LA PUERTA

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Narra Alonso:

Sabes Alonso ahora no quiero hablar sobre eso-tomó mi mano y dio un leve apretón -

-¿Quieres ir algún lugar? desde que te traje aquí no has salido excepto las veces en que te lleve a la empresa, cuando fue nuestra boda, cuando te presente a mi familia y cuando te escapaste- rasque mi nuca ya que de lo último aún me sentía apenado-

-Si yo no, no me llama mucho la atención ir allá afuera

-¿Por qué?

-Demasiadas preguntas por hoy-Me tomó del cuello y me miró con ternura- Alon, ¿Puedo preguntarte algo?

-Depende

-¿De qué?

-De la pregunta- Jos sonrío nervioso-

-Bueno ahora que lo mencionas ¿Recuerdas cuando me llevaste a conocer a tu familia?-

-Sí-asentí-

-Pues mientras hablaban escuché que no tenían ni idea de dónde te habías metido no sabía nada de ti en mucho tiempo ¿Porqué?

-Demasiadas preguntas por hoy -enarco ambas cejas-¿Molestó?

-No-sonrío y se acercó a mi- Bésame - Habló contra mis labios ya que estábamos demasiado cercasí. Lo besé bajo su mano hasta mi torso y buscó los botones para sacarme el abrigo-

-¿Qué pasa con el jardinero?- reí ante aquella situación-

-Cállate ya- gruñó y me guío de espalda hacía una pequeña puerta de servicio-

-No sabía que estaba esto aquí-reí por lo inesperado-

¿De qué hablas? es tu casa- Soltó una risilla-

-No pasó mucho tiempo en casa- dije y me puso contra la pared- Jos en realidad estoy un poco cansado- sonrei-

-Pues acuéstate que te voy a dar un masaje-Dijo ya adentro del cuarto y cerró la puerta.
Me recostó encima de un mueble color azul de metal- abre las piernas Alonso-dijo encima de mí y yo comencé a reír y sonreír bobamente, estaba oscuro ya que eran más de las 8:00pm y en ese pequeño almacén no había nada más que una pequeña ventana me estaba muriendo de risa y es que Jos era demasiado tierno en estas situaciones y sus besos me daban cosquillas. Se deshizo de mi corbata y arrancó el saco-

-Te amo Alonso -dijo y sus ojos brillaron eso hizo que sintiera tranquilidad-

-Yo también-acarició mi cabello con sus suaves manos-

-Te amo-repitió-

-Ya bésame -lo jalé hacia mí y lo besé por un largo rato y él prosiguió con su camino de besos

La cosa se puso caliente y romántica acaricie la espalda de Jos lo acerqué un poco más a mi mi erección, comenzaba a doler y las manos y boca de Jos a torturarme. Pronto cambiamos de posiciones quedando Jos debajo, lo besé aún más y le susurre al oído cuánto lo amaba fui delicado, Jos soltaba suspiros lo cual a mí me encantaba, me corrí dentro de él.

Estábamos exhaustos y por supuesto que no dormiríamos aquí

-Alonso

¿Qué pasa?-suspire seguía con el placer entre mis venas-

-No puedo abrir- dijo tratando de abrir aquella puerta. Me levanté y me dirigí hacia la puerta. Estaba rota-

-No abre

CONTINUARÁ...
ALIVILLALPANDO

SIN ESCAPEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora