Z. Zzzz/Sleep. (Final).

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Canadá podía ser un lugar fabuloso, ella lo sabía. Estaba acostada en su habitación evadiendo la conclusión de su tarea, sabía que después de eso tendría que cumplir su "deber" como hija y acompañar a su madre al supermercado donde era un hecho que se aburriría.

Había puesto a reproducir una playlist en su computadora que repitió por al menos tres horas. Visitó la página dónde SeulGi solía escribir, había anunciado su retiro una semana atrás. Era lo más cercano a pasar casualmente por la banca dónde se sentaban juntas.

Miró a su madre sacando el correo, lo hacía todas las tardes cinco minutos después de que el cartero llegase a dejarlo y la exactitud con que lo hacía le resultaba un tanto irritante. Siempre tan perfeccionista.

Se levantó a lavarse la cara, el jabón de tocador tenía un olor que le provocaba calma. El agua fría recorriendo cada centímetro de su piel le recordaba que seguía ahí, existiendo. Escuchó entonces un ruido en su recámara, la puerta abrirse y los pasos de alguien más. Ahí estaba, en medio de la habitación la castaña mirándola con una sonrisa y ella imitó su gesto mientras se secaba rápidamente para ir a su lado.

-Yeri-Ah -le habló-. Me alegra mucho que hayas venido a visitarme -regalándole un abrazo que necesitaba más ella-.

-Wen Unnie, tu mamá es agradable. No había venido por los trabajos de instituto, pero ahora ya estoy bien.

-Eso es bastante bueno -sentándose-. Yo debo ponerle punto a mi tarea para acabarla pero sinceramente no quiero ir con mi madre de compras.

-Ja -divertida-, no creo que sea tan aburrido.

-Ugh, no la conoces de verdad.

-No... Pero no creo que sea tan malo -riéndo-. Seung Wan, quiero hablar contigo de algo...

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Antes de tocar la puerta ya le habían abierto. Una mujer madura estaba en frente de ella, analizándola con pulcritud. No pudo decir ni una sola palabra cuando la sujetó con fuerza de su muñeca y la arrastró por el jardín hasta llegar al auto. Mirando hacia todos lados, abrió la puerta y a base de empujones la obligó a entrar.

"No grites", le amenazó. A decir verdad estaba bastante asustada, su cerebro no acababa de procesar lo que estaba sucediendo en esos momentos. Le había dicho a su padre que la esperara en el hotel, estaba bastante cansado y ni siquiera se podía poner de pie. Al contrario de ella, que pudo haber corrido del aéreo puerto al hotel porque pensaba que el taxi era bastante lento.

-¿Qué demonios le sucede? -le preguntó una vez el auto estaba en marcha-.

-Vete de aquí -dijo de forma concreta-. Vete de aquí y no vuelvas nunca. No quiero que Seung Wan tenga nada que ver contigo.

-¿Y por qué debería de hacerle caso?

-Porque de igual forma ella no te ama. Le causaste mucho dolor, intentaste llevártela de aquí, la abandonaste -no era verdad-.

-Yo no la abandoné, tampoco fue mi intención hacerle daño. Si vine por ella es porque la amo -frenó brutalmente en un parque poco recurrido-.

El silencio abrazó el entorno, SeulGi miraba a la madre de Wendy con suma furia. Estaba bastante harta de que las personas irrumpieran en su vida cuando nadie tenía derecho alguno. La mujer la miró con suma seriedad.

-Ella no va a volver, Kang -firme-. No te ama y en realidad no lo hizo, fuiste solamente un capricho al que ella se aferró para uno de sus berrinches.

Yeah, You. (SeulDy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora