Ésta vez, la vida fue injusta. La mayoría de las adolescentes soñamos con velas, caminos de pétalos de rosas, sábanas de seda; cosas que no sabemos por qué es un requisito. A la luz de la luna, en alguna noche estrellada de sábado con música de los 80's; o es en mi caso nada más.
Lo ves como un ser de luz a aquél hombre que va a nutrir la inocencia de sabiduría y te llenará de felicidad en cuanto pose sus manos en la cintura, al compás de Careless Whisperer, pensando en cuándo, cómo, dónde, si está bien, si es demasiado pronto, si me amará toda la vida, si nos pasearemos por algún lago en aquellas tardes de otoño, si nadaremos en el nilo, si bailaremos en fogatas caribeñas.
Es hermoso soñar.
La mayoría de esas situaciones no se dan. Sólo son deseos, de puestas en escena de las películas de amor, que nos aumentan tanto las expectativas de lo que es la primera vez. Y es que todas esas primeras cosas que te tocan vivir cuando sos joven, las llevas a un limbo de ilusión. Te explota el pecho de corazoncitos rojos.
Pero nada más lejos de la realidad.
Lamento pinchar ese globo aerostático que pasea por los sueños de aquellas adolescentes. El sexo es algo tan sobrevalorado. Algo tan vacío, que dejó de ser especial, o algo sagrado, como lo sentía la primera vez.
¿Estaba enamorada? No. ¿Estaba caliente nada más? Tampoco. ¿Lo amaba? Lo dudo mucho y no es porque pasó mucha agua bajo el puente, que se lavó completamente.
Me había encantado la magia, que cuando observas a alguien y te arroja un hechizo sin poder defenderte, entonces entendés que no querés otra cosa.
El contacto. El aroma. El beso que te invita a un abismo cálido sin remedio.
Mi primera vez fue una mierda. Escribo esto porque necesito exteriorizar lo que fue.
No porque sé cómo terminó, sino la enorme expectactiva invertida en algo que se suponía iba a ser el día más importante de mi vida. Un antes y un después...
Nadie me obligó. Tampoco fue insensible ni mucho menos durante... el hecho. Pero sí me cosificó. Me hizo sentir una más del montón.
—Es increíble la sensación... —me dijo. Lo miré sonriendo.
—¿De verdad te gustó? —dije casi en un susurro nervioso.
—Por supuesto, pero va más allá, ya sos la tercer chica que desvirgo.
No puedo expresar la furia que recorrió mi cuerpo. Tampoco explicar cómo fue que me quedé llorando durante 10 minutos mientras me duchaba y sentí el dolor en todo mi cuerpo, además de la decepción de mi misma.
¿Qué había pensado? Algo que se suponía debía ser único se convirtió en el peor día de mi vida.
—¿Estás bien, necesitas ayuda? —dijo al entrar al baño después de ver que no volvía.
—No, no estoy bien y quiero que te vayas. —escupí con tristeza.
Él se fue por esa puerta pero se fue con mucho más que un simple desprecio. Se llevó mi ilusión y todo lo demás.
ESTÁS LEYENDO
Noche sin café. [Editando]
Random¿Alguna vez sintieron tanto dolor que llegado el momento, necesitan sacarlo a la luz? Bueno, este es el momento, que a través de cartas, liberé los recuerdos mas duros de mi vida. Un paisaje triste pero que al final, se torna cálido cuando vuelves...