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Podía sentir como la rabia y la decepción corría por mis venas. La verdad es que estaba fúrica, más que decepcionada, la molestia me estaba llevando a un lugar que no quería, un lugar del que estaba escapando hace mucho tiempo.

Sin embargo, sonreí y dije que en ese momento empezaría mi mejor plan. Si antes era mala, ahora sería peor.

Jungkook vuelve a estar frente a mí y yo empiezo a reír. Mis risas eran imparables, resonaban por toda la habitación.

La mirada del castaño es de total confusión y yo lo miro fijo con una sonrisa por fuera a pesar de que por dentro estoy herida.

— Ay, Jungkook —, pongo mi mano en su mejilla y acaricio para luego dar toquesitos como sí fuera un niño que acaba de hacer algo bueno — ¿Quién te dijo que los bebés juegan cosas de grandes? —, él mira mi mano y luego a mí con sus labios entre abiertos, sin entender nada.

Se cambiaron los papeles y me encanta su cara de miedo en este preciso momento.

Me subo a horcajadas sobre él y quito el edredón quedando desnuda sobre sus piernas.

— ¿Sabes qué es triste? —, empiezo a masajear mis pechos en su cara y sus labios se entreabren al mismo tiempo que su respiración se pone pesada — Que todo esto... —, bajo mis manos por mi abdomen hasta llegar a mi intimidad y soltar un pequeño gemido. Quito mis manos y las pongo en sus hombros — Nunca va a ser de un bebé, de hecho, me hiciste un favor —, me acerco a sus labios y susurro — Porque no sabes como moría por tener a Suga dentro de mí y que me hiciera gritar su nombre.

La cara de Jungkook era de total furia, estaba tan rojo que pensaría que estuvo a punto de explotar.

— Ahora yo te pregunto, ¿Qué se siente perder dos apuestas en un día? —, río mostrando todos mis dientes y me quito de encima de él — Largate, tengo que vestirme para la fiesta.

Tomo mi toalla y dirijo al baño, cierro la puerta tras de mí pegándome a esta para escuchar cuando se vaya.

Escucho como después de largos segundos se cierra la puerta y caigo en el piso en un llanto imparable.

Mi pecho ardía pero la tristeza estaba siendo suplantada por algo peor, nadie juega con Ania Green, y eso se los voy a demostrar.

Tome una ducha rápida y volví a acomodarme.

Un vestido negro bastante pegado al cuerpo y muy corto era la nueva vestimenta, cabello alisado y maquillaje oscuro acompañado de un gloss que ayudaba a que mis labios se vieron más gruesos.

Corte un flequillo en mi cabello que quedaba bastante bien, dando un estilo misterioso junto con mis ojos con maquillaje ahumado.

Tomé mi móvil, una bolsa pequeña de marihuana y eche perfume en mi cuello y toda parte de mi cuerpo.

Salí haciendo resonar mis tacones, llegue a la puerta y entregue la bolsita al guardia el cual no me reconoció por mi nuevo corte.

— Soy yo, solo un cambio de look —, guiño un ojo hacia él y me deja entrar con una sonrisa adornando su rostro.

Camino decidida haciendo de mi corazón solo un pedazo de hierro y esta noche lo demostraría.

Llegue a la habitación y toque la puerta, Jin abrió y me dirijo a él para abrazarlo fuerte.

— Feliz cumpleaños, amiguito —, el ríe y me separo de él.

— ¿Amiguito? Soy mayor que tú. Pero gracias por venir es muy especial que estés...

— Sí, sí, como sea —, paso de él y sigo mi camino.

Toda la habitación tiene luces neón, distingo a Mane a lo lejos hablando con J-Hope y me acerco a ellos.

WRONG © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora