WRONG © | SUGA - BTS.

▪ 27 ▪

Esto no podía estar pasando, ¿es que ahora mi papá estaba del lado de Suga?.

Él me mira y yo solo puedo repetir las palabras de mi padre escritas en ese mensaje en mi cabeza.

— ¿Todo bien? —, asiento pero luego empiezo a negar.

— No, nada esta bien.

— ¿Quieres...  

— ¿Cómo es que mi padre nos deja solos en un cuarto de un restaurante? —, relame sus labios y se que está reprimiendo las ganas de reírse — ¿Lo sabías?

Empezó a reírse y no sabía si era enojo, impresión o las dos cosas al mismo tiempo.

Me levanté para abrir la puerta y él vino trás de mí y me detuvo tomándome de la cintura.

Al ver que no me inmute por su toque, con delicadeza rodeó sus brazos en mi cintura y quedé helada con su toque, ese que tanto había necesitado estos meses.

Pego su cuerpo a mí y no tardé mucho para que mi piel se pusiera de gallina.

Pego su frente  a la parte trasera de mi cabeza y el sentir su respiración tan cerca, me alteraba de todas las maneras posibles.

— No sabía que haría, pero sabía que haría algo —,  dice en un susurro.

— ¿Cómo?.

— En todo este año no podía dejar de hablar de ti, de recordarte, de decirle a tu padre lo maravillosa que eres, de la hermosa chica que hay bajo ese desastre y vida libertina —, quería creerle, pero pasó tanto tiempo sin aparecer que tengo miedo de creerle y volver a caer en su juego para luego, volver a desaparecer.

— ¿Cómo creerte? —, digo y él aprieta su agarre en mi cintura.

Su nariz con cuidado quita el cabello de mi nuca y deja un pequeño beso en esta haciendo que un escalofrío recorriera mi espalda.

Sus besos se profundizaron y cerré mis ojos para dejarme llevar por el roce de sus labios en mi piel.

— No he podido dejar de pensar en ti en todo este maldito tiempo —, dice para luego morder esa zona sensible, haciéndome soltar un pequeño gemido — Vámonos de aquí, hablemos de esto en otro sitio.

Maldito poder de convencimiento que tiene sobre mí cuando asiento llevándole la contraria a mi mente que me gritaba que no lo hiciera, que tenía novio, que debía ser leal a él.

Me sentía la peor persona del mundo, pero por esta vez pensaría en mí, en lo que yo quiero, y yo, quería una explicación.

Suga tomó mi mano y abrió la puerta del pequeño cuarto.

Me ayudó a colocar mis zapatos y luego se colocó los de él.

Salimos del lugar y llegamos a su perfecto Ferrari, el mismo donde empezamos todo.

Él se da cuenta de mi mirada y se acerca a mí:

— Tampoco he podido olvidar ese día.

— No sé de que hablas —, dije para escucharlo de él mismo.

Toma mis manos y las entrelaza con las de él, se acerca al punto de casi rozar nuestras narices y los nervios se empiezan a apoderar de mí: 

— El día que aceptaste ser mía mientras te hacía el amor en la parte trasera de mi auto, ¿ahora si sabes de qué hablo? —, sentí un escalofrío bajar por mi nuca y él se dió cuenta de mi estado cuando sonrió.

— Vamos —, dice mientras me hala para entrar al dichoso auto.

Hoy las calles se ven más llenas de vida, las luces se ven más brillantes y el aire no es frío, es realmente cálido.