavarse las manos. Ella le dijo que la esperaría y se marchó a su mesa. El lugar era agradable, parecía un pequeño hogar aunque el espacio era amplio. Poco pasó cuando llegaron sus órdenes y tan sólo dos minutos después SeulGi llegó sonriente.

—Vaya -habló la menor- se ve realmente delicioso -no mentía- me gusta.

—Pruébalo. Te gustará más cuando lo pruebes -sonriendo-.

Ella tomó un bocado, estaba delicioso y amó inmediatamente el sabor de la carne.

—¿Por qué me ves? -pregunta cuando se percata de que la otra ha perdido el tiempo admirándola-.

Yeah, You. (SeulDy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora