XVIII. Falsa Realeza

102 13 1
                                    

Los rayos del sol se colaron por las cortinas de la ventana que estaba a un lado de la cama chocando directamente en mis ojos indicándome que ya era hora de despertar. No tenía ánimos de levantarme podía quedarme dormida por tres días fácilmente, pero no podía ocultarme debajo de las sabanas así que me incorpore y limpie mis ojos. Al abrirlos la luz choco directo en ellos haciendo difícil ver.

Maldita luz.

Me levanté de la cama y salí del cuarto hacia el pasillo para dirigirme al baño. Por suerte estaba desocupado no había señales de Atrium, mientras dejaba correr el aguar tibia por mi espalda me puse a recordar lo que me había dicho Atrium, el cómo Ed había perdido la vida mientras lo llevaban a Magnarbor. A pesar de haber hecho todo lo posible por salvarlo y alejarlo de las garras de Leorium todo fue en vano, no había logrado absolutamente nada, me sentía inútil y derrotada, la vida me estaba destrozando poco a poco como si desmenuzaras a migajas un pan. Mientras recordaba todas las lágrimas de frustración se mezclaban con el agua que corría de la regadera.

Detuve el agua y me cubrí con una toalla mi mirada choca con el espejo que estaba encima del lavamanos. A pesar de haber pasado por todo lo que había vivido estaba intacta, se podría decir que estaba mejor que antes. Note como mi pelo creció ya podía tapar mi busto sin ninguna dificultad y mi piel brillaba, ni siquiera tenía la cicatriz que me debió haber dejado la espada que me estoco en el hombro el guardia el día de la prueba.

Yo debí de haber muerto y no Ed- Pensé para mis adentros.

Abrí la puerta del baño y con discreción mire el desolado pasillo, con velocidad entre a mi cuarto cerrando con seguro detrás de mí, me seque la humedad del pelo y deje caer la toalla al suelo quedando completamente desnuda, por suerte tenía mi cuarto sola y me podía dar ese lujo. Mientras revisaba mi mochila en busca de ropa caí en cuenta de que no traía más ropa, solo el uniforme de Leorium y las prendas que me había colocado el día anterior. Estaba meditando que hacer por mi vida hasta que de reojo mi mirada periférica colisiono con un armario blanco el cual no había revisado.

Me dirigí hacia el armario con la esperanza de que ahí se encontrara repleto de ropa al igual que como el refrigerado que estaba repleta de comida. Al abrirlo la inquietud entro en mi al ver que se encontraba completamente desolado solo se encontraban tres percheros vacíos esperando ropa para colgar. Se me cruzo por la mente ir desnuda a desayunar al cabo solo se encontraba Atrium en la casa, pero de solo pensarlo me daba una vergüenza inmensurable. Como si alguien aclarara mi mente recordé la caja que nos habían entregado Sofia y Andres. Me dirijo a recoger la caja azul que había dejado botada en la esquina de mi cuarto sin siquiera revisarla.

Abrí la dichosa caja y me topé con unas prendas extremadamente ostentosas y extravagantes dignas de un ricachón. A pesar de que no me agradaban ese tipo de ropas no tenía opción a lo cual proseguí a vestirme con las prendas de color negro y azules, hasta tenía detalles de metal lo cual dificultaba vestirme. Luego de batallar con la ropa me dirigí al espejo de cuerpo completo que se encontraba en una de las esquinas del cuarto. Para mi sorpresa el traje no me quedaba nada mal hasta me podría acostumbrar a usar ese tipo de ropa, aunque fuera un fastidio el colocársela.

Mi pelo seguía un poco húmedo, pero ya estaba vestida por lo cual decidí bajar a desayunas. El hambre ya me estaba llamando por lo cual abrí la puerta y atravesé el desolado pasillo, al estar bajando las escaleras me encontré con un Atrium en la sala comiendo en un plato el cual tenía un inmenso pedazo de carne cruda de lo más cómodo. Ahí note que tenía puesto un traje que iba perfectamente a juego con el mío, con esa combinación de azul rey y negro con detalles de metal. Se veía muy imponente y elegante.

 Se veía muy imponente y elegante

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora