Sí tú.
Belleza de soledad cambiante
Mi sublime artista de sordos oídos
De tragedias dolorosas cantante
Lápiz de sueños y anhelos cohibidos.Tanto torturarme la duda puede
Cuando el filo de la daga apunta
Y el diluvio ideal hacia ti cede
La perfecta tez marcar me asusta.Te miré en la luz parada y lejana
Y es que amor mío no hay nadie más culpable
Qué yo al desampararte tan insana.Desfundé entonces mi tramposo sable
Cortando mi cuello osé a ti matarte
Incluso así, te amo a ti, fuerte roble.—Te lo digo Wen, me encantó este poema. Imagínate. Qué alguien te escribiese a ti de esta forma.
Ericka hablaba mucho antes de que el profesor llegase a el salón. Ella la escuchaba y se quedaba muda puesto que nunca tenía la oportunidad hablar. Pero entonces escuchó el nombre de aquella escritora anónima. Viajó tiempo atrás, cuando leía por la noches largos textos con la sonrisa en la cara. Las ganas de llorar le inundaron el corazón, las ganas de irse corriendo sin decir alguna razón. Aún así se atrevió a sonreírle a su compañera con la incertidumbre de si esas palabras serían para ella. Sí SeulGi habría escrito ese poema pensando en lo mucho que habían pasado juntas.
Cuando Kevin llegó todos callaron, la clase comenzó mientras que Wendy se perdía en la lejanía de su mente. Los números salían, no agregaría nada a la clase, tampoco comentaría el artículo que había leído en una revista para matemáticos super extravagante. Kevin lo notó porque en su cara albergaba la desdicha del desamor.
Al finalizar la clase esperó en la banca, después de eso él se acercó a ella cómo los grandes amigos que ahora eran. Era gracioso cómo su propia decisión la podía hacer infeliz. Fue Son quién dejó la carta aquella noche, la que había elegido el camino de una relación de dos personas. Y se sentía mal por ambas también, ya que le comía viva la idea de que había roto el corazón a quien le juró protección.
—Piensas en ella ¿No es así? -asintió sin expresión alguna-. ¿Qué es lo que te hace sentir mal? ¿Romperle el corazón? ¿Haber huído? ¿Qué ella no te haya llamado después de tanto tiempo?
—¿Como lo sabes? ¿Qué yo huí?
—No te hubieras atrevido a decirle, así como no lo ibas a hacer con tu madre.
—Igual, no creo que estén ayudando en algo tus palabras -desviando la vista a las ventanas, recibiendo la calidez del sol en los ojos-. ¿Sí ella se va qué hago?
—Ella no se fue -provocando silencio-.
—Yo lo hice -bajando la mirada-. ¿Pero por qué ella no me reclamó? ¿Por qué no me mandó un mensaje diciéndome que me odia por haberle abandonado?
—Confío que la persona de la que te enamoraste no posee un alma negativa -no puede evitar llorar ante Kevin, era cierto, su Kanguh no lo haría-. Wendy, a veces las personas tomamos caminos separados. Porque tenemos distintas formas de ver la vida y distintos anhelos. No lo hiciste de la mejor forma, pero fue lo que tú madurez y pensamiento pudo dar. Ahora, puedes seguir con esto, o puedes ir en busca de ella. Piensa en lo que te hará más feliz.
—¿Por qué no se pueden llevar de la mano? -mirándole con desasosiego-.
—¿Tú le pedirías que abandonara sus sueños? ¿Qué dejara todo lo que conoce y se viniera vivir aquí?
—Ella me lo pidió.
—Y no te quedaste. Porque no iba de la mano con lo que ella soñaba. Que quieran seguir con lo que desean no significa que se amen menos. Y si no vas por ella, te juro que la vida las pondrá en el mismo camino.
Miraba sus dedos mientras jugaba con ellos, parpadea a para hacer que las lágrimas bajasen más rápido. Su padrastro tenía razón, porque si de verdad quisiera dejaría de lamentarse e iría por su osita. Pero se había hecho atrás, abrazando su libro de estadística y revistas extravagantes. También quería acabar su carrera, porque SeulGi no había dejado de perseguir sus deseos, quería hacer lo mismo.
Le regaló una sonrisa y él lo entendió como algo positivo. Recogieron sus cosas y subieron al auto, Kevin escuchando orquestas viejas en CD's. Nunca había sido fanática de la música clásica, pero Silencio de Beethoven era algo que no pudo evitar sentir como un golpe blando. Se acomodó en su asiento, mirando por la ventana el viejo atardecer que tanto amaba.
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—¡Papá! -gritó en la planta alta de la casa-. ¡Te dije que no dejaras tú rastrillo sucio en el lavamanos!
—¡Perdón! -gritó no dándole mucha importancia-.
Se cepilló el cabello, puso delineador en sus ojos, mirándose al espejo dió una sonrisa a lo que venía. Antes de poder entrar a la universidad ella debía pasar por un examen, cómo lo hacían el resto de los alumnos. Los meses habían pasado, cosas como la renta y los impuestos no la atormentaban cómo antes. Su padre la había acogido en su hogar.
Le dió vuelta por mucho tiempo antes de perdonarle el abandono, y él se esforzó porque la balanza se inclinase a su favor. Llevando fotos de sus abuelos, contando historias acerca de su madre, pidiendo disculpas por su torpeza... Y es que la menor no pudo guardar tanto rencor, después de todo había sido su madre que, con demasiada imdeferencia había roto el corazón de su padre y abandonado con sus abuelos.
Terminó de ponerse el abrigo, y ajustarse bien los zapatos, guardó todo lo necesario y puso doble por si hacía falta. Recogió entonces el objeto que preparaba todas las noches. Corrió escaleras abajo y quedó enfrente de la puerta, con los nervios comiéndole el corazón.
Cuando salió no pudo evitar sentir alivio, al ver a su padre ahí, sonriéndole. Subieron al auto, hablando de cosas aleatorias, ella trataba de distraerse. Jugando con la carta en sus manos intentó relajarse. Iba a cumplir su sueño, iba a lograrlo, pero también quería verla, también la seguía amando.
No sé cuántas cartas te he mandado, después de todo no es tan difícil recordar la dirección de tu casa cuando la apuntas en las servilletas de cada restaurante. Tampoco sé cuántas veces he intentado llamarte, porque nunca respondes o hablas, sólo cuelgas cuando escuchas mi voz. Tal vez jamás sepa cuántos correos te he mandado, todos siguen sin respuesta alguna.
Sólo, y si llegaras a leer esto quiero que estés enterada de que no te odio. No te odio por todas esas cosas, ni te odio por haber huído. Siento que te amo incluso más.
He hablado con papá esto desde hace dos semanas, ya te había contado de él, pero no sé si has leído mis cartas. Le dije que quería ir a Canadá, que quiero ir a verte. Al principio se negó por supuesto, sin embargo, ahora se ha comprometido a acompañarme y te juro, Wendy, que lo haré muy pronto.
Por favor, no me cierres la puerta o evadas mi presencia así cómo lo has hecho con todos mis medios para comunicarme contigo.
Con amor.
Kang, SeulGi.
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—¿Y?
—No lo sé, sólo... Creo que me fue bastante bien -sonriendo-.
—¡Perfecto! ¡Muy bien Gi! -cargándola-. Te quedarás, estoy seguro de eso.
—Gracias papá -abrazándolo muy fuerte-. Gracias por volver.
—Perdón por no haberlo hecho antes -recargándose en su hombro-.
Lo había deseado mucho tiempo, el conocer a su padre, y lo había hecho. Se sentía segura, cómoda, y casi feliz. Ahora sólo debía ir por su Wannie, por la mujer a la que amaba, sólo eso...
AreMF.
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Yeah, You. (SeulDy)
Fanfiction¿Te puedes enamorar de alguien a quien nunca has visto? Ese ha dejado de ser un problema para las generaciones del siglo XXI, para quiénes el amor en la actualidad puede tener cientos de formas. Seulgi siente que se ha enamorado de ella, pero no es...