XIX. Ultimo Adiós

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Me levante de la cama y me dirigí a tomar una buena ducha fría, no había aprendido a despertarme temprano pero por otro lado Atrium siempre estaba listo, parecía que no durmiera, era asombroso lo temprano que se levantaba. Termine de ducharme y me dirigí a mi cuarto, había comprado varias prendas el día anterior, el dinero era algo que me sobraba en ese momento y no me iba a cohibir de nada. Tome una franela corta azul con un lindo estampado que dejaba a la vista mi ombligo, con una falda blanca larga, le había cogido el gusto a usar falda me hacían sentir femenina y linda, todo lo opuesto a lo que era realmente.

Baje y me cruce con Atrium, estaba sentado en el mismo sofá que el día anterior, pero al parecer ya había comido. Se encontraba un plato vacío en la mesilla, nos saludamos como siempre y entre en la cocina, Indagué la nevera hasta que saque dos papas las cuales prepare y las hice puré, lo serví en una taza y me fui a la sala junto a Atrium.

-¿Que vamos a hacer hoy? Nos queda un día libre- Me agarro desprevenida con un pedazo de puré en mi boca.

-¿Qué tal si visitamos a Magnarbor?- Sabia que Atrium se reiría de mí, sería una locura salir del reino un día antes de la reunión con el gobernador.

-De acuerdo termínate ese puré y salimos, tenemos que llegar temprano- al escuchar que el accedió me impresiono por un momento, tanto que ya me estaba ahogando con un pedazo de puré.

Terminé rápidamente con mi puré y salí corriendo para tomar mis cosas y partir a Magnarbor, también recordé llevar los recuerdos que había comprado para Silvia y Amanda. Salí con Atrium y llegamos a la calle principal, como siempre estaba repleta de personas los cuales no nos abrieron paso a diferencia de ayer, así que nos tuvimos que abrir paso entre la multitud por nuestra propia mano hasta que llegamos a las puertas del reino, si cruzábamos esas puertas saldríamos de Ibishchin poniendo en peligro la tregua que estaba en curso, pero no nos importó, la cruzamos y nos adentramos en la profundidad del bosque.

-Estoy listo- Dijo haciendo unos estiramientos como si fuera a entrenar.

-¿Listo para qué?- Dije con un tono de confusión, no entendía a qué se refería Atrium.

-Para transformarme, no vamos a ir corriendo ¿o sí?- Uso su típico tono burlón que me hizo quedar como una tonta haciendo que mis mejillas se enrojecieran levemente por la vergüenza.

-¡ATRIUM!- Grite fuertemente haciendo que unos pájaros salieran volando y causando que Atrium comenzara a destilar aquel brillo oscuro que tenía tiempo sin ver, ya se me había olvidado como era, doy dos pasos hacia atrás al ver salir a Atrium en su forma de dragón de la masa de destellos. No sabía si me podía entender o si me recordaba en esta forma, nunca me di el tiempo para entrenar con su forma dragón ya que siempre lo mantenía en su forma humana.

Agacho su cabeza hasta llegar al nivel del suelo, con timidez y precaución acaricie su cabeza que estaba recubierta de escamas, de pronto hace un resoplido como si estuviese señalando su espalda, no sabía que me trataba de decir, pero asumí que quería que me colocase encima de su espalda, esas cosas me las pudo haber dicho antes en su forma humana. Ya posicionada en su espalda veo como empieza a agitar sus enormes alas arrasando con ellas varios árboles a su paso menos mal que estábamos lejos de Ibishchin o hubiéramos llamado mucho la atención.

Estaba cabalgando los cielos con ayuda de Atrium, esta no era la primera vez que volaba encima de una criatura descomunal pero siempre me asombraba estar a tal altura y poder contemplar aquellas vistas que desde tierra no se podrían admirar. No estaba controlando a Atrium él solo cabalgaba por los cielos y al parecer sabia la dirección hacia Magnarbor. A la lejanía comencé a ver aquel descomunal árbol que sobresalía de entre todos los demás, eso me indicaba que estábamos cerca.

El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora