XXIX.II Familia De Mentira

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Me encontraba recorriendo las calles de Ibishchin bajo la luz de la luna sin rumbo aparente, no tenía nada que hacer además de irme a dormir, pero no quería, me negaba a irme a dormir si en cambio podía observar tan bello firmamento de estrellas.

Mientras caminaba mire a mi derecha donde se encontraba una calle. La calle donde vivían parte de la nobleza, pero entre tanto dinero y poder se encontraba una familia humilde sin rango ni prestigio. Por alguna razón no me di cuenta cuando ya había cruzado y mis pies se dirigían hacia su casa, eran altas horas de la noche, pero no me importo y golpee la puerta repetidamente hasta que desde el interior escuche como alguien se aproxima a esta.

- ¿Qué demonios haces aquí? - me dio la bienvenida con todo el veneno en cada una de sus palabras. Iba a responder, ya había abierto mi boca para rechistar, pero antes de que alguna palabra se pudiera gesticular apareció ella.

-Hola Allen- saludo amablemente, pero no pude responder, estaba embelesado observándola, se veía que estaba recién bañada por su cabello mojado que todavía goteaba, pero cargaba un hermoso vestido que se le ceñía al cuerpo haciéndole una hermosa figura, todo en ella era hermoso a excepción de su cara de cansancio o molestia al verme.

-Debería de aprender de tu hermana- fue lo único que logre decir para no parecer un tonto delante de los hermanos.

- ¿Qué quieres? - pregunto Adelina con un gesto de fastidio.

La verdad no sabía que había hecho al ir a tocar la puerta de la jinete y su dragón, pero no podía decir que había ido a hacer una visita nocturna o que solo me dio la gana de verlos, eso era muy infantil y tenía que mantener mi imagen delante de ellos; para que me tomaran enserio. Ante la interrogante busque en mis bolsillos tratando de encontrar alguna respuesta, hasta que de pronto toque el filo de las dagas de la jinete, las cuales siempre llevaba conmigo.

-Te vine a traer estas- anuncié sacudiendo las armas en el aire.

La cara de emoción de la chica era todo un espectáculo, ella se abalanzo para tomar las dagas que yacían entre mis manos, pero antes de que las lograras alcanzar las aleje de su alcance y le dedique una sonrisa de suficiencia a lo que ella me regalo una mueca.

- ¿No me las ibas a entregar? - escupió con disgusto en su tono.

-Antes de entregártelas te tengo que enseñar a despertarlas- tanto la cara de la jinete como la de su dragón eran un poema; estaban sumamente confundido por lo que había dicho.

- ¿Despertarlas? - preguntaron al unísono.

- ¿Sabes que son las armas del Caos? - pregunte sabiendo claramente cuál era la repuesta.

-No- revelo, lo ya sabido por mi parte. Haciendo que mis comisuras se elevaran levemente.

- ¿Puedo pasar? - pregunte con un tono de molestia debido a que el frió de la noche ya se estaba haciendo presente.

Tanto Adelina como Atrium me abrieron paso a su casa, en el interior pude ver como dentro de esta se encontraba Ruby y Mateo acostado en una litera, los cuales fingían estar dormidos, me posicione en el medio de la sala y gire sobre mis talones para mirar de frente a la jinete.

- ¿Las armas del Caos? - rasque levemente mi mentón tratando de recordar la historia -el origen de las armas del Caos todavía en un misterio. Pero se dice que en la batalla entre Omnes y Nihil, Omnes no desterró a Nihil de este plano, sino más bien lo quebró haciendo que se dividiera en pedazos los cuales fueron distribuidos por todo el mundo, esos pedazos tomaron la forma de armas y es lo que conocemos como armas del Caos. Se dice que si todos los pedazos se reunieran en un mismo lugar Nihil regresaría para acabar lo que inicio hace varios siglos... Acabar con la humanidad- los hermanos estaban estupefacientes ante mi historia por lo cual tuve que reprimir unas risas –aunque es una vieja historia. estas armas te otorgan misteriosos beneficios dependiendo del número de víctimas que aniquiles con ellas, pero para eso tienes que despertarla y hacerlas tuyas- explique mientras miraba las dagas.

- ¿Despertarla? ¿Hacerlas mías? - susurro Adelina por lo bajo, pero lo logre escuchar claramente.

-Lo que ves aquí es la forma sin despertar de un arma del Caos- aclare mientras extendía mis manos enseñando las dagas -para despertarlas tienes que darles de probar tu sangre.

-Su sangre- rechisto Atrium.

-Si... Esa es la única forma para que las armas te reconozcan como su única dueña- confirme encarnado una ceja.

Le entregue las armas a la jinete y esta las acepto sin más, su mirada se perdió entre el misterio que escondía aquel filo de color rosado.

-Con que derrames unas gotas de sangre en la gema que se encuentra en el mango de cada una; será suficiente para despertarlas- le Indique el procedimiento mientras su hermano me dedicaba una mirada asesina la cual ignore mientras ella seguía perdida en el filo de las dagas.

La jinete tomo una gran bocanada de aire y miro a los ojos a su hermano, los dos asintieron como si se pudieran comunicar entre ellos para luego mirarme fijamente con un semblante serio y decidido, se acercó acortando la distancia entre nosotros, solo nos separaba unos cuantos pasos, lo que me permitió ver sus enormes ojos azules tan delicados con una capa de hielo en el invierno, pero igual de fríos.

Adelina empuño una daga en su mano derecha y con un pulso tembloroso acerco la hoja de la daga hacia la palma de su mano izquierda, se veía temerosa ante la realización de aquella acción, luego de vacilar unos segundos se decidió y realizo un corte leve en su palma produciendo que su entrecejo se arrugara por el dolor, el corte era leve pero era lo suficiente para que de él emergieran hilos de sangre, rápidamente dejó caer varias gotas en la gema de cada daga y me miro expectante con duda en su rostro.

- ¿Y ahora? - exigió respuesta, debido a que no ocurría nada.

-No sé, deberían de destilar un brillo en respuesta de tu sangre- estaba quedando como un tonto delante de los hermanos.

Maldición.

Ya resignado a que algo había fallado en el proceso del despertar de las armas, logre ver como las gemas de la dagas comenzaron a destilar un leve brillo haciendo que todos los presentes dirigiéramos nuestras miradas a estas, hasta Ruby y Mateo que supuestamente estaban dormido asomaron sus rostros para observar el espectáculo de luces que cada vez iba incrementando, haciendo que el brillo fuera casi insoportable de seguir viendo, llegando a un punto donde el brillo fue tal que logro arropar a la jinete en un manto de luz en el cual estuvo prisionera por unos segundos para luego cesar y dejar ver a una Adelina con cara de asombro y la cual empuñaba dos armas nuevas.

-Ya estas listas.




En el próximo capítulo tenemos nuevas armas wiiiiiii

¿Cómo serán las nuevas armas de nuestra querida jinete?

Gracias por leer.

-Ӂ-

El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora