XXVI. Refugio Escarabajo

68 8 0
                                    

Abandonamos la casa donde reposaba la niña acompañada su criatura tranquilamente; para dirigirnos al coliseo donde nos esperaba Allen. Con cada paso que dábamos en dirección al coliseo mi corazón se agitaba al punto de llegar a escuchar mis latidos y mi cabeza me bombardeaba con pensares respecto a lo que nos depararía con Allen.

- ¿Estas nerviosa? - pregunto Deus con un tono sereno.

-No hace falta que te responda, sabes que los nervios me consumen- respondí de forma irónica; para que mi mente vagara por otros campos y dejara de pensar en el centinela.

-Recuerda. Somos seres que estamos destinados a evolucionar con cada victoria y derrota- uso un tono de viejo sabio que lo hacía parecer de tres mil años -si planeas tenerle miedo a lo desconocido nunca evolucionaras, solo serás un alma que pasa a través del tiempo en una burbuja de comodidad sin mejorar ni evolucionar.

-Gracias por el sermón- hice notar el sarcasmo.

Hablar con Deus había cumplido su cometido; mi mente se había calmado y mi corazón se relajó, estaba totalmente serena. Nos detuvimos en seco al llegar al coliseo, era de noche y la luz del sol nos había abandonado dejándonos a merced de las estrellas.

Nos dirigimos al interior del coliseo y al llegar a la arena se podían ver dos siluetas que no se podían distinguir debido a la escasa luz que nos proporcionaba la luna.

Mientras nos acercábamos al centro de la arena, de golpe las antorchas que rodeaban la misma se encendieron emergiendo de ellas unas llamas que nos alertó tanto a Atrium como a mí. Enfrente de nosotros se encontraba Allen con su cara de suficiencia acompañado de la mismísima Paula, la reina de Ibishchin la cual se veía mucho más pequeña al lado de él.

-Ya era hora- escupió como si fuera veneno con una cara de cansancio.

-No seas tan rudo con ellos- nos defendió la reina dedicándonos una delicada sonrisa.

-Lo sentimos tuvimos un conflicto antes de llegar- aclare con la cabeza en alto y un tono claro.

-Bueno vasta de charlas- dijo mientras extendía su brazo ofreciéndole la palabra a Paula.

-Los hemos citado aquí debido a que necesitamos que aniquilen un grupo de Beetles, el cual han atacado a algunos ciudadanos de Ibishchin logrando matar a dos adultos, tristemente, además de que capturaron una manada de Equos que pertenece al reino- bajo la mirada en tristeza -Allen los acompañara, tomen esto como un entrenamiento especial. Traigan a salvo los Equos y venguen las vidas que se llevaron.

La misión de Paula me hacía sentir como la mercenaria del reino; una simple asesina. El objetivo era matar y recuperar no tenía mayor problema en eso, pero por que llegar al extremo de matar a unos ¿Beetles? ¿Qué demonios son los Beetles? ahí caí en cuenta que tampoco sabía que era un Equo? Me avergonzaba mi ignorancia así que preferí callar al fin y al cabo Allen nos iba a guiar.

-Aceptamos- respondí con firmeza al ver que Atrium no había pronunciado la primera palabra.

-No me esperaba menos de ustedes- exclamo dulcemente para luego desvanecerse entre las sombras y desaparecer como si nada.

-Aclaremos unos puntos- el tono de superioridad del centinela tentaba con sacarme de quicio, pero guarde la calma -esta misión es muy simple entrar y salir sin mayor complicación, les dejo claro que están bajo mi supervisión, si digo que salten, saltan sin rechistar- lleva sus brazos a su espalda y de ella revela mis extraviadas espinas -y estas las guardare hasta que completes la misión, tenemos unas cosas que hablar sobre estas dagas- dijo mientras las agitaba en el aire.

El Guardián de los Reinos: El Origen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora