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¡Me lleva! Estaba totalmente cabreada, fúrica y fuera de mí. ¿Cómo se atreve ese gusano a pedirme perdón después de lo que me hizo?.  

No estaba así cuando salí del salón, pero cuando llegue a mi habitación, que rebobine todo lo que había pasado, entendí que era un descarado, es que... ¡Agh!.

No solo eso, ninguna de mis mejores amigas estaba aquí, así que estaba a punto de entrar en colapso mental. Las necesitaba.

— ¡Maldita sea! —, lanzo mi móvil contra la pared y lo que menos me importaba en este momento era el que se destrozara. Mejor para mí, cero contacto con el mundo exterior que no me importaba en lo absoluto.

— Ya sé... —, tomé mis pequeños shorts negros de deportes, un bra para hacer ejercicio y una sudadera negra, cambié mis zapatos a unos deportivos negros y salí directo al gimnasio del internado, que para mi "buena suerte", solo lo dividía un vidrio del gimnasio de chicos.  

Me fui a mi casillero ya que cada una tenía uno. Amarré mi cabello en una coleta y coloque bendas en mis manos junto a mis guantes.

Me fui directo al saco y sonreí al saber que era el momento de drenar todo lo que llevaba por dentro, respiré profundo y empecé a golpear el saco como si no hubiera un mañana.

Le daba golpes al saco al punto de creer que en cualquier momento se caería. Recordar lo sucedido con Suga y Jungkook, era  la razón primordial para querer tumbar ese saco y aún en el piso, seguir dando golpes por doquier.

No me di cuenta que lágrimas salían de mis ojos hasta que mi vista comenzó a ponerse borrosa, pero no paraba, no podía.

Recordar como ese mentiroso apretaba mi mano cuando las entrelacé, como sus ojos fueron los primeros en debilitarme creyendo que era algo más, como mi supuesto mejor amigo ahora estaba "enamorado" de mí y le importo cero lo que sintiera en ese momento.

Era demasiado orgullosa y nunca aceptaría que estoy destruída, que me dolió todo lo que paso, tanto por Suga como por Jungkook.

Para empezar nunca debí aceptar el reto y después dejar que las cosas pasaran a mayores, así como nunca debí darle tanta confianza a Jungkook.

Pare por un momento y mi respiración era demasiado agitada, mi cuerpo estaba totalmente sudado y la sudadera no me dejaba moverme por lo pegada que se encontraba a mi piel.

Me quité los guantes y saque la sudadera solo quedando en brasier deportivo.

Coloque de nuevo mis guantes  y seguí golpeando el saco hasta que mis brazos parecían gelatina.

— ¡Aaahhhh! —, suelto un grito sin saber exactamente si es de frustración o del dolor en mis manos y brazos. Pero me voy por lo primero.

Me cuesta respirar por el cansancio y el llanto y paro cayendo en el piso.

Tal vez dirían, ¿Cómo puede ponerse así por alguien que solo le gusta? Y ese es el detalle, que nunca me había gustado nadie y no sabía controlar las malditas cosas que en este momento estaba sintiendo. Porque no es que sea un gusto cualquiera para tener sexo, es que lograba dominarme con solo mirarme.

Respiro fuerte en el piso e intento tapar mi rostro a pesar de los guantes que estaban en ellas.

— Parate estúpida, no puedes darles el gusto —, me digo a mí misma.

Quito las manos de mi rostro y me deshago de los guantes.

Seco las lágrimas con brusquedad sabiendo que dejaría una marca roja en mi rostro por el fuerte roce, pero como todo en este momento, no me importa.

Subo mi mirada y me encuentro con el rubio viéndome a través del espejo cruzado de brazos. A pesar de su mirada estar puesta en mí, sé que está sumido en sus pensamientos, pero no podía seguir viéndolo y mucho menos que él me viera tan vulnerable.

Admito que me sentía mareada con sólo verlo, que mis piernas temblaban y no precisamente por el ejercicio hecho, sino porque era él quien  tenía su mirada fija en mí.

Tomo los guantes y la sudadera y me voy directo al casillero. Guardo los guantes y al ver las vendas, tienen pequeñas manchas de sangre. Esta vez, me exhedí.

Tomo la sudadera y salgo al gimnasio, mi mirada se va directo al vidrio y veo a Suga realizando la misma acción que yo hace unos minutos, daba golpes mucho más fuertes que los míos al saco, hasta que para al darse cuenta de mi presencia.

Ruedo mis ojos y sigo mi camino, de reojo veo como corre hacia el vidrio y da pequeños golpecitos los cuales ignoro y salgo del gimnasio.

Camino hacia mi habitación y el camino me encuentro a Mane quien tenía solo pequeños rastros de maquillaje y su cabello estaba atado en una coleta dejando ver marcas en su cuello. Tuvo sexo con Jimin.

Me mira sonriente y al intentar devolverle la sonrisa solo logro hacer una mueca.

— Volviste a hacerlo —, ignoro sus palabras y me toma del brazo — ¿Por qué?.

Su mirada me traspasa y yo solo la miro neutra.

— ¿Prefieres eso o que pase lo que nos encerró aquí? —, su agarre se afloja y yo saco mi brazo de su mano.

Sigo mi camino a  la habitación y escucho sus pasos tras de mí.

Ella y Alexa saben que no puedo descargar mi ira de esa forma, pero era demasiado lo que sentía en este momento.

Llegué y abro la puerta de inmediato, la dejo abierta para que ella entre y escucho un grito:

— ¡IMBÉCIL! ¿QUÉ HACES? —, me volteo y cuando quiero salir de la habitación Suga frena de golpe frente a mí.

Su cabello mojado por el sudor, respiración agitada y sus ojos buscando una respuesta en los míos hacen que mi corazón lata demasiado fuerte.

— ¿Qué haces aquí? —, intento hacer que mi voz no se quiebre y él baja la mirada para volverla hacia mí.

Mane entra sobando su brazo y lo miro mal.

Se encoge de hombros al verla entrar de esa manera y se excusa.

— Estaba atravesada —, suelta.

— Lárgate.

— Tenemos que hablar, hoy a las ocho en el estacionamiento del internado de chicos —, sale de la habitación sin siquiera dejarme responderle que se fuera a la mierda.

Volteo hacia Mane quien me mira atónita y se dirige a la puerta para cerrarla y recostarse de esta.

Nos quedamos en silencio por unos momentos y ella habla.

— ¿Irás? —, tenía un desastre en mi cabeza y corazón, y ella hizo que los dos explotaran con esa pregunta.

— Necesito consultarlo con la ducha —, tomo mi toalla y cuando me dirijo al baño me frena.

— Ania, por primera vez, solo haz lo que sientes, no lo que creas correcto o la primera locura que se te venga a la mente para deshacerte de las personas.

Noto algo raro en su mirada y su rostro, su mirada está más brillante y su rostro enrogecido.

— Te gusta —, pienso en voz alta y al caer en cuenta lo afirmo — Te gusta Jimin y por eso me dices eso.

Entreabre sus labios y los cierra al instante, ¡lo sabía!.

— Aunque quisiera seguir lo que siento no puedo hacerlo, Mane.

— Ania... —, me mira triste y tomo su mano para dejar un beso en el dorso de esta.

— Sabes lo que pasará cuando salgamos de aquí y Suga, solo será historia. Un bonito momento en todo este infierno.

La suelto y me dirijo al baño dejándola con la palabra en la boca y yo con un corazón que segundo a segundo se va apagando.

WRONG © | SUGA - BTS. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora