Día de la boda y yo estaba de un mal humor en el que ni mis mejores amigas me soportaban, al igual que yo a ellas tampoco por la misma razón.
El imbécil del escolta si nos trajo el móvil pero, ninguno de los tres individuos o siquiera alguno de los tontos de nuestros amigos respondían mensajes o llamadas. Al principio pensábamos que a ellos también les habían quitado los celulares, hasta que nos dimos cuenta que leían todos y cada uno de los mensajes.
Hicimos la prueba con nuestros números, para probar que estaban leyendo nuestros mensajes, pero no, de nuestros teléfonos no había nada.
Los estilistas ya estaban aquí y trajeron alrededor de cien vestidos de diseñador solo para nosotras escoger tres, al igual que con zapatos y accesorios. Realmente mi padre estaba gastando increíbles cantidades de dinero en esta boda de pacotilla.
Por pedido de mi hermana, los vestidos debían ser dorados, ya que mis amigas serían damas de honor. Así que yo escogí uno abierto en el medio de mis pechos, largo hasta los tobillos con una abertura en la pierna. El de Mane, era strapple, pegado al cuerpo hasta los muslos y de ahí caía una suave tela transparente con adornos en dorado, y el de Alexa, era un strapple modo corazón, pegado al cuerpo, hasta la cadera, larga hasta los tobillos igual con una gran abertura en la pierna.
Nos maquillaron, peinaron, arreglaron nuestras uñas y colocamos los tacones para echar perfume y salir escoltadas del internado.
Muchas nos miraban de reojo, pero teníamos el permiso gracias a nuestros padres.
Con delicadeza bajamos las escaleras de la entrada y nos montamos en la Hummer Limusina que habían mandado para nosotras.
Como era de esperarse, por dentro estaba llena de heladas botellas de champagne, con cantidades de pasapalos.
Hicieron una seña y una Hummer igual a la de nosotras, paso a rápida velocidad dejándonos atrás.
El chofer arrancó y colocó algo de música. Mire a las chicas y Alexa estaba muy ocupada con el sushi y Mane abriendo la primera botella.
— ¿Podríamos dejar por hoy el maldito mal humor? ¿Cuándo nosotras hemos estado así por unos tipos? ¡A la mierda todo! ¡Hoy vamos a emborracharnos y a volver a ser la portada de las revistas de escándalos! —, ellas ríen y apoyan mi idea de inmediato.
Mane sirve tres copas y empezamos a bailar y beber en la limusina, nosotras tres podíamos armar una fiesta nosotras solas en solo cinco minutos a pesar de solo estar nosotras en ella.
Copa tras copa, risas, anécdotas hasta que poco a poco la velocidad fue bajando hasta que estacionamos.
— Creo que ya llegamos —, dice Mane mientras Alexa y yo explotamos en risas.
— ¡El regreso de las reinas! —, las tres gritamos hasta que paramos de golpe cuando abrieron la puerta dejando ver centenares de paparazzis. Nos bajamos cada una con una copa en la manos y posamos a las cámaras lo mejor que podíamos.
Cuando íbamos a empezar a caminar nuestras tres madres aparecieron frente a nosotras.
— Hola mami —, digo y cuando voy a abrazarla quita la copa de mi mano.
— ¿En serio, Ania? ¿No has terminado de pasar y ya tienes una copa en la mano? —, ruedo los ojos.
— Agradece que estoy aquí después de que tienes un año sin visitarme a esa maldita cárcel —, sigo derecho mientras mis amigas se despiden de sus madres.
Caminamos por la alfombra blanca directo a la iglesia, había más gente de la que pensaba.
— ¡Hola! —, dice una chica regordeta y muy baja de estatura, a pesar de que nosotras lo éramos, ella ya era parte del suelo. — Yo soy Haneul y soy la coordinadora de la boda, tú debes ser la hermana de Aina, ¿Cierto?
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WRONG © | SUGA - BTS.
FanfictionPorque es típico que los hijos de millonarios sean mimados, malcriados y crean tener el mundo a sus pies. Los castigan mandándolos a internados y centros de ayuda cuando se les pasa algo por alto: Son hijos de jefes. Saben liderar y salirse con la...