XXIV. Saco De Papas

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Mi ser dolía; podía sentir una especie de hormigueo que recorría todo mi cuerpo, mis párpados me resultaban tan pesado que no podía abrir mis ojos a pesar de ya estar despierta, podía sentir las sabanas de mi cama lo que me daba tranquilidad, no recordaba porque había quedado en tal estado con mi cuerpo adolorido, solo recordaba la batalla hasta el punto donde había creado un agujero en el cielo lo demás estaba nublado en mi memoria, pero algo estaba claro si estaba en aquellas condiciones era porque había perdido la batalla ante Allen lo cual me llenaba de furia.

Como si fuese un gran esfuerzo logre abrir mis ojos los cuales fueron atacados inmediatamente por los rayos del sol que se proyectaban desde la ventana, me adapte a la luz y examine mi cuerpo el cual se encontraba en trapos menores y vendajes en mi torso y ambas piernas, colocados torpemente. Sin pensarlo mucho esboce una sonrisa; solo una persona podría hacer semejante desastre... Atrium.

Mire a mi alrededor y estaba sola en el cuarto así que decidí levantarme, con dificulta trate salir de la cama, pero al apoyar mis pies contra el suelo y cederles todo el peso de mi cuerpo sentí un gran dolor que me hizo soltar un gemido reprimiendo un grito. No entendía ¿por qué tenía mis heridas todavía? Cuanto el guardia apuñalo mi hombro en Leorium esta se curó en poco tiempo, sin dejar siquiera algún tipo de cicatriz y cuando Atrium fue atacado por Allen este se curó en cuestión de horas, pensé que era una habilidad por ser jinete el curarse rápido, pero al parecer solo fue mi ¿imaginación?

Por el dolor que sentía preferí quedarme sentada en la orilla de la cama, me fije que la puerta estaba abierta así que llame a mi hermano, en instantes se escucharon sus pesados pies subiendo las escaleras, lo divise por el pasillo y tenía una cara de asombro en su rostro; al parecer no contaba con que estuviese despierta.

-Adelina- soltó con una sonrisa en su rostro y se dirigió a mí con los brazos abiertos para darme un fuerte abrazo el cual yo acepte, pero me queje por la herida que yacía en mi torso -lo siento, ¿cómo estás?

-La verdad es que no me encuentro nada bien, me duele todo el cuerpo sobre todo en las heridas- respondí con una mueca en mi cara - ¿por qué mis heridas no se han curado como las tuyas?

-Tú no eres un dragón- soltó de golpe -tus heridas sanaran igual que las de un humano cualquiera solo ten paciencia- me explico, pero la verdad solo me confundió, en aquella ocasión mi hombro había sanado rápidamente y sin ningún problema ¿cuál era la diferencia esta vez?

- ¿Qué paso en la pelea? - pregunte con la esperanza de rellenar los espacios vacíos del día anterior.

Atrium comenzó a narrar todo desde el principio con lujo de detalle -Ibas perdiendo y usaste un tipo de magia que no supe identificar, pero creo un agujero en el cielo que trataba de absorber todo a su alrededor- eso lo recordaba a la perfección -al parecer ese tipo de magia fue demasiado para ti así que Allen creo una onda eléctrica que te golpe y solo te desplomaste, el agujero se fue y yo te traje a casa- termino con una cara de victoria.

-Gracias- solté por lo bajo, con un poco de vergüenza.

-No hay de que- exclamo acariciando mi cabeza como si fuera un cachorro -pero no vuelvas a poner tu vida en riesgo; pensé que te perdería- paro de masajear mi cabeza y uso un tono serio y frío.

-Estúpido... No voy a morir, no me iré a ninguna parte. ¿Crees que yo podría morir y dejarte solo? - declare dedicándole una sonrisa el cual respondió.

-Allen, te dejo un mensaje- me informo y yo asentí de forma positiva para que continuara -justo cuando perdiste la conciencia me pidió que te dijera; si vas a luchar contra un monstruo. Ten cuidado en no convertirte en uno de ellos o algo así.

El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora