XV. Marcha De Guerra

93 11 0
                                    

El abrazo de Atrium me volvió vulnerable, al estar en sus brazos olvide todo lo que me había pasado, no quería que me soltara, pero estaba en medio de la calle principal con un elfo fugitivo y un dragón, algo típico de todos los días, claro. No tenía miedo, a mi lado estaba mi dragón que con pronunciar su nombre tendría el poder de reducir a cenizas todo a su paso, pero no podía empezar una guerra que advertiría a los demás reinos de mi existencia. A pesar de que no quería separe a Atrium de mi cuerpo y lo mire fijamente.

-¿Que haces aquí?- Dije con un tono serio, no estaba molesta pero su presencia comprometía la misión.

-Escuche tu llamado, daría mi vida antes de verte morir- Al escuchar eso de Atrium mis mejillas ardieron, él se veía muy decidido a protegerme.

-Deus no te dijo que invoque el traje para rescatar a Ed.- Le dije mientras señale a Ed que seguía inconsciente en mi espalda.

-Tenías que estar consiente que no iba a ser caso al pesado de nuestro hermano y mucho menos si escucho tu llamado- Mis mejillas ardieron más haciendo que bajara mi cabeza para ocultar mi cara colorada.

-Necesito que te lleves a Ed está muy mal herido, llevalo a Magnarbor yo me tengo que quedar.- Atrium me miro muy serio al parecer no le gustaba la idea de que yo siguiera en el reino.

-Ni pensarlo. Tu vienes con nosotros- Atrium me agarra firmemente el brazo como si me estuviera atando a él.

-lo siento, no puedo- A pesar de que me gustaría irme con él eso solo podía pasar en mis sueños tenía una misión que cumplir y misterios por resolver, no tenía tiempo de jugar con mi hermano por el bosque. Solté mi brazo del agarre de Atrium y bajé a Ed de mi espalda pasándoselo a Atrium el cual lo recibió, pero me seguía mirando muy fríamente eso me dolía, pero no tenía más opción.

-La próxima vez no podrás escapar de mí, tenlo por seguro.- Atrium tenia a Ed en su espalda, dio media vuelta y empezó a correr en dirección al bosque, pude ver como pasaba las puertas de Leorium haciendo que un dolor punzante apareciera en mi pecho.

No podía quedarme ahí viendo como escapaban esperando a que alguien me viera tenía que regresar al castillo y encerrarme en mi habitación sin ser vista por ningún alma. Partí velozmente en dirección al castillo mientras me dirigía al castillo, mi mente empezó a maquinar y me di cuenta de que Atrium no sabía dónde estaba Leorium entonces ¿cómo me encontró? Solo había dos opciones Deus le dijo o pudo sentir donde me encontraba.

Llegue a la parte de atrás del castillo, Deus me aviso que estaba despejado así que entre por la puerta que llevaba a las celdas de esclavos, pase todo el pasillo a gran velocidad y subí las escaleras para llegar a el primer piso, pero antes de subir por completo Deus me avisa que hay varias personas por la puerta principal del catillo y para llegar a mi habitación tenía que cruzar por ahí.

-¿Tienes algún plan?- Le pregunto a Deus ya que no encontraba una solución lógica, a menos que me quedara ahí hasta que todo se despejara, pero corría el riesgo de que alguien me viera.

-Si te soy sincero no se ningún truco para hacerte invisible o algo por el estilo, pero se me ocurre que si usas "Leinium" con el traje de jinete creo que podrías alcanzar una velocidad sobre humana haciéndote invisible para el ojo humano- Trato de comprender lo que me dice Deus y se nota que no estaba seguro del todo, pero era eso o nada.

-Leinium- Sentía una diferencia en mi podía notar que me movía lentamente asumí que era a causa del hechizo. Tomo una gran bocanada de aire y salgo disparada, no podía dudar de ninguno de mis movimiento, solo podía corre. Mientras paso por el pasillo donde están los guardias noto que no se mueven están como congelados en el tiempo ni siquiera me estaban mirando era como estar en mi propio mundo entro al pasillo de las habitaciones y me detengo en seco antes de chocar con la puerta de mi habitación.

El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora