Yeah, You. (SeulDy)

Ñ.Compañía.

Pasó la noche entera sin poder dormir por lo que había pasado. Cuándo sintió que Wendy estaba durmiendo se quedó en frente de su escritorio. Su habitación tenía la cama frente a la ventana, había coleccionado un montón de pósters, dibujos hechos por artistas desconocidos y una enorme cantidad de libros en un mueble. Lo miró todo, ¿por qué todo a la luz de la luna luce más triste? Pensó cuando miró la fría recámara. Observó y admiró entonces la silueta de Wendy en la luz, estaba tranquila, lucía realmente agotada. No pudo evitar pensar en el golpe que le había dado JungHo y su reacción. Pudo ser valiente por ella, pudo ser diferente y dar la cara, cosa que no pudo hacer anteriormente por ella misma.

El silencio cubría sus oídos cómo si fuesen delicadas manos haciendo presión. Respiró hondo y se levantó para ir al sanitario.

"Me gustas SeulGi". Escuchó de los labios de la menor.

¿Qué cosa? Se levantó a rápido y verificó que estuviera despierta para descartar la idea, en realidad, la menor estaba hablando entre sus sueños y ella no sabía que hacer al respecto. Salió de la habitación y se dirigió a su estudio dónde cerró con seguro. ¿Creyó haberlo escuchado?

Bueno. No sabía que hacer. ¿Estaba loca? ¿Acaso lo había imaginado todo? Y en cualquiera de los casos... ¿Por qué Wendy se enamoraría de ella? Era una chica sin gracia. La gente le había dicho que era realmente bonita pero ella había hecho oídos sordos para quedarse con sus versión de una chica común. De todas formas no le gustaría que Wendy solamente se sintiera atraída por su físico.

Momento. Estaba haciendo un montón de ideas. No supo en ese instante lo que estaba pasando por su cabeza, ya que, probablemente sí imaginó todo, probablemente se imaginó a ella misma tomada de la mano de Wendy y sin razón alguna se puso a fantasear.

Recuperación. Necesitaba recuperarse de las palabras adormiladas de su compañera de apartamento temporal. Y es que por alguna razón todo era mejor si ella estaba ahí. Para abrazarla si lloraba a media noche. Sin que ninguna de las dos se diera cuenta se habían vuelto protagonistas de su propio romance, en el que pasaban a segundo plano las citas románticas en el parque de diversiones y era mejor jugar en la intimidad ajedrez como todas unas ñoñas.

Calma instantánea. SeulGi había estado pasando por fases distintas en esos segundos. Su corazón seguía acelerado y su estómago cosquilleaba, dolor al fin y al cabo. No sabía cómo o por qué, pero le gustaba y no a la vez, tener esas ridículas sensaciones de novelas. Novelas... Siempre vio parejas en escrituras de romance. La mayoría parejas heterosexuales, con el típico chico malo que se sentía redimido cuándo conocía a la chica más hermosa y popular del instituto. Había vivido enamoramientos cuándo el galán posaba sus ojos en la chica delgada que antes era gorda, esa que nadie había notado antes por que casualmente apareció con unas cuantas tallas menos. Pero esto no era así, ella no era Rose en Titanic, Wendy no era Julieta de Romeo y Julieta, y sin duda, ninguna de las dos era el príncipe azul. Historias que terminan siempre en tragedia y se preguntaba si era el destino de todo amor, de todas las relaciones como la que tuvo con JungHo. Fue así cómo pasaron las horas y sin percatarse el sueño ganó a las batallas internas que tenía. Cuando despertó escuchó algo romperse en la cocina y casi furiosa tira la puerta por haber olvidado quitar el seguro. Al llegar al lugar estaba una Wendy con la planta del pie sangrando.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien?

—Y-Yo... Sí... -mientras la mayor sacaba la bolsa del día anterior-. Soy demasiado torpe, estaba a punto de poner los vasos en la mesa y se me cayó uno, entonces resbalé con el agua que quedó y pisé uno de los cristales rotos -la mayor estaba de rodillas frente a ella deteniendo el sangrado, no era tan grave después de todo-.