Once de la noche, recién iba llegando a su casa con la espalda dolorida y pensando en todo lo que había pasado con su jefa. La besó, sin consentimiento alguno, por alguna extraña razón ella sentía culpable, le remordía la consciencia pensar que había besado a otra chica que no fuera Wendy, no le había gustado en absoluto, ni siquiera con la belleza de SooYoung. Había decidido caminar, sin importarle que fuera tan noche, que no hubiera nadie a los alrededores. Dejó claro a la joven que ya no iba a trabajar para ella, por lo tanto iba a ser una gran travesía encontrar un nuevo empleo al siguiente día. Subió cómo de costumbre a su apartamento, las escaleras eran muy largas y por esos días el ascensor no funcionaba, ella de verdad merecía un descanso. Ni siquiera había durado tanto cómo asistente...
Al llegar al apartamento la puerta estaba entre abierta, el miedo le paralizó por completo, ella nunca dejaba pasar una cosa así. No sabía si retroceder o seguir adelante, había olvidado su teléfono en la cama esa mañana. Se acercó con lentitud, con la bolsa apenas enganchada a los dedos por si necesitaba soltarla y luego correr. Y sí, la soltó. La soltó cuándo vio en frente de ella a su novia, a la mujer que tanto había anhelado tener de vuelta entre sus brazos, y cuando estuvo entre los de ella la abrazó, diciéndole lo mucho que la había extrañado con el simple tacto. Los sentimientos que tuvo en ese momento eran demasiados.
La contraria recibió su abrazo de vuelta, la quería llenar de todo el amor posible, de verdad quería que su cuerpo le dijera a SeulGi que la amaba. Se alejaron un poco, la más alta sonrió cuando vio los pequeños ojos de Wendy, cuándo pudo acariciar su cabello sin miedo a que se desvaneciera en medio de un sueño. Y la otra, seria, pero con la mirada clavada en sus labios la besó, cómo nunca antes, cómo la primera vez, cómo la última.
-Te extrañé demasiado -dice la mayor en medio del contacto-, no sabes cuánto, no sabes cómo.
La menor no dijo nada, se dedicó a sentir el cuerpo de su chica, se dedicó a los besos decorando el tibio cuello de la mayor, se dedicó a amarla. Quedó completamente absorbida por el aroma de su piel, por el shampoo que usaba todas las mañanas, por la suavidad impregnada en sus muslos. Su mayor deseo era quedarse ahí, pertenecer realmente a ese lugar que sin duda alguna era dónde ella se sentía mejor. SeulGi le tomó la mano, caminaron juntas hasta su pequeña cama, con la noche cubriéndoles la espalda, con esa felicidad que pudiese parecer eterna.
En esa pequeña intimidad pudieron acariciar la piel que se descubría con sus ojos, sentían la respiración de la otra sobre sus labios. Estaban quietas, disfrutando del tacto que se daban accidentalmente, enamoradas. Pero SeulGi aún se sentía culpable, sentía que ese momento no le pertenecía porque aunque no fue su intención había compartido sus labios con alguien más. No sabía si decirle, no sabía que hacer.
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Tres horas atrás.
Estaba exahusta, no iba a mentir, tenía miedo de lo que estaba a punto de pasar. Con sólo una pequeña mochila llegó hasta el lugar de trabajo de su novia. Ya era bastante tarde y SeulGi no había salido, maldijo en voz baja porque eso solamente aumentaba la tensión de la situación. Esperó durante una hora, cuando a lo lejos la vio caminar por un largo pasillo, se veía agotada. Dos pasos antes de que ella se diera la vuelta, al parecer no se había percatado de su presencia y aprovechó la distracción de los guardias de seguridad para poder ingresar al edificio detrás de ella. Por un momento se sintió perdida, pero al reconocer la única voz de su pareja se detuvo en frente de una habitación. Por dentro no había nadie, se dió cuenta después que había una segunda habitación dentro.
-Te he dicho que no te vayas, no te vas a ir, es una orden.
-No recibo órdenes de alguien que no me paga. Y ya no lo haces más, acabo de renunciar -Wendy se quedó paralizada. ¿De verdad SeulGi estaba arriesgando todo?-.
-No -empujándola contra la pared-. No te vas a ir -en voz alta-. No hoy -su cuerpo se tensó, se sintió molesta, quiso hacer algo, pero no sé atrevía-.
A lo largo de su vida cada uno llega a tener esos momentos de películas, dónde la temperatura de la luz cambia y queda editado en cámara lenta. Eso fue lo que le pasó a Son cuando en medio de la acalorada discusión esa chica de cabello negro besó a SeulGi. Sintió frío, porque podría pasar sin duda alguna, que Kang terminará por aceptarlo, entonces se iba a enamorar de ella y Wendy no quería eso. Sin embargo, dió un pequeño salto cuándo escuchó un golpe.
-¡Jódete Park! ¡Maldita sea jódete! -llorando- ¡No soy un maldito juguete y no tengo la culpa de las cosas que te sucedan! Jamás he hecho algo para herirte, tú al contrario me humillas cada que tienes la oportunidad y yo no voy a soportar los berrinches de una mocosa. Madura por favor.
Pudo oír el silencio, cómo todo se había quedado quieto por unas milésimas de segundo. Pero cuándo Kang comenzó a recoger sus cosas ella supo que debía irse. Corrió por aquel pasillo, ese que ahora nunca iba a olvidar. Subió al autobús y ya dentro no pudo evitar pensar el cómo SeulGi se había vuelto fuerte por obligación. Se sintió tan triste.
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Una de la madrugada. Con los cuerpos desnudos sobre la cama, con el sudor en sus frentes. Alguna de las dos estaba durmiendo, pero la otra seguía con tormentas en la cabeza. Miró una vez más a la opuesta, con su piel brillante expuesta, la cubrió con una manta y se permitió a sí misma abrazarla una última vez. Después de eso se levantó, sacó de la pequeña mochila una carta. La dejó sobre el escritorio, se vistió sin hacer el menor ruido, y entonces se marchó.
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—Yo... Quiero estudiar la universidad.
La cara de su madre formó una espléndida reacción, con las facciones de su cara expresando alegría, y eso, aunque no quisiera, la destruyó. Kevin, por otro lado, la miraba incrédulo, con los ojos atascados en el ceño fruncido lleno de culpabilidad.
—¿Cuándo decidiste esto?
Ella se quedó callada, presionó el puño sobre su pierna, no era lo que iba decir, pero ni siquiera podía sentirse arrepentida.
—Sólo surgió -Kevin solamente quedaba inerte en la falsa sonrisa de la menor-. Creo que quiero retomar mi vida donde la dejé.
—Es repentino, pero es bueno -emocionada-. ¿No crees lo mismo cariño?
—Sí, claro -sin perder detalle-, aunque creo que es algo que no esperaba de SeungWan.
—Entiendo -intranquila-, es algo repentino, ni siquiera yo sabía si quería. Pero estaba segura de que era la mejor opción porque no era necesario darle tantas vueltas.
El hombre se quedó callado, esperaba un poco más de valor por parte de la pequeña, sin embargo, ella simplemente fijó su vista hacia otro lado. No pudo evitar sentirse un poco responsable de eso, pero finalmente la decisión era de ella.
—¿Me escuchaste Kevin?
—Sí -tratando de enfocarse se nuevo en la conversación-.
—¿Crees que puedas ayudar a Wendy a elegir su carrera? Pienso que ya hablando de eso ustedes se entenderán muy bien. Ella siempre se llevó de maravilla con sus profesores y...
Lo que sea que los dos adultos discutieron no tenía cabida en la cabeza de Wendy. Cuando la cena acabó corrió a su habitación, empacó sus cosas en una pequeña mochila y reunió todo el dinero que tenía. Lo iba a lamentar, pero lo necesitaba, necesitaba ser egoísta. Necesitaba ver a SeulGi, incluso si era la última vez.
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AreMF.
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Yeah, You. (SeulDy)
Fanfiction¿Te puedes enamorar de alguien a quien nunca has visto? Ese ha dejado de ser un problema para las generaciones del siglo XXI, para quiénes el amor en la actualidad puede tener cientos de formas. Seulgi siente que se ha enamorado de ella, pero no es...